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Ya hay 400.000 jóvenes inscritos para la Jornada Mundial de la Juventud de 182 países
El cardenal arzobispo de Madrid Antonio María Rouco, presidente del comité organizador local de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), pronunció la conferencia “A tres meses de la Jornada Mundial de la Juventud”, en el Foro de la Nueva Sociedad.
A tres meses de la Jornada Mundial de la Juventud hay cerca de 400.000 jóvenes inscritos de 182 países.
“Los jóvenes tienen ‘una vida por delante’, la Jornada Mundial de la Juventud es una oportunidad para que se dejen iluminar por Cristo, y allí en su corazón y en sus sentimientos de entrega y solidaridad descubran los cimientos de su vida”, explicó.
“Los frutos de entrega de las Jornadas Mundiales se pueden ver en el corto alcance: son muchas las vocaciones al sacerdocio, a la vida consagrada, al matrimonio, que surgen de cada Jornada Mundial. Pero también y sobre todo, en el largo plazo, suponen una contribución a la sociedad actual: energía para resolver la crisis y fortalecer el camino de la paz”, destacó.
“Los problemas de los jóvenes están en las situaciones de paro, pero sobre todo están en su corazón, y ahí es el único sitio donde pueden solucionarse. La democracia vive de presupuestos que ella misma no se puede dar. Debe beber de otras fuentes de humanidad”, subrayó.
El cardenal de Madrid utilizó la comparación de una casa en llamas, con la situación actual: “Si estamos en esta situación, lo importante es llamar a los bomberos, pero sobre todo lo más importante es actuar para que esto no vuelva a pasar, y para ello se necesita algo más que soluciones técnicas”.
Las Jornadas Mundiales de la Juventud “son una iniciativa personal de Juan Pablo II, que apostó por una nueva generación de jóvenes los jóvenes de 2000. Ahora, Benedicto XVI retoma este legado. Es el papa quien convoca y atrae a los jóvenes.
El papa en su última encíclica Caritas in Veritate no deja de abordar ninguno de los problemas de la sociedad actual… pero siempre tienen un punto de referencia en común: la entrega, la solidaridad, la caridad”, recordó.
“No se puede pasar por alto que la elección de España no es casualidad, sino que tiene que ver con la proyección de riqueza espiritual de la historia de este país, en la historia de la Iglesia y la cultura de Occidente. No hay más que ver la impronta espiritual de los patronos de la Jornada Mundial: san Ignacio de Loyola, santa Teresa de Ávila, santa Rosa de Lima, san Francisco Javier…”, recalcó.
“La estampa de Madrid cambiará durante los días de la Jornada Mundial, pues este acontecimiento es de la Iglesia universal, pero también un gran encuentro para la sociedad y la ciudad que lo acoge”, destacó.
En la Jornada Mundial, además de los actos con el Papa, habrá todo un rico y polifacético programa de actividades culturales.
El cardenal de Madrid agradeció el apoyo de todas las personas y empresas sin las cuales no sería posible este acontecimiento: “Gracias a las administraciones públicas que están colaborando sin reservas, a toda la sociedad madrileña, a las parroquias y movimientos, a las comunidades de vida contemplativa que apoyan con su oración, y muy especialmente a los centenares de miles de voluntarios de la JMJ de todas las nacionalidades, que forman una ‘ONU’ muy especial”.
A tres meses de la Jornada Mundial de la Juventud hay cerca de 400.000 jóvenes inscritos de 182 países.
“Los jóvenes tienen ‘una vida por delante’, la Jornada Mundial de la Juventud es una oportunidad para que se dejen iluminar por Cristo, y allí en su corazón y en sus sentimientos de entrega y solidaridad descubran los cimientos de su vida”, explicó.
“Los frutos de entrega de las Jornadas Mundiales se pueden ver en el corto alcance: son muchas las vocaciones al sacerdocio, a la vida consagrada, al matrimonio, que surgen de cada Jornada Mundial. Pero también y sobre todo, en el largo plazo, suponen una contribución a la sociedad actual: energía para resolver la crisis y fortalecer el camino de la paz”, destacó.
“Los problemas de los jóvenes están en las situaciones de paro, pero sobre todo están en su corazón, y ahí es el único sitio donde pueden solucionarse. La democracia vive de presupuestos que ella misma no se puede dar. Debe beber de otras fuentes de humanidad”, subrayó.
El cardenal de Madrid utilizó la comparación de una casa en llamas, con la situación actual: “Si estamos en esta situación, lo importante es llamar a los bomberos, pero sobre todo lo más importante es actuar para que esto no vuelva a pasar, y para ello se necesita algo más que soluciones técnicas”.
Las Jornadas Mundiales de la Juventud “son una iniciativa personal de Juan Pablo II, que apostó por una nueva generación de jóvenes los jóvenes de 2000. Ahora, Benedicto XVI retoma este legado. Es el papa quien convoca y atrae a los jóvenes.
El papa en su última encíclica Caritas in Veritate no deja de abordar ninguno de los problemas de la sociedad actual… pero siempre tienen un punto de referencia en común: la entrega, la solidaridad, la caridad”, recordó.
“No se puede pasar por alto que la elección de España no es casualidad, sino que tiene que ver con la proyección de riqueza espiritual de la historia de este país, en la historia de la Iglesia y la cultura de Occidente. No hay más que ver la impronta espiritual de los patronos de la Jornada Mundial: san Ignacio de Loyola, santa Teresa de Ávila, santa Rosa de Lima, san Francisco Javier…”, recalcó.
“La estampa de Madrid cambiará durante los días de la Jornada Mundial, pues este acontecimiento es de la Iglesia universal, pero también un gran encuentro para la sociedad y la ciudad que lo acoge”, destacó.
En la Jornada Mundial, además de los actos con el Papa, habrá todo un rico y polifacético programa de actividades culturales.
El cardenal de Madrid agradeció el apoyo de todas las personas y empresas sin las cuales no sería posible este acontecimiento: “Gracias a las administraciones públicas que están colaborando sin reservas, a toda la sociedad madrileña, a las parroquias y movimientos, a las comunidades de vida contemplativa que apoyan con su oración, y muy especialmente a los centenares de miles de voluntarios de la JMJ de todas las nacionalidades, que forman una ‘ONU’ muy especial”.
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