El convento de Sanjuanejo, del siglo XVIII, en riesgo de desaparecer por una megaestafa inmobiliaria
El convento de la Caridad de Sanjuanejo, del siglo XVIII, y situado en la provincia de Salamanca, corre el riesgo de desaparecer y la Fundación Hispania Nostra lo ha incluido en su “lista roja” de monumentos en riesgo de perderse para siempre debido a una supuesta macroestafa inmobiliaria.
Todos sus males comenzaron, como tantos otros monasterios de España, con la Desamortización de Mendizábal de 1835. Pero desde 2015, la situación ha ido a peor. Ese año, el monasterio fue vendido para ser convertido en hotel de lujo a la sociedad Hotel Abadía N.100 SL.
Las obras comenzaron a buen ritmo, pero poco después, se detuvieron pues la empresa propietaria se vio salpicada por dos presuntas macroestafas. Desde entonces las obras están paralizadas. La situación es delicada, desde el punto de vista artístico y patrimonial, puesto que las lluvias del fin del invierno y primavera dejaron su huella en los muros descubiertos y sin protección sobre este Bien de Interés Cultural.
A día de hoy este grave problema continúa y según fuentes municipales ha habido sustracción de algunas piedras ya que el monasterio no cuenta con ningún tipo de vigilancia, la puerta de acceso al recinto fue arrancada para la entrada de materiales y vehículos y una simple valla metálica de obra es la que impide el acceso al recinto. Durante este tiempo la entidad bancaria Bankia ha llevado a los tribunales a la empresa propietaria, sacando a subasta el conjunto conventual por 15 millones de euros.
Por este motivo, el monasterio de la Caridad acaba de ser incluido en la Lista Roja del Patrimonio que elabora la asociación Hispania Nostra y que recoge cerca de 800 monumentos españoles que corren el riesgo de desaparecer si no se actúa de inmediato.
El origen de los frailes premostratenses de san Norberto en dicha zona data de 1165-1168, cuando se asentaron en el sitio de “Las Canteras”, próximo entonces a la ciudad. Tras el terremoto de Lisboa de 1755, experimentará una gran reforma de remodelación y ampliación.
Antes, entre 1714 y 1732, se levantó la capilla de Nuestra Señora de la Caridad y en esa segunda mitad de siglo se realizará la iglesia, el claustro, las celdas y las despensas.
Parte de la nave del templo estaba ya hecha en 1762 y en 1777 comenzará la edificación del crucero y capilla mayor, pues la iglesia fue continuada desde los pies partiendo del hastial renacentista. El responsable de su construcción será Sagarvinaga. La cúpula del crucero se finalizó en 1780 y al año siguiente se terminaron de construir las bóvedas y la espadaña sobre la portada renacentista de Francisco Martín. El templo se bendijo el 3 de febrero de 1782. Se acabó de configurar una planta de cruz latina, con cúpula y linterna cerrada con bóvedas de arista. El claustro es de planta cuadrada, con arcos de medio punto en el piso bajo y balcones adintelados en el alto.
El monasterio fue protagonista de la Guerra de la Independencia: el 31 de mayo de 1810 el mariscal francés Ney establece en esta abadía el cuartel general de las tropas bajo su mando hasta el 10 de julio, cuando las tropas son trasladadas a Ciudad Rodrigo, tras la capitulación de esta plaza.
Con la Desamortización de 1835, los monjes acabaron abandonando el monasterio en 1842 y, tras ser subastado, es adquirido junto a todas sus propiedades por la familia Uhagón de Foxá, excepto la iglesia, donde se celebra cada tres de febrero la romería de San Blas.
Fue utilizado como centro de detención por el bando sublevado poco después de estallar la Guerra Civil, desde agosto de 1936. Está atestiguado su uso también como prisión franquista durante 1939, con capacidad para dos mil prisioneros. El 17 de febrero de 1994 el inmueble fue declarado Bien de Interés Cultural, con la categoría de Monumento.