Unesco reconoce la labor lingüística del misionero Pedro Marbán en el s.XVII: «Memoria del mundo»
En el siglo XVII, el misionero jesuita español Pedro Marbán se volcó en estudiar y divulgar la lengua mojeña, una lengua amerindia de la familia arahuaca, para evangelizar en las misiones jesuitas del noreste de Bolivia. Ahora la Unesco reconoce su impresionante aportación cultural dando el rango de "Memoria del mundo" a su libro "El arte de la lengua moxa, con su vocabulario y catecismo".
Los mojeños (o moxos, o mojos) hoy son pocos, unos 50.000, con la mayoría en las cercanías de San Ignacio de Moxos, fundada en 1689 por las misiones jesuitas de Antonio de Orellana, Juan de Espejo y el hermano Álvaro de Mendoza. Hoy la Constitución boliviana reconoce como lenguas el moxeño trinitario y moxeño ignaciano (nombres derivados de sus respectivas misiones jesuitas).
Al contrario que en Paraguay, donde casi todos los indios hablaban guaraní (y aún lo hablan unos 5 millones de personas), en el noreste de Bolivia vivían muchas etnias con lenguas distintas: chiriguanos, chanés, chiquitos, guarayos, ambayas y mojeños. Combatían sin fin entre ellos por los recursos. Combatían también contra los guaraníes, que los esclavizaban y a veces se los comían, y también contra los incas. En la época en que llegaron los jesuitas, en el siglo XVII, otro peligro que les acechaba eran los bandeirantes, cazadores de esclavos que llegaban de los territorios portugueses.
Una misión regada con sangre de mártires
La evangelización en la zona fue muy complicada: un clan o tribu podía aceptar misioneros, y en cambio el clan vecino atacar a los misioneros e indios cristianos.
El jesuita navarro Cipriano Barace Mainz, fundó las ciudades de Trinidad, Loreto y Baures, aprendió la lengua de los mojeños y llevó la ganadería a estas regiones, pero fue asesinado por indios hostiles en 1702, a los 61 años. Era al año siguiente de que se imprimiera el diccionario de su amigo Marbán, al que sin duda contribuyó. Barace está en proceso de beatificación como mártir.
Otro caso es el del P. Baltasar de Espinosa, nacido en Pisco (Perú), quien llegó con 26 años a la misión con los mojeños en 1705 en Loreto. Luego lo enviaron a evangelizar entre los movimas, y fue asesinado a flechazos, junto a 13 indios que se querían bautizar, en 1709. Las misiones movimas tardarían 50 años en establecerse.
Un lingüista profesor de sastres y zapateros
Pedro Marbán (1647-1713), nacido en Tiedra (Valladolid), fue nombrado superior de las misiones jesuitas de Moxos en 1681, cargo que ejerció hasta 1700. Con Barace fundó la de Loreto en 1682, y durante su mandato se fundaron 10 misiones al oeste del río Mamoré.
Enseñaba personalmente a los indios los oficios de fabricante de violines, albañil, sastre y zapatero. Compuso cantos religiosos en latín, castellano y mojeño. Publicó la primera gramática y catecismo en idioma mojeño, que ahora premia la Unesco. Murió en Loreto en 1713 y una provincia de Bolivia lleva su nombre.
Indios moxos de las misiones jesuitas en el siglo XVIII.
Unesco otorgó la certificación de "Memoria del Mundo" al libro de Marbán lingüística mojeña en un acto celebrado en el Museo de Etnografía y Folklore (Musef) en La Paz, donde se custodia el texto histórico. Contó con la presencia de la oficial de la Oficina Multipaís de la Unesco, Indira Salazar Martínez, y la presidenta del programa Memoria del Mundo (Mowlac, por sus siglas en inglés), Marilyn Sánchez.
El certificado "Memoria del Mundo" se entregó también a otros documentos de la Bolivia de época hispánica: el "Fondo Escrituras Públicas de La Plata" y la "Relación de los instrumentos que se remiten de estos reinos de España a la América para el nuevo establecimiento de la Casa de Moneda en la Villa Imperial de Potosí, siglo XVIII". El programa "Memoria del Mundo" dependiente de la Unesco se realiza desde 1992 y tiene la función de preservar y generar el acceso al "patrimonio documental y digital" de mayor relevancia en el mundo.
Un trabajo lingüístico detallado y extenso
Milton Eyzaguirre, del Musef, explicó que el libro del padre Marbán, de 19 capítulos, no sólo trata de lingüística, sino que describe "los sistemas de parentesco, relaciones de género, las construcciones míticas, políticas, agrícolas e hidráulicas" del pueblo mojeño. Buscaba las palabras exactas para hablar de tipos de unión como el mancebado o los matrimonios poligámicos de hombres y mujeres y unos "200 términos que se refieren al agua", en un país con abundantes inundaciones fluviales. Además, incluye otros 10 capítulos sobre catequesis en este idioma. Fue el fruto de 25 años de trabajo. Se imprimió en 1701.
Otro lingüista de la zona, el padre Magio
Otro importante lingüista de esa época y lugar fue el padre jesuita Antonio Magio, nacido en Alger, la población de lengua catalana de Cerdeña. En 1738, con 28 años, fue destinado a Sudamérica, y trabajó 30 años en la misión de Mojos, en las reducciones de baures, en los pueblos de Concepción, San Martín y San Nicolás, en la confluencia de los ríos San Miguel e Iténez. En 1749, escribió en San Nicolás una gramática de la lengua baure, una lengua arahuaca. No fue publicada hasta 1880. Por desgracia hoy el idioma baure está a punto de extinguirse: hay unas 500 personas que lo entienden, y sólo unas docenas lo hablan, mayores de 60 años.
Todos estos pueblos ligados a las misiones jesuitas quedaron muy debilitados y dañados cuando los jesuitas fueron expulsados de las misiones en 1768. En total, 26 misioneros fueron expulsados de la remota Misión de Mojos, a la que habían aportado artes, oficios, ciencia y fe.
Lea aquí una Cronología de Misioneros Lingüistas del siglo XVI al XVIII