Afirma que «cometió un error» y pide perdón
Una de las «diaconisas» excomulgadas en 2007, casada y con cinco hijos, se retracta de la ordenación
Norma Jean Coon ha reafirmado su fidelidad a la doctrina de la Iglesia respecto a la imposibilidad de la ordenación de las mujeres.
Una mujer que pretendía ser diaconisa católica ha renunciado a su “ordenación” y ha reafirmado su fidelidad a la doctrina de la Iglesia respecto a la imposibilidad de la ordenación de las mujeres.
Norma Jean Coon, antiguo miembro de la organización Roman Catholic Womenpriests, colgó el 8 de febrero este mensaje en internet, en el que “afirma la autoridad del Santo Padre en estas cuestiones de ordenación y reconoce que Cristo fundó la ordenación solo para hombres”.
Coon, casada desde hace 47 años y madre de cinco hijos, participó en una ceremonia en Santa Bárbara el 22 de julio de 2007, en la que se procedió a su ordenación (inválida), con lo que incurrió en excomunión latae sententiae (automática).
La asociación Roman Catholic Womenpriests se estableció en Europa y comenzó a exigir la ordenación de mujeres en el año 2006. El verano de la ceremonia de Coon hubo acontecimientos similares en Portland, New York, Minneapolis y Toronto. Hoy, la organización reivindica la ordenación de ocho obispos y más de 80 presbíteros y diáconos mujeres en todo el mundo.
Coon dijo que ella “se retiró del programa a las dos semanas de la ceremonia” porque se dio cuenta “de que había cometido un error estudiando para el sacerdocio”.
Añadió: “reconozco la verdad de la carta apostólica de Juan Pablo II Ordenatio Sacerdotalis”
En su declaración, Coon renuncia formalmente a su relación con Roman Catholic Womenpriests y rechaza “públicamente la mencionada ordenación disculpándose con aquellos cuyas vidas pueda haber ofendido o escandalizado con mis acciones.”
Su declaración concluye con una plegaria: “Padre Santo, te pido que bendigas a mi obispo, mi pastor y los presbíteros de Roma que me han ayudado en el proceso de mi reintegración en la Iglesia Católica Romana”.
“Perdonadme, mis amados Jesús y Madre María por haber seguido mi propia voluntad en el asunto de mi ordenación. Pedimos más sacerdotes para servir en nuestra Iglesia y rogamos vocaciones para enriquecer nuestra Iglesia de Estados Unidos.”
“Perdónanos por caer en desobediencia y enriquécenos con tu santo amor. Pido la intercesión de Jesús y María. Fiat”.