65 años de matrimonio, y mueren el mismo día: católicos devotos, su familia lo ve un regalo de Dios
El pasado 11 de agosto, con apenas once horas de diferencia, murieron en Ohio (Estados Unidos) Harold y Ruth Knapke, de 91 y 89 años de edad, respectivamente. Llevaban casados 65 años y eran católicos devotos que siempre habían ido a misa juntos y cultivaban su fe, razón por la cual sus familiares consideran un "regalo de Dios" no haber prolongado su separación. Vivían en una residencia de ancianos en Versailles el oeste del estado.
"Fue muy duro verlos partir a la vez, pero también es algo bueno al final ver los milagros que Dios puede hacer", explicó uno de sus catorce nietos, Jeffe, a Fox News: "Fueron muy buenos modelos para nosotros".
Ambos se querían mucho y en sus últimos años jugaban interminables partidas de cartas uno contra otro. Pero los familiares afirman que vieron venir el desenlace. El abuelo Harold estaba en muy mal estado de salud, pero parece como si hubiese revivido un poco la mañana en la que murió.
También una de las seis hijas del matrimonio, Margaret, considera que la devoción y la fe de sus padres tuvo mucho que ver en el privilegio de irse casi juntos. "De hecho, en los últimos años, a menudo decíamos que papá estaba todavía aquí, en esta vida, por mamá", añade: "Parecía como si, a pesar de que su salud y sus fuerzas estaban muy disminuidas, él no podía dejar de ser su protector, no podía dejarla atrás".
Si eso es lo que pedía a Dios en sus oraciones... le fue concedido.
"Fue muy duro verlos partir a la vez, pero también es algo bueno al final ver los milagros que Dios puede hacer", explicó uno de sus catorce nietos, Jeffe, a Fox News: "Fueron muy buenos modelos para nosotros".
Ambos se querían mucho y en sus últimos años jugaban interminables partidas de cartas uno contra otro. Pero los familiares afirman que vieron venir el desenlace. El abuelo Harold estaba en muy mal estado de salud, pero parece como si hubiese revivido un poco la mañana en la que murió.
También una de las seis hijas del matrimonio, Margaret, considera que la devoción y la fe de sus padres tuvo mucho que ver en el privilegio de irse casi juntos. "De hecho, en los últimos años, a menudo decíamos que papá estaba todavía aquí, en esta vida, por mamá", añade: "Parecía como si, a pesar de que su salud y sus fuerzas estaban muy disminuidas, él no podía dejar de ser su protector, no podía dejarla atrás".
Si eso es lo que pedía a Dios en sus oraciones... le fue concedido.
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