Munilla reseña su comunión «plena» con Uriarte, pero reconoce «una sensibilidad diferente»

Después de pasar el domingo en familia tras su toma de posesión como nuevo obispo de la diócesis de San Sebastián, monseñor José Ignacio Munilla ha empezado la semana ocupándose de los primeros asuntos de la diócesis y atendiendo sus primeras entrevistas.

Anoche, en la televisión pública vasca, aseguró que su comunión con monserñor Uriarte «es plena», aunque reconoció que «posiblemente tenga una sensibilidad diferente» a la de su predecesor. Del mismo modo, ha restado importancia al revuelo que se ha formado alrededor de las dimisiones de los vicarios episcopales y algunos responsables diocesanos, enmarcada en la normalidad de un relevo episcopal, por lo que «no ha habidio ningún plante». De hecho, el Código de Derecho Canónico les obliga a cesar.

Por otra parte, monseñor Munilla asegura no sentirse personalmente «atacado», a pesar del manifiesto firmado por la mayoría de párrocos de la diócesis, al tiempo que ha reseñado que «los sacerdotes no deben entrar en opciones políticas de ninguna manera, porque un obispo o sacerdote tiene que ser el padre de todos».

«Estreno» en COPE
A pesar de la normalidad con la que quiere llevar a delante el gobierno de la diócesis monseñor Munilla, toda la cascada de comentarios e informaciones que ha despertado su nombramiento da a las claras que no se ha tratado de un relevo episcopal más. Tanto el aplauso de más de 10 minutos recibido en la catedral del Buen Pastor el sábado como la más de hora y media de saludos tras la ceremonia, hablan por sí mismos. También el hecho de que el pasado domingo monseñor Munilla, fuera el protagonista de la primera entrevista a un prelado donostiarrra en la propia emisora de los obispos.

Hoy ha vuelto a la COPE para asegurar que Asegura que durante la toma de posesión «fui testigo» de una Iglesia que tiene una comunión «incluso más allá de los problemas que tengamos muy grande», y destacó que «los fieles a veces nos dan grandes lecciones de tener un sentido de Iglesia muy grande», asegura.

Por otra parte, el prelado agradeció «quizás, hasta especialmente» la presencia de los sacerdotes que firmaron el manifiesto contrario a su nombramiento porque «me parece que somos Iglesia y también los errores que podamos cometer los tenemos que vivir y sanarlos todos conjuntamente».

Laicismo y fe
El prelado señaló que frente a al ola de laicismo que vive nuestra sociedad es necesario «vivir naturalmente lo sobrenatural» y animó a «vivir espontáneamente nuestra vida de fe, nuestro sentimiento cristiano en la vida pública». En referencia explícita a los políticos, señaló que «no podemos quitarnos a Jesucrito», ni «quitar nuestra fe cristiana para estar presentes en la vida pública». «La naturalidad es lo mejor que podemos aportar a la vida pública española», ha asegurado.

Con el portátil ante el Santísimo
El pasado domingo, también en COPE, desveló que la homilía pronunciada el pasado sábado fue preparada, ordenador portátil en mano, el día de Reyes en la capilla del obispado de Palencia, tras haber desayunado con las Carmelitas de su anterior destino episcopal. Un método de trabajo que aplica cuando tiene que escribir las homilías, aunque prefiere «predicar sin leer». Tal vez ahora lo haga en la capilla de la conversión de San Ignacio, en Loyola, lugar al que se siente muy vinculado y donde está escrito «aquí se entregó a Dios Íñigo de Loyola».

Sobre el gran aplauso recibido, reiteró la parte de la homilía referida al borrico que cargó con Jesús el Domingo de Ramos. Monseñor Munilla entendió en ese momento, que no debía eternizarse el aplauso, pero que «no había que abortarlo porque la gente tenía esa necesidad». Eso sí, para «dirigirlo al Señor».

De la hora y media que dedicó a recibir el saludo y la felicitación de los fieles, el prelado, tras reencontrarse con rostros que hacía mucho que no veía y ver cómo «se amontonan los recuerdos», concluyó que «es Dios quien dirige el hilo de la historia. Uno no es dueño de su vida». «Sé que esta barca tiene un timonel, y eres Tú», señaló el prelado.

Un mal de corazón
Según explicó en la COPE monseñor Munilla, «el mal de nuestra generación es un mal de corazón. nuestra principal pobreza es una carencia afectiva» que lleva a que la mayoría de las veces se trate a la gente bajo el signo del adagio «por el interés te quiero Andrés». Se trata, ha resaltado el prelado, de una «carencia de amor que no nos falle. Y la gran respuesta es el corazón de Cristo que nunca falla».

Un «cheque» en blanco
Monseñor Munilla también recordó cómo le llegó la llamada al sacerdocio. Tras unos ejercicios espirituales cuando estaba cursando el antiguo COU, el sacerdote que los impartía les invitó a escribir sus propósitos en un papel. Todos sus compañeros fueron haciéndolo pero «me quedé el último. No sabía qué poner. Lo firmé en blanco y lo entregué». 

«Cuando llegué a casa, el Señor escribió por mí». Era su cumpleñaños y, al sentir la llamada, «me di cuenta de que si no decía que sí, siempre le debería algo». Al día siguiente se lo dijo a su madre y a sus compañeros de clase.