El obispo Uriarte, contra las detenciones de abertzales: menciona a Mandela por su «reconciliación»
El obispo emérito de San Sebastián, Juan María Uriarte, ha mostrado su "absoluto desacuerdo" con las detenciones y el encarcelamiento de militantes de la izquierda abertzale que han sido precisamente -dijo- los que más han trabajado políticamente para "plantarse" ante ETA, en referencia al arresto de los abogados y miembros del aparato de mediación con los presos.
En esta línea, ha valorado como "urgente" abordar un proceso de reconciliación que no pase página "a la verdad, la justicia y al diálogo previo".
En una entrevista concedida a Onda Vasca, Uriarte se ha mostrado "en absoluto desacuerdo con la política que ha llevado a la cárcel a personas que son las que más han hecho para que en el interior de la izquierda abertzale existiera un movimiento que se plantara incluso ante ETA y se saliera de la obediencia de ETA".
"Y de eso puedo hablar con profundo conocimiento de causa", ha apuntado.
Así, ha lamentado que "los encarcelados por este asunto son, precisamente, los que, con mucha mayor claridad, asumen las posiciones próximas" a las que él asume.
"Son mucho menos impacientes y mucho más fuertes en sus opciones por los pasos incluso unilaterales que tiene que dar ETA y la izquierda abertzale que los mismos que protestan".
Reconciliación: palabra fuerte
Uriarte ha admitido que en Euskadi "todavía da un poco de miedo hablar de reconciliación", al contrario de lo que ocurre "en otras latitudes europeas en las que se habla de ella con plena claridad".
"Aquí, probablemente hay varios factores, uno de ellos que se le encuentra un toque demasiado religioso y porque hay unas heridas todavía muy candentes y que hace la palabra reconciliación en unos a una humillación forzada y en otros a una especie de violencia de sus propios sentimientos y de falta de lealtad a sus propios deudos, que han muerto víctimas de la violencia", ha añadido.
A su juicio, "es urgente" abordar la reconciliación, aunque cree que las cosas aún están "verdes".
"Quien piensa que la reconciliación pasa página a la verdad, a la justicia y al diálogo previo y paciente, es un ingenuo o un interesado", ha añadido.
En este sentido, ha advertido de que "una reconciliación sin verdad no llega a ningún lado, es una falsa reconciliación".
"Hay que saber la verdad, y no sólo la que se destila desde un ámbito", ha indicado.
El obispo emérito de San Sebastián ha manifestado que "tiene que haber verdades que, partiendo de sensibilidades diferentes, sin embargo, lleguen a la suficiente objetividad como para converger en una verdad".
"La reconciliación sin verdad es una especie de procedimiento de la neurosis, siempre retorna lo reprimido", ha añadido.
También ha considerado que "una cosa es pretender aquí y ahora la plena reconciliación, y otra cosa es poner las piezas para que eso sea posible".
"Después de los pasos dados se puede hablar de reconciliación a lo que nos va costar darle cuerpo, pero que tiene que estar presente como un concepto previo en el interior del proceso que ha de conducirnos a la reconciliación", ha manifestado.
Las víctimas
Asimismo, ha considerado que las víctimas, "sean del signo que sean, necesitan un tiempo para pasar del sufrimiento al dolor, que siempre será dolor, pero tolerable".
"Convertir el sufrimiento en dolor es realmente penoso y largo. Pedirle prematuramente a alguien que perdone, sin que antes haya echado la bilis natural y normal de su resentimiento, de su venganza, es no saber ni palabra de psicología", ha indicado.
Según ha explicado, en la mayoría de lugares en los que ha habido conflictos o injusticias, como en este caso, "curiosamente, la iniciativa parte de las víctimas, no de los agresores que, llevados de un sentimiento de culpabilidad, toman la iniciativa".
"Las víctimas reconciliadas es lo más maravilloso que puede haber y uno de los elementos que puede ayudar a la paz y a la reconciliación. El caso de Mandela es paradigmático. Sin un Mandela reconciliado, no habría sido posible la reconciliación en Sudáfrica", ha aseverado.
Además, ha considerado que no hay que resignarse "a una situación enquistada" ni dejarla "al juego de intereses políticos, sociales, económicos, etc, sino introducir una carga de sensibilidad ética".
A su juicio, la Iglesia "ha sido la instancia que más ha subrayado la dimensión ética necesaria para la paz", aunque ha considerado que "ha podido despertar un poco tarde en una sensibilidad suficiente respecto a las víctimas".
"Uno puede estar más preocupado por lograr las condiciones generales de la paz que por ese sufrimiento directo y concreto que ha afectado a más de 800 asesinados por ETA y a unos 170 asesinado por el GAL y por excesos policiales", ha apuntado, para llamar a la "sensibilidad" hacia quienes sufren.
No obstante, ha rechazado que la Iglesia vasca haya "igualado" a las víctimas de un lado y de otro
En esta línea, ha valorado como "urgente" abordar un proceso de reconciliación que no pase página "a la verdad, la justicia y al diálogo previo".
En una entrevista concedida a Onda Vasca, Uriarte se ha mostrado "en absoluto desacuerdo con la política que ha llevado a la cárcel a personas que son las que más han hecho para que en el interior de la izquierda abertzale existiera un movimiento que se plantara incluso ante ETA y se saliera de la obediencia de ETA".
"Y de eso puedo hablar con profundo conocimiento de causa", ha apuntado.
Así, ha lamentado que "los encarcelados por este asunto son, precisamente, los que, con mucha mayor claridad, asumen las posiciones próximas" a las que él asume.
"Son mucho menos impacientes y mucho más fuertes en sus opciones por los pasos incluso unilaterales que tiene que dar ETA y la izquierda abertzale que los mismos que protestan".
Reconciliación: palabra fuerte
Uriarte ha admitido que en Euskadi "todavía da un poco de miedo hablar de reconciliación", al contrario de lo que ocurre "en otras latitudes europeas en las que se habla de ella con plena claridad".
"Aquí, probablemente hay varios factores, uno de ellos que se le encuentra un toque demasiado religioso y porque hay unas heridas todavía muy candentes y que hace la palabra reconciliación en unos a una humillación forzada y en otros a una especie de violencia de sus propios sentimientos y de falta de lealtad a sus propios deudos, que han muerto víctimas de la violencia", ha añadido.
A su juicio, "es urgente" abordar la reconciliación, aunque cree que las cosas aún están "verdes".
"Quien piensa que la reconciliación pasa página a la verdad, a la justicia y al diálogo previo y paciente, es un ingenuo o un interesado", ha añadido.
En este sentido, ha advertido de que "una reconciliación sin verdad no llega a ningún lado, es una falsa reconciliación".
"Hay que saber la verdad, y no sólo la que se destila desde un ámbito", ha indicado.
El obispo emérito de San Sebastián ha manifestado que "tiene que haber verdades que, partiendo de sensibilidades diferentes, sin embargo, lleguen a la suficiente objetividad como para converger en una verdad".
"La reconciliación sin verdad es una especie de procedimiento de la neurosis, siempre retorna lo reprimido", ha añadido.
También ha considerado que "una cosa es pretender aquí y ahora la plena reconciliación, y otra cosa es poner las piezas para que eso sea posible".
"Después de los pasos dados se puede hablar de reconciliación a lo que nos va costar darle cuerpo, pero que tiene que estar presente como un concepto previo en el interior del proceso que ha de conducirnos a la reconciliación", ha manifestado.
Las víctimas
Asimismo, ha considerado que las víctimas, "sean del signo que sean, necesitan un tiempo para pasar del sufrimiento al dolor, que siempre será dolor, pero tolerable".
"Convertir el sufrimiento en dolor es realmente penoso y largo. Pedirle prematuramente a alguien que perdone, sin que antes haya echado la bilis natural y normal de su resentimiento, de su venganza, es no saber ni palabra de psicología", ha indicado.
Según ha explicado, en la mayoría de lugares en los que ha habido conflictos o injusticias, como en este caso, "curiosamente, la iniciativa parte de las víctimas, no de los agresores que, llevados de un sentimiento de culpabilidad, toman la iniciativa".
"Las víctimas reconciliadas es lo más maravilloso que puede haber y uno de los elementos que puede ayudar a la paz y a la reconciliación. El caso de Mandela es paradigmático. Sin un Mandela reconciliado, no habría sido posible la reconciliación en Sudáfrica", ha aseverado.
Además, ha considerado que no hay que resignarse "a una situación enquistada" ni dejarla "al juego de intereses políticos, sociales, económicos, etc, sino introducir una carga de sensibilidad ética".
A su juicio, la Iglesia "ha sido la instancia que más ha subrayado la dimensión ética necesaria para la paz", aunque ha considerado que "ha podido despertar un poco tarde en una sensibilidad suficiente respecto a las víctimas".
"Uno puede estar más preocupado por lograr las condiciones generales de la paz que por ese sufrimiento directo y concreto que ha afectado a más de 800 asesinados por ETA y a unos 170 asesinado por el GAL y por excesos policiales", ha apuntado, para llamar a la "sensibilidad" hacia quienes sufren.
No obstante, ha rechazado que la Iglesia vasca haya "igualado" a las víctimas de un lado y de otro
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