Será el cinco de febrero
Los Propagandistas volverán a votar a su presidente, tras el empate entre Dagnino y Romero
Tras un sorprendente empate a 125 votos, los dos candidatos a presidir la ACdP, Alfredo Dagnino y Carlos Romero, concurrirán otra vez en la urnas.
La Asociaciación Católica de Propagandistas, promotora de la Fundación San Pablo CEU y de sus centros de enseñanza afines, con decenas de miles de alumnos, volverá a reunirse en asamblea el 5 de febrero para elegir a su presidente en una segunda votación, después de que el martes se produjera un empate entre el actual presidente, Alfredo Dagnino, y el candidato alternativo, Carlos Romero. Obtuvieron cada uno 125 votos.
«Este empate en el número de votos, difícilmente predecible, propició el establecimiento de un extenso, profundo y fraterno diálogo a lo largo del día 8 entre los participantes de la asamblea, incluidos los dos candidatos», afirma un comunicado de la Asociación.
Lo cierto es que Alfredo Dagnino no logró el voto de la mitad de los votantes (hubo 14 votos en blanco) y es significativo que el actual presidente contara con 180 avales públicos pero a la hora del voto secreto obtuviese sólo 125.
La asociación de laicos que fundó el jesuita Ángel Ayala hace ya un siglo recuerda que, según sus estatutos, el presidente debe contar con la mayoría absoluta de los votos emitidos. Con sus socios divididos en dos bloques, el «diálogo fraterno» se vuelve clave para no abrir heridas entre ellos.
«Este empate en el número de votos, difícilmente predecible, propició el establecimiento de un extenso, profundo y fraterno diálogo a lo largo del día 8 entre los participantes de la asamblea, incluidos los dos candidatos», afirma un comunicado de la Asociación.
Lo cierto es que Alfredo Dagnino no logró el voto de la mitad de los votantes (hubo 14 votos en blanco) y es significativo que el actual presidente contara con 180 avales públicos pero a la hora del voto secreto obtuviese sólo 125.
La asociación de laicos que fundó el jesuita Ángel Ayala hace ya un siglo recuerda que, según sus estatutos, el presidente debe contar con la mayoría absoluta de los votos emitidos. Con sus socios divididos en dos bloques, el «diálogo fraterno» se vuelve clave para no abrir heridas entre ellos.
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