Los curas rurales viven pegados al móvil
Fernando Lorenzo atiende 14 parroquias en Zamora: 300 euros al mes en gasolina
Con lluvia o con nieve, hay que celebrar misa con los 8 parroquianos de Villarino. O los 10 de Flores o de Campogrande. Y tomarse un café con los ancianos. Y ver si hay necesidades para atenderlas desde Cáritas arciprestal. Es la vida del cura de pueblos (en plural) en España.
Los curas jóvenes de diócesis rurales españolas se lo ven venir ya en los seminarios: les va a tocar atender muchos pueblos y hacer muchos kilómetros. "Los curas jóvenes tiramos de esa ilusion de empezar y comernos el mundo", explica animado Fernando Lorenzo Martín, que atiende 14 poblaciones en la diócesis de Zamora. Aunque se crió en el País Vasco, en Baracaldo, siempre quiso ser cura de pueblo en Zamora, que conocía por sus padres y sus veranos en la ciudad de Toro.
"La Iglesia no desatiende el campo", explicaba hace unas semanas el portavoz de la Conferencia Episcopal, el obispo Juan Antonio Martínez Camino. Mientras pueda, la Iglesia enviará sacerdotes incluso a los rincones más recónditos. El padre Lorenzo hace mucha carretera para que la misa llegue a Sarracín (200 fieles el domingo), Berciano (80), Dómez (80), Valer (60), San Vicente (40), Cabañas (40), Latorre (40), Gallegos (30), Fradellos (30), Palazuelo (30), Puercas (20), Campogrande (10), Flores (10) y Villarino (8).
El sueldo de un cura rural
Queremos hablar con Fernando Lorenzo de dinero y recursos en la Iglesia rural. Un cura en Madrid cobra 900 euros. Él cobra 1.300. ¿Un privilegiado? No: de ahí salen los 300 euros al mes que se van en gasolina. Y la comida, ropa, los gastos de luz, agua, los extras... que pueden ser reparaciones al coche, temas de salud, etc... "Todos los meses hay un gasto extraordinario", explica.
"El sueldo mínimo, base, de un sacerdote en Zamora es 640 euros, pero se van sumando complementos por cada pueblo y por otros conceptos. Se vive, pero no sobra. Mi móvil también me lo pago yo. Mi vida es mi sacerdocio, así que mis llamadas son pastorales. Los curas rurales vivimos pegados al móvil, porque siempre estamos de pueblo en pueblo. A veces también gastas un poco tomando algo con los jóvenes, pero lo más frecuente es ir a las casas de los mayores a tomar café cuando te invitan, y hacer compañía", detalla.
Cuesta recaudar para hacer obras
Él vive solo desde que se ordenó en la casa parroquial de Valer de Alís. Con 14 parroquias que atender, siempre hay alguna con goteras. "Las parroquias gastan luz, agua, material litúrgico... y como cada una recauda muy poco, cuesta mucho ahorrar para pintar, o reparar goteras, puedes estar 20 meses o más haciendo caja antes de poder cubrir el coste".
Por si 14 parroquias dieran poco trabajo, Fernando es el director espiritual del seminario menor de Zamora, con 39 alumnos, y el responsable de Cáritas en la zona de Aliste. Es una Cáritas arciprestal: en el campo sale más a cuenta concentrar servicios y voluntarios en una sede de zona. La de Aliste cuenta con una docena de voluntarios fijos, un ropero arciprestal, servicio de alimentos y muchas visitas a ancianos.
En la diócesis de Zamora hay un asombroso nivel de voluntariado de Cáritas: uno por cada 200 católicos, algo que pasa también en la rural Huesca, pero no es común en las diócesis urbanas. "Aquí la verdadera acción social es el acompañamiento y escuchar a los mayores, más que la ayuda material. Aquí no se pasa hambre y se nota menos la crisis", explica.
Las parroquias del padre Fernando Lorenzo no hacen "colecta de Cáritas" el primer domingo de mes. Sí hacen la del Día de Corpus: tiene unos 800 parroquianos y recauda unos 800 euros para Cáritas. "Aquí la gente no tiene economía para hacer muchas colectas", los disculpa el sacerdote. Cuando se necesita recaudar más, la costumbre en la zona es organizar alguna tómbola solidaria.
¿Y si hubiese que pagar IBI por los edificios anexos a los centros de culto? "Aquí no hay casi nada de eso, las cosas se hacen en las dependencias de la Iglesia", explica el sacerdote. "Con lo del IBI no recaudarían casi nada".
"La Iglesia no desatiende el campo", explicaba hace unas semanas el portavoz de la Conferencia Episcopal, el obispo Juan Antonio Martínez Camino. Mientras pueda, la Iglesia enviará sacerdotes incluso a los rincones más recónditos. El padre Lorenzo hace mucha carretera para que la misa llegue a Sarracín (200 fieles el domingo), Berciano (80), Dómez (80), Valer (60), San Vicente (40), Cabañas (40), Latorre (40), Gallegos (30), Fradellos (30), Palazuelo (30), Puercas (20), Campogrande (10), Flores (10) y Villarino (8).
El sueldo de un cura rural
Queremos hablar con Fernando Lorenzo de dinero y recursos en la Iglesia rural. Un cura en Madrid cobra 900 euros. Él cobra 1.300. ¿Un privilegiado? No: de ahí salen los 300 euros al mes que se van en gasolina. Y la comida, ropa, los gastos de luz, agua, los extras... que pueden ser reparaciones al coche, temas de salud, etc... "Todos los meses hay un gasto extraordinario", explica.
"El sueldo mínimo, base, de un sacerdote en Zamora es 640 euros, pero se van sumando complementos por cada pueblo y por otros conceptos. Se vive, pero no sobra. Mi móvil también me lo pago yo. Mi vida es mi sacerdocio, así que mis llamadas son pastorales. Los curas rurales vivimos pegados al móvil, porque siempre estamos de pueblo en pueblo. A veces también gastas un poco tomando algo con los jóvenes, pero lo más frecuente es ir a las casas de los mayores a tomar café cuando te invitan, y hacer compañía", detalla.
Cuesta recaudar para hacer obras
Él vive solo desde que se ordenó en la casa parroquial de Valer de Alís. Con 14 parroquias que atender, siempre hay alguna con goteras. "Las parroquias gastan luz, agua, material litúrgico... y como cada una recauda muy poco, cuesta mucho ahorrar para pintar, o reparar goteras, puedes estar 20 meses o más haciendo caja antes de poder cubrir el coste".
Por si 14 parroquias dieran poco trabajo, Fernando es el director espiritual del seminario menor de Zamora, con 39 alumnos, y el responsable de Cáritas en la zona de Aliste. Es una Cáritas arciprestal: en el campo sale más a cuenta concentrar servicios y voluntarios en una sede de zona. La de Aliste cuenta con una docena de voluntarios fijos, un ropero arciprestal, servicio de alimentos y muchas visitas a ancianos.
En la diócesis de Zamora hay un asombroso nivel de voluntariado de Cáritas: uno por cada 200 católicos, algo que pasa también en la rural Huesca, pero no es común en las diócesis urbanas. "Aquí la verdadera acción social es el acompañamiento y escuchar a los mayores, más que la ayuda material. Aquí no se pasa hambre y se nota menos la crisis", explica.
Las parroquias del padre Fernando Lorenzo no hacen "colecta de Cáritas" el primer domingo de mes. Sí hacen la del Día de Corpus: tiene unos 800 parroquianos y recauda unos 800 euros para Cáritas. "Aquí la gente no tiene economía para hacer muchas colectas", los disculpa el sacerdote. Cuando se necesita recaudar más, la costumbre en la zona es organizar alguna tómbola solidaria.
¿Y si hubiese que pagar IBI por los edificios anexos a los centros de culto? "Aquí no hay casi nada de eso, las cosas se hacen en las dependencias de la Iglesia", explica el sacerdote. "Con lo del IBI no recaudarían casi nada".
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