Carta de una madre a un profesor
¿Por qué le cuento esta anécdota? Porque los padres debemos estar atentos a la educación de nuestros hijos. No debemos desentendernos de lo que leen, lo que juegan, como estudian… incluso siendo recomendado por docentes.
Estimado profesor:
Le escribo estas líneas para hacer juntos una reflexión sobre la educación de los hijos.
Mi marido y yo siempre hemos tenido una gran confianza en los maestros y profesores, poniendo esta confianza en la colaboración que los profesionales aportáis al desarrollo intelectual de nuestros hijos. También hemos comprobado cómo en muchas ocasiones estos maestros y profesores se convierten en “la mejor seño”, “el mejor profe”, incluso son modelos a imitar.
Pero a veces esta confianza se ha visto truncada, o simplemente, ha surgido una llamada de atención para no dejar todo en vuestras manos. Recuerdo que cuando mi hijo cursaba 1º de EGB (ahora primaria), leía perfectamente. Su maestro vio conveniente recomendarnos unos libros más adelantados a su edad para evitar que se aburriera. Compramos el primer título de una serie. Pero nunca le dimos el libro a nuestro hijo.
Su padre y yo leímos el libro antes, y nos sorprendió mucho. La gramática y el tipo de letra era muy recomendable, pero el tema desarrollado por la autora no era de nuestro agrado. Trataba de una tortuga que se hartaba de su marido y emprendía otra vida fuera del matrimonio para sentirse libre y realizada, pues una mujer en el matrimonio esta oprimida por el marido. Aquello nos pareció fatal. Por supuesto fuimos a hablar con el profesor.
Se sorprendió mucho, pues nos comentó que esos libros estaban “recomendados” por el gabinete psicológico y pedagógico del centro de profesores donde le habían impartido unos cursos. Y que quizá nosotros no sabíamos reconocer lo importante del mensaje de esos libros.
Pero ¿sabe? a mi marido y a mí nos dio igual la recomendación de cualquier gabinete, nosotros sabíamos que no era un tema para un niño de 6 años y menos visto con esa perspectiva ideológica. Consultamos con otros amigos maestros, pedagogos y elaboramos una lista de libros adecuados para esa edad pero libres de ideologías. Su compañero se sorprendió pero acabó reconociendo que no todos los padres se preocupaban de esta manera de los temas de lectura de sus hijos.
¿Por qué le cuento esta anécdota? Porque los padres debemos estar atentos a la educación de nuestros hijos. No debemos desentendernos de lo que leen, lo que juegan, como estudian… incluso siendo recomendado por docentes.
Sin embargo, sigo teniendo mucha confianza en usted como profesor, en los profesionales de la educación y admiro profundamente su labor. Eso sí, como madre sigo atenta a todo lo que ocurre. El trabajo vocacional de todos ustedes debería llegar a establecer una relación personal con cada alumno para crecer y poder sacar cada uno lo mejor: tanto el alumno como el profesor.
Hoy nuestro hijo ya es Ingeniero, toma sus propias decisiones y es él quien nos aconseja la lectura de buenos libros.
Y aquí nos tiene a los padres, que somos los primeros educadores de nuestros hijos, comprobando y celebrando cómo estos van adquiriendo conocimientos y desarrollando capacidades a lo largo de sus años estudiantiles. El resultado no debe dejarnos nunca satisfechos del todo, pues cada día podemos mejorar.
Le agradezco su atención, su desvelo y trabajo por colaborar en el desarrollo de grandes hombres y mujeres del mañana. Entre todos construimos la sociedad.
Un saludo de una madre comprometida con la educación.
Maria Jesús Aranda
Plataforma ¿XQ te callas? de Talavera de la Reina?