Sábado, 02 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Los nuevos pobres en las islas de los ricos: trabajan pero acuden a Cáritas para llegar a fin de mes

ReL

El sacerdote Miguel Ángel Riera, delegado de Cáritas en Ibiza y Formentera
El sacerdote Miguel Ángel Riera, delegado de Cáritas en Ibiza y Formentera

En el año 2000, las Islas Baleares eran la región más rica de España, con un PIB veinte puntos superior a la media española. Hoy son la séptima, con solo 1,2 puntos por encima de la media. Sigue habiendo mucha riqueza, porque los ricos acuden a las islas, pero no hay nueva productividad.

En Cáritas de las Islas Pitiusas (Ibiza y Formentera) hacen el seguimiento de unas 1.500 personas que lo pasan mal, en un entorno que invita al ocio, el lujo y el derroche.

Hay un nuevo tipo de pobres que antes no existía en estas islas: los que tienen trabajo y sueldo, pero no pueden llegar a final de mes. Con ayuda de Cáritas renegocian plazos y reciben bolsas de comida. En 2016 han atendido a las mismas personas que en 2014. 

Lo explica con detalle Miguel Ángel Riera, párroco de Sant Francesc y del Pilar de la Mola, en Formentera, que vuelve a ser delegado de Cáritas para Ibiza y Formentera. Ya ejerció este cargo entre 1993 y 2006, y después pasó a ser delegadod e misiones unos años. Lo entrevistan en El Diario de Ibiza.

-¿Qué le ha movido a aceptar el puesto de delegado de Cáritas en las Pitiüses?
-La obediencia (risas)... no, en serio, realmente siempre he estado vinculado a Cáritas. Cuando estudiaba en el seminario hice, por mi cuenta, un curso de voluntariado juvenil y fui voluntario de Cáritas cuando estudiaba en Valencia. Es algo que me gusta, la dimensión social de la Iglesia es algo básico y fundamental. Como me gusta, y lo llevo en la sangre, no pude decir que no. Ahora, también dije que no podía llevarlo todo y por eso dejo de ser el delegado de misiones para ser el delegado de Cáritas.

-¿Cuáles son las funciones que tiene como delegado?
-El presidente de la institución es el obispo y éste delega en otras personas. Los objetivos son claros: que Cáritas mantenga la identidad y orientación cristiana que tiene que tener. Es cierto que la organización tiene una estructura muy consolidada, con un director, un tesorero, una secretaria y vocales con distintas funciones. Junto con el director somos los que llevamos las riendas de Cáritas. Está claro que sin ese equipo de gente el delegado no podría hacer mucho, pero es importante mi función de sacerdote dentro de la entidad.


  Parroquia de San Francisco, en Formentera: su párroco es el delegado de Cáritas para las Islas Pitiusas

-¿Con cuantos voluntarios cuenta Cáritas en Ibiza y Formentera?
-Unos 110 en Ibiza, en Formentera hay 4 o 5 voluntarias que son las que hacen la fase de acogida. Me explico, Formenterers Solidaris está haciendo una labor muy importante con la distribución de ropa y de alimentos, pero se veían un poco desbordados por el hecho de que no podían dar una atención específica a la gente. Ahora este grupo de voluntarias hace la fase de acogida, que es cuando alguien viene a pedir algo y se intenta detectar de dónde viene el problema. Puede ser que no tenga trabajo, que haya problemas de drogadicción o alcoholismo o que tengan un trabajo pero que el sueldo no llegue. Cáritas en esto tiene otros recursos con los que se puede contar a la hora de paliar esas necesidades. Esto en Eivissa ya se hace y en Formentera estamos en una fase incipiente, que sería una Cáritas parroquial de Sant Francesc, lo mismo que las hay en Sant Antoni, Santa Eulària, Sant Jordi y Puig d´en Valls.

-¿Qué tipos de personas recurren a Cáritas?
-Esto ha cambiado un poco, pero es lo mismo que en cualquier servicio social. Es decir, varón de entre 30 y 50 años, aunque pienso que esto del tipo está cambiando. Ahora nos enfrentamos a las nuevas pobrezas derivadas de la crisis. Hace poco miraba números y estamos atendiendo al mismo número de personas que en 2015 y 2014, en plena crisis.

-¿A cuántas personas atiende Cáritas al año?
-Lo digo de memoria, pero mucha gente, demasiada, son unas 1.500 personas sobre las que estamos llevando un seguimiento. Sobre el perfil insisto en que ha variado, tenemos a personas que tienen trabajo pero que no llegan a final de mes, lo que hasta ahora no había sucedido jamas. Hoy en día los alquileres se disparan y el problema de la vivienda es muy grave en las Pitiüses.

-Así como en Ibiza se puede ver a personas sin techo, en Formentera no ocurre...
-Las personas que están en la calle suelen tener algún problema de drogadicción o alcoholismo y a veces de salud mental y es cierto que el albergue que tenemos no puede acoger a toda la gente que hay, por eso el Ayuntamiento de Eivissa quiere ampliar el albergue, y luego está la construcción del centro del Gorg. En este caso se trata de un centro de baja exigencia para gente que, simple y llanamente, su vida está muy deteriorada y a la que no puedes motivar para que salga de esa situación. Este tipo de casos en Formentera no se dan, bien porque viviendo en la calle en Formentera no llegarían a vivir o bien porque si vienen aquí se dan cuenta que no pueden y regresan a Eivissa. En Formentera tenemos un par de casos de personas que están viviendo en situaciones lamentables. Es impresionante que con la riqueza que hay en Formentera haya personas que vivan es una situación tan precaria aunque no estén en la calle. Gracias a Dios tienen algún tipo de cobijo.

-¿Qué le parece que en una sociedad como la pitiusa que vive del turismo, donde el lujo y el derroche son más que visibles, tengan que atender a 1.500 personas al año?
-No queremos ver la realidad. Le pongo un ejemplo: cuando hacemos la recogida de alimentos en los colegios, los padres se interesan por su destino. Cuando les explicamos que se recoge y se distribuye íntegramente en Formentera, no se lo acaban de creer. Incluso la pasada semana tuve que ir a Eivissa con el coche, al Banco de Alimentos, porque aquí nos habíamos quedado sin leche. Por eso la primera cuestión es que no somos conscientes de la pobreza. Como yo vivo bien, pienso que todo el mundo vive bien. Digamos que somos incapaces de visualizar a nuestro alrededor las necesidad reales de las personas que viven en condiciones precarias. Luego esta la manera de vivir. El Papa Francisco lo recuerda en una encíclica que dice que una de las cosas que más pobreza está produciendo es la destrucción de nuestro entorno. La opulencia también la vemos en nuestras islas, que se degradan por esos excesos, y eso deja al margen a la naturaleza pero también a la gente. Eso es una injusticia.

-Cáritas ayuda, ¿pero también denuncia?
-Sí, una de las labores claras de Cáritas es la denuncia de las injusticia. Muchas veces se ha relacionado a la organización como una entidad benéfica que ayuda a los pobres, pobrecitos.... Pero eso no es así, una de las labores principales de Cáritas es la denuncia de estas situaciones. Y lo que no ayuda nada es el dinero fácil que entra en nuestras islas, eso no ayuda en nada. Vivimos en un mundo de incoherencia en el que no nos damos cuenta de que realmente estamos en una burbuja de bienestar, de riqueza y no somos capaces de mirar más allá.

-¿Son solidarios los ibicencos y formenterenses?
-Lo somos, pero de una manera muy concreta. Nos cuesta ser solidarios como algo vital. Ahora en la campaña de Navidad, que es cuando se pide un tipo de colaboración muy concreta, somos muy solidarios. Pero el resto del año nos adormecemos. Hay pocos socios de Formenterers Solidaris, hay pocos socios de Cáritas y hay pocas empresas que se plantean ayudar, por ejemplo, que den un porcentaje de su beneficio a una entidad solidaria. Solidarios somos, pero yo diría que nos falta conciencia solidaria.

-¿No le parece que muchas veces las ayudas son para lavar nuestra mala conciencia?
-No me atrevo a decir que las ayudas solidarias son para tranquilizar las conciencias. Lo que sí digo es que nos tienen que llamar a la conciencia para que reaccionemos, Hay muy poca gente que venga durante el año y te diga: ´toma esto para ayudar a la gente pobre´. Desde Cáritas lo que planteamos es que esa ayuda sea una forma de vivir, eso sería lo ideal. Es decir, que mi forma de vivir sea la de tener en cuenta a la gente que no tiene y eso nos ayudaría, además, a controlar más la manera de consumir que tenemos. Cuando dejas de consumir tanto, equilibras las necesidades que hay en el mundo. Tenemos que ser más conscientes de lo que gastamos y de lo que tenemos

-¿Organizaciones como Cáritas existen porque la administración no es capaz de cubrir esas necesidades?
-Aunque los gobiernos llegaran a todo, seguirían existiendo las ONG. Además, creo que estamos a la cola de los países europeos en la media de gasto por habitante en servicios sociales y muchas veces ese gasto pienso que está mal distribuido.

-¿Qué quiere decir?
-Los pobres no votan, las personas marginadas no votan. Es un colectivo que no existe, no tienen ni voz ni rostro, por lo que estas personas no cuentan, son invisibles. Luego, vemos que mucho dinero se va a las personas mayores y a los viajes del Imserso. No digo que eso no se tenga que potenciar, pero pienso que la distribución del dinero para servicios sociales tendría que ser otra. Cáritas es la voz y el rostro de los que no tienen ni voz ni rostro.

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