Viernes, 27 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

Este Camino de la Cruz de Caravaca desvela a miles de peregrinos siglos de fe y devoción popular

Apariciones, milagros, historia, Reconquista: secretos de Caravaca de la Cruz y el Camino de Levante

Una pareja en el Camino de Levante de Caravaca.
El Camino de Levante, ruta de peregrinación hasta la Cruz de Caravaca, está plagado de relatos de milagros, devoción, fe e historia.

José María Carrera

En Caravaca, a unos 70 kilómetros de Murcia, se encuentra una de las reliquias más relevantes de la Cristiandad y que se venera desde el segundo tercio del siglo XIII por miles de peregrinos: la Vera Cruz. El pasado 7 de enero, el arzobispo de Granada, José María Gil Tamayo, inauguró el Año Jubilar que se celebra cada siete años en la región y en los seis primeros meses ha congregado a 400.000 peregrinos.

Son muchas las vías de peregrinación al santuario, pero una de las que más peregrinos aglutina es el Camino del Levante, que transita desde Orihuela a Caravaca de la Cruz a través de 118 kilómetros, pasando por Beniel, Murcia, Molina de Segura, Alguazas, Campos del Río, Albudeite, Mula, Bullas y Cehegín.

Se trata del primer Camino de la Cruz de Caravaca que se ha puesto en valor aprovechando grandes infraestructuras acondicionadas para tránsito no motorizado, como son la mota del río Segura y la Vía Verde del Noroeste.

Rutas del Camino de la Cruz de Caravaca. 

Las principales rutas del Camino de la Cruz de Caravaca. 

A lo largo del camino, dividido en cinco tramos, se dan algunas condiciones propias que hacen de él una opción idónea para los peregrinos, especialmente por multitud de atractivos religiosos y una larga trayectoria de milagros documentados que se remonta siglos atrás.

Campanarios que rozan el cielo

La primera etapa del Camino del Levante llevará a los peregrinos desde Orihuela hasta Murcia, separados por 24 kilómetros que la mayoría de caminantes suele realizar ininterrumpidamente, durante unas seis horas a pie o dos y media en bici.

El valor añadido de esta modalidad comienza en su mismo inicio, en Orihuela, donde se encuentra la Catedral del Salvador, emblemático referente del gótico-mudéjar y crucial en la historia de la ciudad. Erigida sobre la mezquita aljama en el primer tercio del siglo XIV, alberga importantes obras como "La Tentación de Santo Tomás", de Velázquez, presente en el Museo de Arte Sacro anexo a la catedral. A escasos metros de ella se encuentran también la iglesia de Santa Justa y Rufina o la de Santiago Apóstol, el Museo Arqueológico o la casa del poeta Miguel Hernández.

Iniciada la ruta, los peregrinos recorren la orilla del río Segura y asisten al trasvase del Tajo-Segura antes de llegar a Beniel y culminar la marcha por Raal, lugares donde las fiestas de Moros y Cristianos, las norias de la Huerta o los belenes vivientes cobran su máxima expresión.

La primera jornada concluye llegando a Murcia, con la icónica iglesia de San Sebastián recibiendo a los peregrinos. A pocos metros se alza la imponente catedral de Santa María, gótica con añadidos renacentistas, barrocos y neoclásicos y conocida por ser el tercer campanario más alto de España -con 93 metros- o por albergar el corazón y las entrañas de Alfonso X el Sabio.

Un camino plagado de historia y milagros

Desde el comienzo mismo del Camino del Levante, los trayectos están incesantemente salpicados de icónicos relatos milagrosos locales. Uno de los más representativos y que cifra la longevidad de la ruta es el de Francisco Martínez, joven enfermo que peregrinó a Caravaca en 1783. Arrodillado ante la Virgen de la catedral de Murcia, imploró su intercesión y resultó sanado de inmediato, regresando a Orihuela a relatar lo ocurrido.

El siguiente destino será Alguazas, separado de Murcia por 26 kilómetros y seis horas y media a pie.

En esta segunda jornada, el atractivo principal es su transcurso por gran parte de la huerta murciana, en un recorrido plagado de historia, anécdotas y tradiciones locales como la gran rueda conservada en La Ñora o las abundantes acequias.

Las edificaciones religiosas son la constante en el camino. En esta segunda etapa, uno de los principales ejemplos es la ermita de la Consolación de Molina del Segura, presente desde el siglo XV y con sucesivas reconstrucciones, la última de 1976.

En tierra de reconquista

Con la llegada a Alguazas, el peregrino contemplará un pequeño municipio cargado de historia  y devoción.

Mencionado como Aluaça en las Cántigas de Santa María, el concejo se fundó formalmente tras la conversión de los alguaceños al catolicismo concluida la Reconquista y la nueva iglesia se consagró a San Onofre, actual patrón de la localidad. Tanto este templo como la ermita del Calvario, construida en torno a 1713 y escogida como lugar de enterramiento del ministro de Fernando VII Pedro Regalado, pueden visitarse como alto en el camino.

De camino a Albudeite, los peregrinos también podrán acudir a la iglesia de Nuestra Señora de los Remedios, construida sobre una mezquita local  y ampliada tras la conversión de la población a comienzos del siglo XVI.

Grandes castillos y apariciones milagrosas

Algo más de 20 kilómetros separan Mula de Bullas, la cuarta etapa del Camino de Levante, que en esta ocasión estará protagonizada por un paisaje de viñedos y por su cercanía al Parque Regional de Sierra Espuña.

Parada obligada por su atractivo espiritual es Mula y sus alrededores, donde se encuentran los restos del castillo de Alcalá o de Puebla de Mula, icónico durante la Reconquista y elevado a 120 metros sobre las llanuras circundantes, dominando la comarca de Mula. Fue Alfonso X (1221-1284) quien, aún siendo infante, tomó posesión cristiana del emplazamiento. Recuperado el Reino de Granada (1492), Mula quedaría definitivamente liberada dando paso a todo un siglo de bonanza que anticiparía un siglo XVII marcado por la crisis, pero también por la conocida aparición de Jesús -llamado el Niño de Mula- al pastor Pedro Botía.

Nacido en 1633 y huérfano con motivo de la peste, pastoreaba unas ovejas cuando se le apareció un hermoso niño portando una cruz y vestido de nazareno. Tras preguntar el pastor, este le dijo ser el  niño de Belén, ofreciéndole la cruz de su mano y diciéndole: "Toma mi Cruz y sígueme. Yo vivo y moro en mi Eterno Padre". Con cerca de 20 años, el pastor ingresó en el convento franciscano de Orihuela en 1653 y emitió los votos, pasando a llamarse Fray Pedro de Jesús Botía. La aparición se conmemora en la localidad cada mes de septiembre.

También en Mula se encuentra la iglesia renacentista-barroca de San Miguel Arcángel, del siglo XVI, que alberga la cripta de los marqueses de los Vélez.

Devoción popular con siglos de historia

Concluidos los 21 kilómetros que separan Mula de Bullas, los peregrinos podrán disfrutar del Museo del Vino con abundantes productos con denominación de origen, pero también de un nuevo emplazamiento religioso. En este caso, se trata de la iglesia de Nuestra Señora del Rosario.

Situada en pleno Camino de la Cruz, la parroquia cuenta con una rica historia de devoción popular desde sus mismos orígenes: ya en la construcción, los bulleros se decidieron a enfrentar las no pocas dificultades para llevarla a término y asumieron los costes a base de limosnas, trabajo personal y el pago de ciertos gravámenes. La devoción fue tal que el Concejo, a la vista del esfuerzo de los locales, acordó dejar que fuesen ellos quienes eligiesen la advocación de la Iglesia.

Finalmente, el 25 de noviembre de 1723, días antes de la colocación del Santísimo, los vecinos depositaron las papeletas con el nombre del santo al que querían dedicar la iglesia y por tanto, la villa misma. Nuestra Señora del Rosario fue la elegida.

Una "maravilla rural" de historia y fe vivas

Con este insólito procedimiento se enriquece la vivencia espiritual de una peregrinación que encontrará en su quinta etapa, de Bullas a Caravaca de la Cruz, sus últimos 21 kilómetros, cinco horas a pie  y dos en bici. 

Se trata de uno de los tramos más duros por la altura y lo escarpado del terreno -se ascienden unos 500 metros-, pero que ofrece el consuelo de la indulgencia plenaria tras cruzar la Basílica y el gozo de poder contemplar una de las mayores reliquias de la cruz de Cristo.

La fe y el recogimiento se hacen presentes desde el mismo comienzo, especialmente por el venerado Cristo del Carrascalejo, un conocido lugar de peregrinación donde Cristina Chico de Guzmán, esposa de Luis Pidal y Mon, II Marqués de Pidal -los padres de la santa Madre Maravillas- colocó la imagen de un crucificado sobre una peana y rodeado por una verja que se puede traspasar, encontrándose multitud de exvotos a los pies de la imagen. Cada segundo domingo de Cuaresma, los bulleros acuden ante la imagen y llevan a cabo un tradicional besapiés.

Quedan pocos kilómetros para contemplar la Vera Cruz, pero antes se encuentra la "maravilla rural" de Cehegín, con un sinfín de monumentos religiosos, 8 ermitas -entre ellas la de la Purísima Concepción o la de la Sangre de Cristo-, tres iglesias -la Soledad, Santa María Magdalena o Valentín- y un convento, el de San Esteban.

Cultura, historia y religión se dan la mano nuevamente kilómetros antes de llegar al destino jubilar en las ruinas de Begastri, antigua ciudad romana que fue elevada a sede episcopal entre los siglos VI y VIII  y que reunió a relevantes obispos de la Hispania visigoda, hallándose su firma en todos los concilios de Toledo del siglo VII.

El origen de la milagrosa reliquia de la Vera Cruz

Caravaca de la Cruz pone punto final al Camino del Levante. Tras la llegada, los peregrinos podrán rezar finalmente ante el Lignum Crucis de la Vera Cruz, insertado en un relicario de doble brazo y venerado desde el segundo tercio del siglo XIII.  

Una pareja en el santuario de la Cruz de Caravaca.

El Camino de Levante hacia la Vera Cruz de Caravaca es el primero que se ha puesto en valor aprovechando grandes infraestructuras acondicionadas para tránsito no motorizado, como son la mota del río Segura y la Vía Verde del Noroeste. 

La reliquia, el gran destino de la marcha, cuenta con una abundante tradición histórica y espiritual que tiene su origen según la tradición el 3 de mayo de 1231, cuando apareció milagrosamente portada por dos ángeles, en el centro de un altar vacío donde el sacerdote cautivo del sayid almohade Ceyt-Abuceyt, Ginés Pérez Chirinos, debía celebrar la misa.

El primer milagro llevó al segundo, cuando el sayid, al mando de Caravaca, quedó conmovido por lo ocurrido, al punto de bautizarse, adoptar el nombre cristiano de Vicente Bellvis y arrastrando tras él a "otros muchos moros con él y poco después sus hijos y mujer", según relatan las fuentes.

Desde entonces, la reliquia no solo sería objeto de veneración para muchos, sino también bandera de la Reconquista, haciendo de Caravaca un auténtico "bastión de la frontera hispano-musulmana", como relata Pedro Francisco Sánchez Albarracín, especialmente frente a los ataques llevados a cabo por Muhamad ibn Nasr.

Aquellos fueron los primeros de una larga serie de milagros y reavivamientos de fe que se suceden hasta la actualidad.

Tras ser robada durante la II República, el 14 de febrero de 1934, la primigenia Vera Cruz quedó en paradero desconocido hasta la actualidad. Ocho años después, el Papa Pío XII envió a España dos nuevos fragmentos del Lignum Crucis, que fueron custodiados en un nuevo relicario idéntico al robado.

El santuario de la Vera Cruz de Caravaca. 

El santuario de la Vera Cruz de Caravaca alberga uno de los lignum crucis más relevantes de la cristiandad.  

El cuarto Año Jubilar consecutivo en Caravaca

El 2 de enero de 1981 se celebró el primer Año Jubilar de la Cruz de Caravaca, durante el pontificado de Juan Pablo II. El mismo pontífice concedió en 1998 la celebración de un Año Jubilar cada siete años de forma perpetua, comenzando en 2003, siendo el de 2024 el cuarto que se celebra desde entonces.  

Se han establecido algunas condiciones particulares para la obtención de la indulgencia plenaria en la sede de la Vera Cruz.

Entre ellas, la visita y participación en cualquier celebración en la Basílica, rezar por las intenciones del Sumo Pontífice y confesar y recibir la comunión, ya sea en el mismo santuario o con unos días de antelación o posteriores en otra iglesia. En caso de no poder participar en una celebración, se concede la indulgencia rezando por la paz del mundo y por las intenciones del Papa.

La exposición Los Asomados, del artista yeclano Lidó Rico.

La exposición Los Asomados, del artista yeclano Lidó Rico, podrá visitarse en Caravaca de la Cruz desde el 6 de septiembre al 6 de noviembre.

Dos exposiciones complementan la peregrinación a Caravaca. Los Asomados, del artista yeclano Lidó Rico, tendrá lugar del 6 de septiembre al 6 de noviembre, e invita a reflexionar a los visitantes "sobre la memoria y espiritualidad que la reliquia alberga", mientras que la del pintor decimonónico Rafael Tegeo Díaz, destacado pintor de composiciones sacras, se dará en la Antigua Iglesia de la Compañía de Jesús entre el 27 de noviembre y el 2 de febrero de 2025. Todos los eventos disponibles se encuentran agendados en el portal de Turismo de la región de Murcia.

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