La Archidiócesis de Sevilla lo explica en un comunicado
Los bautizos y bodas del falso cura de Sevilla son «válidos» aunque «ilícitos», dice la Iglesia
E indica que en la Eucaristía, Penitencia y Unción de Enfermos, "son inválidos, pues son sacramentos que requieren la potestad del Orden".
En un comunicado de seis puntos, el Arzobispado aclaró que los sacramentos del Bautismo y Matrimonio celebrados por el padre Ángel durante todo este tiempo “son claramente válidos, si bien son ilícitos”.
En el caso de la Eucaristía, Penitencia y Unción de Enfermos, “son inválidos, pues son sacramentos que requieren la potestad del Orden”.
El Arzobispado explicó que Ángel Orellana se presentó ante la curia diocesana hace cinco años procedente de Ecuador, de donde es originario. Allí acreditó su condición de sacerdote con una documentación que luego se pudo comprobar que era falsa, por lo que carecía de validez.
Orellana manifestó que se encontraba en la ciudad para hacer su tesis doctoral y pidió una parroquia en la que poder ejercer el ministerio sacerdotal. Desde el Arzobispado le señalaron que podría realizarlo en alguna de las cercanas a su lugar de residencia, la barriada de Pío XII.
La Archidiócesis deja muy claro en el comunicado que “en ningún momento se le asignó oficio eclesiástico alguno”, tal como destacó este periódico en su información de este miércoles. Ángel Orellana no estuvo en ningún momento en la nómina de la Iglesia de Sevilla ni se le encomendó por ésta ningún destino u obligación.
Tras presentarse en la curia y pedir un lugar para ejercer, el falso cura se decantó por la parroquia de Santa María de las Flores y San Eugenio, en Pío XII. Allí se fue ganando la confianza del párroco y los feligreses y fue desarrollando su trabajo cada vez con más intensidad y frecuencia, hasta el punto de asegurar los vecinos que siempre estaba en el templo dispuesto a echar una mano a quien lo necesitara, oficiando eucaristías e impartiendo los sacramentos del bautismo, el matrimonio y la comunión.
Ángel Orellana estaba completamente integrado en la comunidad parroquial hasta que comenzaron a surgir las dudas sobre su condición sacerdotal. En ese momento, desde la Archidiócesis se pusieron en contacto con la diócesis ecuatoriana de origen, donde confirmaron las sospechas: Ángel Orellana nunca fue ordenado.
El arzobispo Asenjo, tras conocer la noticia, se entrevistó personalmente con el impostado cura. Orellana reconoció ante el prelado sevillano que todo era un engaño y pidió perdón por sus actos. Acto seguido procedió a abandonar la Archidiócesis. El comunicado también aclara que en ese momento se dio traslado de los hechos a la Conferencia Episcopal Española, y se abrió un proceso canónico que será remitido a la Santa Sede a su término.
Éste es el comunicado de la Archidiócesis de Sevila:
“En relación con la información publicada esta mañana sobre una suplantación de la condición sacerdotal, la Archidiócesis quiere comunicar lo siguiente:
1. La persona en cuestión se presentó ante la Curia Diocesana hace cinco años procedente de Ecuador, acreditando su condición sacerdotal con una documentación que ha resultado ser falsa. En aquella ocasión manifestó que se encontraba en Sevilla realizando su tesis doctoral y que residía en la barriada de Pío XII. Solicitó una parroquia en la que poder celebrar la Eucaristía y se le señaló la posibilidad de hacerlo en alguna de las parroquias cercanas.
2. En ningún momento se le asignó oficio eclesiástico alguno desde la Archidiócesis.
3. En el momento en que se tuvieron las primeras sospechas sobre la condición sacerdotal de la persona en cuestión, desde la Archidiócesis se entró en contacto con la diócesis ecuatoriana de origen, donde confirmaron que nunca fue ordenado. El Arzobispo se entrevistó con él, y en el curso de este encuentro reconoció el engaño y pidió perdón por sus actos. A continuación, abandonó la Archidiócesis.
4. De forma inmediata, se dio traslado de los hechos a la Conferencia Episcopal Española, y se ha abierto un proceso canónico que será remitido a la Santa Sede a su término.
5. En referencia a las dudas surgidas en la opinión pública sobre la validez de los actos sacramentales oficiados por esta persona, la Archidiócesis tiene el deber de aclarar que los sacramentos del Bautismo y Matrimonio (c. 144 CIC) son claramente válidos, si bien son ilícitos. En consonancia, las parejas que han contraído Matrimonio en ceremonias oficiadas por la persona en cuestión, lo han hecho válidamente. En el caso de los sacramentos de la Eucaristía, Penitencia y Unción de Enfermos, se trata de actos inválidos, pues son sacramentos que requieren la potestad del Orden.
6. La Archidiócesis de Sevilla lamenta el daño o sufrimiento que estos hechos hayan podido causar a los fieles y pide al Señor que cure las heridas que los mismos han producido.
Sevilla, 9 de mayo de 2012”.
En el caso de la Eucaristía, Penitencia y Unción de Enfermos, “son inválidos, pues son sacramentos que requieren la potestad del Orden”.
El Arzobispado explicó que Ángel Orellana se presentó ante la curia diocesana hace cinco años procedente de Ecuador, de donde es originario. Allí acreditó su condición de sacerdote con una documentación que luego se pudo comprobar que era falsa, por lo que carecía de validez.
Orellana manifestó que se encontraba en la ciudad para hacer su tesis doctoral y pidió una parroquia en la que poder ejercer el ministerio sacerdotal. Desde el Arzobispado le señalaron que podría realizarlo en alguna de las cercanas a su lugar de residencia, la barriada de Pío XII.
La Archidiócesis deja muy claro en el comunicado que “en ningún momento se le asignó oficio eclesiástico alguno”, tal como destacó este periódico en su información de este miércoles. Ángel Orellana no estuvo en ningún momento en la nómina de la Iglesia de Sevilla ni se le encomendó por ésta ningún destino u obligación.
Tras presentarse en la curia y pedir un lugar para ejercer, el falso cura se decantó por la parroquia de Santa María de las Flores y San Eugenio, en Pío XII. Allí se fue ganando la confianza del párroco y los feligreses y fue desarrollando su trabajo cada vez con más intensidad y frecuencia, hasta el punto de asegurar los vecinos que siempre estaba en el templo dispuesto a echar una mano a quien lo necesitara, oficiando eucaristías e impartiendo los sacramentos del bautismo, el matrimonio y la comunión.
Ángel Orellana estaba completamente integrado en la comunidad parroquial hasta que comenzaron a surgir las dudas sobre su condición sacerdotal. En ese momento, desde la Archidiócesis se pusieron en contacto con la diócesis ecuatoriana de origen, donde confirmaron las sospechas: Ángel Orellana nunca fue ordenado.
El arzobispo Asenjo, tras conocer la noticia, se entrevistó personalmente con el impostado cura. Orellana reconoció ante el prelado sevillano que todo era un engaño y pidió perdón por sus actos. Acto seguido procedió a abandonar la Archidiócesis. El comunicado también aclara que en ese momento se dio traslado de los hechos a la Conferencia Episcopal Española, y se abrió un proceso canónico que será remitido a la Santa Sede a su término.
Éste es el comunicado de la Archidiócesis de Sevila:
“En relación con la información publicada esta mañana sobre una suplantación de la condición sacerdotal, la Archidiócesis quiere comunicar lo siguiente:
1. La persona en cuestión se presentó ante la Curia Diocesana hace cinco años procedente de Ecuador, acreditando su condición sacerdotal con una documentación que ha resultado ser falsa. En aquella ocasión manifestó que se encontraba en Sevilla realizando su tesis doctoral y que residía en la barriada de Pío XII. Solicitó una parroquia en la que poder celebrar la Eucaristía y se le señaló la posibilidad de hacerlo en alguna de las parroquias cercanas.
2. En ningún momento se le asignó oficio eclesiástico alguno desde la Archidiócesis.
3. En el momento en que se tuvieron las primeras sospechas sobre la condición sacerdotal de la persona en cuestión, desde la Archidiócesis se entró en contacto con la diócesis ecuatoriana de origen, donde confirmaron que nunca fue ordenado. El Arzobispo se entrevistó con él, y en el curso de este encuentro reconoció el engaño y pidió perdón por sus actos. A continuación, abandonó la Archidiócesis.
4. De forma inmediata, se dio traslado de los hechos a la Conferencia Episcopal Española, y se ha abierto un proceso canónico que será remitido a la Santa Sede a su término.
5. En referencia a las dudas surgidas en la opinión pública sobre la validez de los actos sacramentales oficiados por esta persona, la Archidiócesis tiene el deber de aclarar que los sacramentos del Bautismo y Matrimonio (c. 144 CIC) son claramente válidos, si bien son ilícitos. En consonancia, las parejas que han contraído Matrimonio en ceremonias oficiadas por la persona en cuestión, lo han hecho válidamente. En el caso de los sacramentos de la Eucaristía, Penitencia y Unción de Enfermos, se trata de actos inválidos, pues son sacramentos que requieren la potestad del Orden.
6. La Archidiócesis de Sevilla lamenta el daño o sufrimiento que estos hechos hayan podido causar a los fieles y pide al Señor que cure las heridas que los mismos han producido.
Sevilla, 9 de mayo de 2012”.
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