San Justo y Pastor, en Perales del Río (Madrid)
Así crece, poco a poco y pese a la crisis, la parroquia del centro geográfico de España
Se suele considerar que el Cerro de los Ángeles, con su monumento al Sagrado Corazón de Jesús, marca el centro de España. A su sombra está Perales del Río y una parroquia que fundó Santa Maravillas de Jesús que, como tantas otras, se enfrenta a la crisis económica con una comunidad cada vez más comprometida. Aquí se reutilizan los trajes de comunión.
La mañana que llegamos a la parroquia de San Justo y Pastor, en Perales del Río, diócesis de Getafe, el padre José Francisco Pradas dirige la descarga de ropa para el ropero parroquial y atiende a una señora magrebí que le muestra sus papeles de la asistencia social.
"La asistente les toma los datos, les dan un papel certificando que son pobres, y nos los derivan a la parroquia", explica Pradas. "Ellos me enseñan el papel que dice que están en paro y con renta mínima y ¿qué hago yo? No puedo re-derivarles. Eso sí, a quien pide ayuda le exijo que pase antes por asistencia social, para que al menos la administración tenga constancia de la realidad, que no quede enmascarada".
José Francisco Pradas Páez, a sus 28 años lleva ya cinco de sacerdote. Entró en el seminario en el 2000, con 17 años. Nacido en una familia de clase media, tenía vocación desde pequeño, y hablaba de ello con el antiguo rector de San Justo y Pastor, en Perales del Río, a la sombra del monumento al Sagrado Corazón y el Cerro de los Ángeles, en el corazón geográfico de España.
Un fruto de Santa Maravillas
La parroquia, se fundó en los años 70 por impulso de Santa Maravillas de Jesús, para ayudar a una población pobre y desatendida. Hoy está creciendo: cuenta con dos grupos nuevos de jóvenes, un grupo de matrimonios "que colaboran mucho"... Más de 400 personas acuden a las misas dominicales. La catequesis de Primera Comunión implica a 140 familias. La de Confirmación, a otras 30.
"La gente se confiesa, y cada vez más", explica el padre Pradas. "Muchos empiezan a venir a la misa diaria, y son los mismos que luego apoyan en el ropero, la comida, etc... Todo el que se acerca a la parroquia, se queda. Tengo mil testimonios de padres de cómo la parroquia ha cambiado su familia".
En qué se va el dinero
Le preguntamos por la economía parroquial, con cierto detalle. La financiación de la parroquia es ajustada. "Sólo ahora empieza la gente a dar donativos por bautizos, bodas, etc... porque aquí no había esa costumbre", explica Pradas. Esos donativos pueden significar unos 300 o 400 euros en un mes de primavera, en Pascua, tiempo de bodas y bautizos, pero no se dan en invierno.
"Las colectas de cada mes se gastan directamente en los gastos de la propia parroquia. Un invierno nos cuesta 8.000 euros en calefacción, por ejemplo. Lo que queda desaparece inmediatamente en ayudas a tal o cual familia que necesita pagar recibos, igual que los donativos puntuales que puedan darnos feligreses generosos. La cuenta propia de la parroquia está siempre con lo mínimo. En total, en la parroquia entran unos mil euros al mes en primavera, y unos 250 se van en ayudas directas a familias para aplazar un deshaucio un mes, por ejemplo. Después, Dios proveerá. ¡Y la verdad es que provee!", asegura el joven párroco.
900 euros: sueldo de cura madrileño
El padre José Francisco cobra el estándar de un cura en la región de Madrid: 900 euros. De ahí tiene que pagar su Seguridad Social, su IRPF, la gasolina, el seguro y mantenimiento del coche, el teléfono ("que dedico a un uso pastoral al 80 por ciento o más, sobre todo para tratar con los chavales de la parroquia"), la comida, algunas pequeñas reparaciones... y con lo que quede, ayudar lo que se pueda.
La parroquia cuenta con 8 voluntarios "oficiales" de Cáritas y un grupo de 40 personas dispuestas a ayudar en acciones puntuales. "Además, la gente trae mucha ropa y comida cada día para los necesitados, pero también sale mucha ropa y comida cada día, así que a veces no tenemos nada. Todo llega exclusivamente por las familias de la parroquia. En Navidad, por ejemplo, repartimos juguetes para niños, además de comida. Y reutilizamos los trajes de comunión: los regalan las familias, los llevamos a la tintorería y los damos para niños de familias poco pudientes. También se recogen o compran para repartir medicinas, pañales, potitos, cartillas para aprender a leer, carritos para niños, colchones y mantas y estufas para las chabolas, algún teléfono para ancianos solos... "
Español para magrebíes y visitas a chabolas
En una parroquia de barrio se ayuda a gente de lo más variado. "En la nuestra, atendemos a muchos musulmanes y a muchos gitanos. La Hermana Gema va al barrio del Ventorro a dar clases de español a inmigrantes magrebíes. Yo también voy a las casas, a las chabolas, veo lo que necesitan las familias. ¿Eso cómo se contabiliza? Las puertas de una parroquia están abiertas a todos".
Y todo este dinamismo social no sale de la nada ni del voluntarismo. Tiene un origen especial.
"Toda esta acción nace de Dios", afirma rotundo el párroco. "La gente ayuda a los demás porque a su vez recibe amor de Dios. Saben que el pobre es importante y la Palabra de Dios también lo es. Todos los que dedican horas a ayudar en esta parroquia son los mismos que dedican horas a la misa, a los sacramentos, la oración... Los que vienen a misa diaria dicen que necesitan la Palabra de Dios para seguir en su día a día. Hay alegría en el dar. La ayuda de motivación cristiana cree en la Providencia y en el amor sacrificado. Si faltan recursos, siempre se puede escuchar al necesitado, conocer su nombre, preocuparte por él. Hay una relación personal con Cristo y con el necesitado. Sin eso, yo no gastaría mi vida de esta forma".
"La asistente les toma los datos, les dan un papel certificando que son pobres, y nos los derivan a la parroquia", explica Pradas. "Ellos me enseñan el papel que dice que están en paro y con renta mínima y ¿qué hago yo? No puedo re-derivarles. Eso sí, a quien pide ayuda le exijo que pase antes por asistencia social, para que al menos la administración tenga constancia de la realidad, que no quede enmascarada".
José Francisco Pradas Páez, a sus 28 años lleva ya cinco de sacerdote. Entró en el seminario en el 2000, con 17 años. Nacido en una familia de clase media, tenía vocación desde pequeño, y hablaba de ello con el antiguo rector de San Justo y Pastor, en Perales del Río, a la sombra del monumento al Sagrado Corazón y el Cerro de los Ángeles, en el corazón geográfico de España.
Un fruto de Santa Maravillas
La parroquia, se fundó en los años 70 por impulso de Santa Maravillas de Jesús, para ayudar a una población pobre y desatendida. Hoy está creciendo: cuenta con dos grupos nuevos de jóvenes, un grupo de matrimonios "que colaboran mucho"... Más de 400 personas acuden a las misas dominicales. La catequesis de Primera Comunión implica a 140 familias. La de Confirmación, a otras 30.
"La gente se confiesa, y cada vez más", explica el padre Pradas. "Muchos empiezan a venir a la misa diaria, y son los mismos que luego apoyan en el ropero, la comida, etc... Todo el que se acerca a la parroquia, se queda. Tengo mil testimonios de padres de cómo la parroquia ha cambiado su familia".
En qué se va el dinero
Le preguntamos por la economía parroquial, con cierto detalle. La financiación de la parroquia es ajustada. "Sólo ahora empieza la gente a dar donativos por bautizos, bodas, etc... porque aquí no había esa costumbre", explica Pradas. Esos donativos pueden significar unos 300 o 400 euros en un mes de primavera, en Pascua, tiempo de bodas y bautizos, pero no se dan en invierno.
"Las colectas de cada mes se gastan directamente en los gastos de la propia parroquia. Un invierno nos cuesta 8.000 euros en calefacción, por ejemplo. Lo que queda desaparece inmediatamente en ayudas a tal o cual familia que necesita pagar recibos, igual que los donativos puntuales que puedan darnos feligreses generosos. La cuenta propia de la parroquia está siempre con lo mínimo. En total, en la parroquia entran unos mil euros al mes en primavera, y unos 250 se van en ayudas directas a familias para aplazar un deshaucio un mes, por ejemplo. Después, Dios proveerá. ¡Y la verdad es que provee!", asegura el joven párroco.
900 euros: sueldo de cura madrileño
El padre José Francisco cobra el estándar de un cura en la región de Madrid: 900 euros. De ahí tiene que pagar su Seguridad Social, su IRPF, la gasolina, el seguro y mantenimiento del coche, el teléfono ("que dedico a un uso pastoral al 80 por ciento o más, sobre todo para tratar con los chavales de la parroquia"), la comida, algunas pequeñas reparaciones... y con lo que quede, ayudar lo que se pueda.
La parroquia cuenta con 8 voluntarios "oficiales" de Cáritas y un grupo de 40 personas dispuestas a ayudar en acciones puntuales. "Además, la gente trae mucha ropa y comida cada día para los necesitados, pero también sale mucha ropa y comida cada día, así que a veces no tenemos nada. Todo llega exclusivamente por las familias de la parroquia. En Navidad, por ejemplo, repartimos juguetes para niños, además de comida. Y reutilizamos los trajes de comunión: los regalan las familias, los llevamos a la tintorería y los damos para niños de familias poco pudientes. También se recogen o compran para repartir medicinas, pañales, potitos, cartillas para aprender a leer, carritos para niños, colchones y mantas y estufas para las chabolas, algún teléfono para ancianos solos... "
Español para magrebíes y visitas a chabolas
En una parroquia de barrio se ayuda a gente de lo más variado. "En la nuestra, atendemos a muchos musulmanes y a muchos gitanos. La Hermana Gema va al barrio del Ventorro a dar clases de español a inmigrantes magrebíes. Yo también voy a las casas, a las chabolas, veo lo que necesitan las familias. ¿Eso cómo se contabiliza? Las puertas de una parroquia están abiertas a todos".
Y todo este dinamismo social no sale de la nada ni del voluntarismo. Tiene un origen especial.
"Toda esta acción nace de Dios", afirma rotundo el párroco. "La gente ayuda a los demás porque a su vez recibe amor de Dios. Saben que el pobre es importante y la Palabra de Dios también lo es. Todos los que dedican horas a ayudar en esta parroquia son los mismos que dedican horas a la misa, a los sacramentos, la oración... Los que vienen a misa diaria dicen que necesitan la Palabra de Dios para seguir en su día a día. Hay alegría en el dar. La ayuda de motivación cristiana cree en la Providencia y en el amor sacrificado. Si faltan recursos, siempre se puede escuchar al necesitado, conocer su nombre, preocuparte por él. Hay una relación personal con Cristo y con el necesitado. Sin eso, yo no gastaría mi vida de esta forma".
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