Hermandad de la Sangre de Cristo: desde la Edad Media, la policía les llama para recoger cadáveres

Los miembros de la Hermandad de la Sangre de Cristo son, por estatutos, un máximo de cincuenta. Actualmente son 47 hermanos de una cofradía de Zaragoza que desde la Edad Media es quien, a la llamada de la Policía, acude a recoger los cadáveres cuando ha de intervenir el juez porque hay un homicidio, un suicidio, un accidente o una persona que muere abandonada. Son unos quinientos fallecidos al año.

Aragón TV consagró un reportaje en 2018 a la labor de la Hermandad de la Sangre de Cristo.

Patricia Peiró les ha consagrado un reportaje en El País, motivado por el protagonismo adquirida por esta tradicional institución zaragozana desde que se extendió el covid. Aunque no entra directamente en sus competencias, el desbordamiento de las funerarias les hizo incluir entres sus misiones el traslado desde los centros sanitarios al anatómico forense o al cementerio. Llegaron a transportar diez cadáveres al día durante lo peor de la primera ola.

"En febrero, cuando vimos lo que se avecinaba, empezamos a abastecernos de equipos de protección", señala Nacho Navarro, de 33 años, uno de los hermanos más jóvenes: trajes NBQ, mascarillas integrales con respiradores, botas de agua y doble guante, y un curso con la Guardia Civil para aprender a quitarse el equipamiento sin contagiarse. Además de sus ingresos por donativos, reciben una subvención del Ayuntamiento, pero con la pandemia algunos costes se han disparado, como los trajes de protección, que pasaron de 1,80 a 49 euros.

"No todo el mundo puede hacer este trabajo", añade Navarro, "hay un periodo de prueba y si vemos que la persona no está preparada a veces ni le dejamos entrar en la habitación donde está el fallecido. Por ejemplo, cuando te toca ir al escenario de un crimen violento, tienes que tener mucho cuidado de no modificar nada que pueda afectar a la investigación".

La Hermandad de la Sangre de Cristo es hija predilecta de la ciudad de Zaragoza.

Los orígenes de esta cofradía se remontan a la Edad Media, con la expansión de los franciscanos por la Corona de Aragón en el siglo XIII. "Desde el siglo XVII tienen el privilegio de levantar cadáveres en desamparo. También llevaban la última cena a los ajusticiados y a veces se encargaban de desmembrar el cuerpo y colocar las partes en la zona donde hubiesen cometido el crimen", apunta José Luis Gómez Urdáñez, catedrático de Historia de la Universidad de La Rioja y autor de un libro sobre esta hermandad publicado en 1981 y reeditado en 2004.

Como relata el hermano mayor de la cofradía, Ignacio Giménez, este trabajo les abre a la realidad social según va evolucionando, y así vivieron en prime plano los atentados de la banda terrorista ETA, y "en los ochenta y noventa rara era la semana que no recogías muertos por heroína. En los 2000 hemos visto mucha violencia de género. Con la crisis de 2008 recordamos muchos suicidios. En los últimos años, hemos sido testigos de mucha muerte en soledad. ¿Sabes quién es el primero que se da cuenta de la ausencia? El del bar. Conoces la ciudad a través de la muerte. Puedes entrar en una casa enorme de la mejor calle de Zaragoza, y te encuentras dentro alguien que ha fallecido con síndrome de Diógenes. Te das cuenta de hasta dónde llega el ser humano".

Los hermanos de la Sangre de Cristo viven intensamente esta peculiar vocación. Uno de ellos, Ricardo Marzo, confesaba a Aragón TV el impacto que le produjo recoger el cadáver de una niña de la edad de su hija. Y siempre con una perspectiva sobrenatural, como subraya otro, Jaime Arenas: "Yo normalmente lo que hago es rezar un poco por la persona a la que recojo e intento, si está la familia, arroparla, que también es una de las funciones que tiene el hermano receptor", como son conocidos en su terminología propia.