Beatifican a 4 monjes de Silos que fueron asesinados en la Guerra Civil Española por odio a la fe
El Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Cardenal Angelo Amato, presidió la Misa en la que beatificó a 4 mártires benedictinos del monasterio de Santo Domingo de Silos (Burgos) asesinados en 1936 durante la Guerra Civil Española.
Los nuevos beatos, elevados a los altares este sábado 29 de octubre en la Catedral de la Almudena en Madrid, son los sacerdotes: P. José Antón Gómez, P. Antolín Pablos Villanueva, P. Rafael Alcocer Martínez y P. Luis Vidaurrázaga González.
Al iniciar su homilía, informa la Arquidiócesis de Madrid, el Cardenal Amato recordó al P. Jacques Hamel, anciano sacerdote asesinado por terroristas del Estado Islámico mientras celebraba Misa en su iglesia en Francia, quien afirmaba que “la santidad es un don de Dios. Es Él el que nos hace santos. No tengamos miedo de la santidad”.
No tener miedo ni de la santidad ni del martirio
Reflexionando sobre estas palabras, el Cardenal afirmó que el P. Hamel “no tuvo miedo de la santidad, no tuvo miedo del martirio, como tampoco estos cuatro benedictinos mártires. Ellos no tuvieron miedo del martirio, de entregar la vida como supremo testimonio de fe”.
Los cuatro monjes y sacerdotes benedictinos, continuó el Cardenal, “fueron fusilados en su patria a sangre fría, no por ser malhechores, sino por ser sacerdotes. ¿Cómo fue posible que hombres mansos e inocentes hayan sido brutalmente maltratados y asesinados?”.
“El clima sociopolítico de los años 30 se caracterizó por una manifestación de terror con la Iglesia, una persecución cruenta. Explotó el odio contra sacerdotes, religiosos y laicos. En aquel período hubo tinieblas sobre la tierra. El enemigo de Dios logró por breve tiempo bañar de sangre inocente esta tierra bendita”.
El Prefecto cuestionó luego: “¿Por qué la Iglesia reabre esta página de la historia?”, a lo que respondió: “porque quiere conservar la memoria de los justos, no de la injusticia que sufrieron”; la memoria de “una inmensa cantidad de fieles españoles que han sacrificado su vida para impedir la descristianización de España”.
Con esta beatificación, precisó el Cardenal Amato, “la Iglesia quiere amonestar a todos, creyentes y no creyentes, a no repetir más esa historia de horror y de muerte, a crear hoy gestos de vida y encuentro, de acogida y comprensión, al ejemplo de estos mártires”.
Concelebraron la Eucaristía el Arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro; el Arzobispo Emérito, Cardenal Antonio María Rouco; algunos otros obispos españoles y uno argentino, entre otros.
Como acción de gracias por la beatificación habrá dos Eucaristías: este domingo 30 de octubre, en el priorato de Nuestra Señora de Montserrat, en Madrid, a las 12; y el sábado 5 de noviembre, en el monasterio de Silos, también al mediodía.
Breve biografía
Los cuatro monjes residían en el priorato de Santa María de Montserrat, sito en la calle San Bernardo 79, que el monasterio de Silos poseía en Madrid desde 1922.
El P. José Antón Gómez nació en el pueblo burgalés de Hacinas en 1878 y residía en Madrid desde 1919 cuando fue nombrado prior.
El 20 de julio de 1936, ante la persecución, disolvió la comunidad y buscó refugio en casa de algunos amigos y finalmente en una pensión. Allí fue detenido el 24 de septiembre, conducido a la checa de Fomento y fusilado inmediatamente.
El P. Antolín Pablos Villanueva era natural de Lerma (Burgos), donde nació en 1871. En Madrid, desde 1919, se dedicó a la investigación histórica. Fue fusilado el 8 de noviembre de 1936 en Soto de Aldovea, junto a cientos de detenidos de la cárcel Modelo.
El P. Rafael Alcocer Martínez (Madrid, 1889) era un gran orador y un excelente arabista. Detenido en una librería donde se refugiaba, fue asesinado el 4 de octubre de 1936 junto a otro sacerdote de Sigüenza.
El P. Luis Vidaurrázaga González nacio en Bilbao en 1901. Estaba en Madrid desde 1928, donde se dedicaba a la dirección espiritual y a las clases de canto gregoriano. Refugiado en casa de un amigo, fue delatado, detenido y ajusticiado el 31 de diciembre de 1936.
Los restos de estos cuatro monjes descansan en la iglesia de Nuestra Señora de Montserrat de Madrid. El proceso de beatificación se inició en 2004.
Los nuevos beatos, elevados a los altares este sábado 29 de octubre en la Catedral de la Almudena en Madrid, son los sacerdotes: P. José Antón Gómez, P. Antolín Pablos Villanueva, P. Rafael Alcocer Martínez y P. Luis Vidaurrázaga González.
Al iniciar su homilía, informa la Arquidiócesis de Madrid, el Cardenal Amato recordó al P. Jacques Hamel, anciano sacerdote asesinado por terroristas del Estado Islámico mientras celebraba Misa en su iglesia en Francia, quien afirmaba que “la santidad es un don de Dios. Es Él el que nos hace santos. No tengamos miedo de la santidad”.
No tener miedo ni de la santidad ni del martirio
Reflexionando sobre estas palabras, el Cardenal afirmó que el P. Hamel “no tuvo miedo de la santidad, no tuvo miedo del martirio, como tampoco estos cuatro benedictinos mártires. Ellos no tuvieron miedo del martirio, de entregar la vida como supremo testimonio de fe”.
Los cuatro monjes y sacerdotes benedictinos, continuó el Cardenal, “fueron fusilados en su patria a sangre fría, no por ser malhechores, sino por ser sacerdotes. ¿Cómo fue posible que hombres mansos e inocentes hayan sido brutalmente maltratados y asesinados?”.
“El clima sociopolítico de los años 30 se caracterizó por una manifestación de terror con la Iglesia, una persecución cruenta. Explotó el odio contra sacerdotes, religiosos y laicos. En aquel período hubo tinieblas sobre la tierra. El enemigo de Dios logró por breve tiempo bañar de sangre inocente esta tierra bendita”.
El Prefecto cuestionó luego: “¿Por qué la Iglesia reabre esta página de la historia?”, a lo que respondió: “porque quiere conservar la memoria de los justos, no de la injusticia que sufrieron”; la memoria de “una inmensa cantidad de fieles españoles que han sacrificado su vida para impedir la descristianización de España”.
Con esta beatificación, precisó el Cardenal Amato, “la Iglesia quiere amonestar a todos, creyentes y no creyentes, a no repetir más esa historia de horror y de muerte, a crear hoy gestos de vida y encuentro, de acogida y comprensión, al ejemplo de estos mártires”.
Concelebraron la Eucaristía el Arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro; el Arzobispo Emérito, Cardenal Antonio María Rouco; algunos otros obispos españoles y uno argentino, entre otros.
Como acción de gracias por la beatificación habrá dos Eucaristías: este domingo 30 de octubre, en el priorato de Nuestra Señora de Montserrat, en Madrid, a las 12; y el sábado 5 de noviembre, en el monasterio de Silos, también al mediodía.
Breve biografía
Los cuatro monjes residían en el priorato de Santa María de Montserrat, sito en la calle San Bernardo 79, que el monasterio de Silos poseía en Madrid desde 1922.
El P. José Antón Gómez nació en el pueblo burgalés de Hacinas en 1878 y residía en Madrid desde 1919 cuando fue nombrado prior.
El 20 de julio de 1936, ante la persecución, disolvió la comunidad y buscó refugio en casa de algunos amigos y finalmente en una pensión. Allí fue detenido el 24 de septiembre, conducido a la checa de Fomento y fusilado inmediatamente.
El P. Antolín Pablos Villanueva era natural de Lerma (Burgos), donde nació en 1871. En Madrid, desde 1919, se dedicó a la investigación histórica. Fue fusilado el 8 de noviembre de 1936 en Soto de Aldovea, junto a cientos de detenidos de la cárcel Modelo.
El P. Rafael Alcocer Martínez (Madrid, 1889) era un gran orador y un excelente arabista. Detenido en una librería donde se refugiaba, fue asesinado el 4 de octubre de 1936 junto a otro sacerdote de Sigüenza.
El P. Luis Vidaurrázaga González nacio en Bilbao en 1901. Estaba en Madrid desde 1928, donde se dedicaba a la dirección espiritual y a las clases de canto gregoriano. Refugiado en casa de un amigo, fue delatado, detenido y ajusticiado el 31 de diciembre de 1936.
Los restos de estos cuatro monjes descansan en la iglesia de Nuestra Señora de Montserrat de Madrid. El proceso de beatificación se inició en 2004.
Comentarios