Así logró el párroco de Paiporta salvar «in extremis» a seis personas de morir ahogadas por la DANA
Según van pasando los días desde que la DANA azotara brutalmente el este de España, sobre todo en la provincia de Valencia, se van conociendo más historias de personas que se jugaron literalmente la vida para salvar la de otras muchas que les eran totalmente desconocidas. Sin estas acciones heroicas que han ido saliendo en las últimas horas el número de fallecidos, ya de por sí elevadísimo, sería todavía mayor.
Una de estas historias es la del párroco San Ramón Nonato de Paiporta. Esta localidad es la que más ha sufrido este temporal. Sólo en este pueblo más de 60 personas han muerto, pero la cifra puede seguir aumentando en los próximos días. Pero gracias a la actuación de este sacerdote seis personas han podido salvar la vida.
Lo relata en Las Provincias una vecina de Paiporta, Amparo, que fue precisamente rescatada por el sacerdote. Esta mujer salió a buscar a su madre cuando llegó el temporal. Creía que podría llegar hasta ella porque vivía tan sólo a cinco minutos. Una de sus hijas le acompañaba para comprobar que la anciana de 96 años se encontraba bien.
Sin embargo, el temporal era cada vez más potente y el nivel de agua fue creciendo rápidamente hasta dificultar el que pudieran caminar. Y entonces la situación se volvió extrema. Ella misma relata que “intentamos llegar a casa de mi madre por tres calles diferentes. Era imposible llegar”, cuenta la mujer desgarrada.
El problema era que ya no sólo no podían llegar hasta su madre, sino que tampoco podían volver a su casa. El agua las arrastraba. “Nos encaramamos en una cornisa en la Iglesia de San Ramón y comenzamos a golpear la puerta para que nos abrieran. Pensé que íbamos a morir ahí”, relata todavía conmocionada.
Recuerda que el agua les cubría todo el cuerpo y que apenas podían respirar. Pero no estaban solas. Otras cuatro personas más se encontraban agarradas con todas su fuerzas a la cornisa de la iglesia intentando que la fuerza del agua no se las llevase por delante. “Le costó muchísimo abrir por la fuerza de la corriente. Todavía no sé cómo lo consiguió”, cuenta Amparo.
Pero el párroco no se dio por vencido. Iba a dejarse la vida intentándolo. Y sacando fuerzas donde no las había pudo finalmente abrir la puerta del templo para que pudieran resguardarse estas seis personas. “De no ser por el cura nos habríamos muerto todas. Nos salvó la vida”, dice Amparo agradecida. El hombre se puso en peligro para lograr rescatar a las víctimas que estaban flotando en la riada.
Finalmente, Amparo no pudo llegar a casa de su madre y cuando lo logró después de la DANA no estaba allí. El agua se la había llevado por delante. “Yo lo único que pido es que me den el cadáver de mi madre. Lo necesito”, pide desolada.