«Cáritas no podría existir fuera de la Iglesia. Si así fuera, sería otra cosa», afirma su presidente
El presidente de Cáritas España, Manuel Bretón, tiene una gran experiencia a la hora de organizar y gestionar, pues antes de ocupar el cargo fue hasta su jubilación teniente general del Ejército, siendo además el primer presidente de Cáritas Castrense.
Al mando de la organización caritativa de la Iglesia se está enfrentando ahora a una crisis de magnitudes nunca vistas en España, pues es a la vez sanitaria, económica y social. En una entrevista con la revista Ecclesia, Bretón admite que “la dimensión es de tal calibre que esta pandemia ha situado a Cáritas, por primera vez en su historia, ante la necesidad de responder de manera simultánea a los efectos de una emergencia dentro y fuera de nuestro país”.
De este modo, reconoce que “el coronavirus está poniendo a prueba nuestras estrategias de cooperación fraterna y la capacidad de nuestra Confederación para visibilizar las llamadas de ayuda que muchas Cáritas del Sur nos lanzan para afrontar el impacto que el COVID-19 está teniendo en otros países y en comunidades mucho más vulnerables que las nuestras. Estoy orgulloso de la capacidad de respuesta solidaria que Cáritas Española está liderando dentro de la red internacional de Cáritas para acudir en auxilio de las Cáritas hermanas del Sur”.
Una ayuda "muy diversificada"
Concretamente sobre España, el presidente de Cáritas indica que la ayuda de emergencia que ofrece esta institución “está muy diversificada y va mucho más allá de la alimentación, aunque es verdad que en estos últimos meses ese ha sido uno de los principales ámbitos de actuación. Pero es importante también el trabajo que venimos haciendo para garantizar los gastos de alquiler, de salud, de educación o de recibos de suministros domésticos de muchas familias que vienen pidiendo ayuda urgente”.
“El conjunto de las 70 Cáritas diocesanas prestó apoyo a casi 1,4 millones de personas dentro de España y a más de 900.000 en proyectos de cooperación internacional. Y, ciñéndonos a lo que usted plantea, por capítulos de intervención, ha sido en el apartado de Acogida y Asistencia donde se acumula en mayor porcentaje de participantes, el 72,7% del total”, afirma Bretón en la entrevista.
Cáritas es una de las instituciones más valoradas por los españoles pese a ser católica y en un país donde hay un arraigado anticlericalismo. En su opinión, ”es una contradicción que se da incluso entre católicos de a pie, que no acaban de percibir que la Iglesia es una, en lo celebrativo y lo pastoral. Una fe sin caridad y una vida comunitaria que no integra en su ser y hacer ese servicio organizado de la caridad que es Cáritas no deja de ser una fe a medio gas, hemipléjica”.
“Nunca hemos disimulado nuestra dimensión eclesial, que es un rasgo esencial de nuestra visión y de nuestra misión. Y bienvenido sea si a la credibilidad de la Iglesia, Cáritas puede aportar algo como servicio organizado de la caridad y como instrumento de evangelización. Cáritas no podría existir fuera de la Iglesia. Si así fuera, sería otra cosa. Conviene tener siempre presente que donde está la caridad y el amor, allí está Dios”, sentencia.
Preguntado cuáles son sus quebraderos de cabeza, Bretón asegura que “tienen que ver con la protección de los derechos básicos de las personas más vulnerables, de esos descartados cuyo número se ha multiplicado a causa del coronavirus. Nuestra preocupación es especialmente grave en el caso de desamparo extremo que afecta a las personas sin hogar y a quienes viven en condiciones auténticamente infrahumanas en los asentamientos de algunas zonas de Huelva, Almería, Lleida o Tenerife. Las condiciones del confinamiento han sido de imposible cumplimiento para muchos de ellos. La pandemia, además, ha dejado sin fuente de recursos a personas que ya antes venían arrastrando graves carencias en vivienda, educación, salud o alimentación. Es el caso de las familias víctimas de desahucios, con todos sus miembros en paro y sin ningún tipo de ingreso económico, los inmigrantes indocumentados, los temporeros o las empleadas de hogar. Esta crisis social y económica ha dejado a todas estas personas, en contra de lo que se dice, completamente atrás. En dos meses se han perdido todos los síntomas de incipiente recuperación que comenzaban a asentarse tras la devastadora crisis de 2008”.
Puede leer aquí la entrevista íntegra del presidente de Cáritas en Ecclesia