El gobernador de Delaware veta el suicidio asistido y alega razones políticas, morales y médicas
El pasado 20 de septiembre, el gobernador de Delaware (Estados Unidos), John Carney, demócrata y católico, informó a la Cámara de Representantes del estado de su veto a la ley que permitía el suicidio asistido, aprobada en abril por un estrecho margen de 21-16 votos.
Según la normativa rechazada por Carney (propuesta con insistencia desde 2015 por el diputado demócrata Paul Baumbach), los adultos residentes en el estado a quienes se les haya diagnosticado una enfermedad terminal con una expectativa de muerte en los próximos seis meses y tengan "capacidad para tomar decisiones" pueden pedir la inyección letal a un médico o enfermero.
Razones políticas, médicas y morales
En su carta a la cámara, Carney alega tres tipos de razones para su veto, recordando que desde que es gobernador en 2017 se ha opuesto a ella "de forma consistente":
-políticas: "No se ha alcanzado un consenso sólido, ni en Delaware ni a nivel nacional, en un asunto muy complejo";
-médicas: "El año pasado, la American Medical Association [Asociación Médica de Estados Unidos] reafirmó su opinión de que el suicidio asistido por un médico es 'esencialmente incompatible con el papel curativo del médico'";
-morales: "Aunque comprendo que no todo el mundo comparte mis opiniones, me opongo moralmente a que el estado permita que alguien, incluso en circunstancias trágicas y dolorosas, se quite la vida".
John Carney, de 68 años, casado y con dos hijos, es católico en un estado donde lo es en torno a una cuarta parte de la población. La Iglesia católica es la confesión individual más numerosa, aunque la mayoría, en torno a un 35%, la suman las distintas confesiones protestantes.
Rechazo del obispo
La diócesis de Wilmington (la mayor ciudad del estado, aunque la capital es Dover), cuyo territorio incluye todo Delaware y parte de Maryland, ha sido muy activa movilizando a la ciudadanía contra la ley. El junio, su obispo, William Koenig, recordó las razones por las que oponerse a ella.
William Koenig, obispo de Willmington, diócesis que abarca el estado de Delaware, en la costa este, uno de los más pequeños y menos poblados del país.
"Todos estamos hechos a imagen de Dios", dijo: "No somos nosotros quienes decidimos cuándo ha llegado la hora de poner fin a nuestra vida, y menos en este clima en el que hay una epidemia de personas y familias afectadas por quienes se quitan la vida. Que, como sociedad, digamos, 'Vale, ahora es legal', o que es algo que está bien, va contra la experiencia de la mayoría de personas".
Sea cual sea la edad de quien solicite el suicidio asistido, añadió, "decir que es algo que , como sociedad, podemos aprobar, es un error. Estamos enviando el mensaje equivocado. No debemos codificarlo en una ley permisiva. Es una pendiente resbaladiza ante cualquiera que sufra una discapacidad o cierto tipo de enfermedades. Es casi como animarles a suicidarse. Para los ancianos, puede llegar un momento en el que consideren que son una carga (¡y no son una carga para sus familias!): no deberíamos sentir esa presión sobre nosotros".
Carney, proabortista
La decisión de Carney es particularmente significativa por ser miembro del Partido Demócrata, que apoya activamente la eutanasia y el suicidio asistido. Los estados de Estados Unidos donde el suicidio asistido es legal tienen casi todos un patrón de voto tradicionalmente demócrata: Maine, Nueva Jersey, Vermont, Nuevo México, Montana, Colorado, Oregón, Washington, California y Hawai.
Del mismo modo, Delaware tiene gobernador demócrata desde 1992 y en las elecciones presidenciales ha votado demócrata en todas las elecciones contemporáneas, salvo en el periodo de Ronald Reagan.
Sin embargo, aunque las razones aducidas por Carney contra el suicidio asistido valdrían en similar medida para el aborto (no hay consenso, no es un acto médico, es inaceptable para un católico), en 2022 reaccionó a la sentencia Dobbs (revocación de Roe vs Wade) firmando una ley del Congreso estatal para facilitar el aborto y blindar legalmente a los abortorios que intervengan sobre madres llegadas desde otros estados a Delaware para abortar.