¿Estás preparado para «el martirio que viene»? Un libro le da sentido y ayuda a perderle el miedo

"Cuando la guerra no se encuentre ya a la puerta, sino en nuestra propia casa, para quedarse, ¿cómo inventaremos el amor que hasta ayer sostenía el esfuero de nuestras vidas sin demasiado trabajo?": Martin Steffens anticipa desde las primeras páginas de Nada más que el amor. Indicadores para el martirio que viene (Encuentro) una realidad poco grata, la de una amenaza que no es latente, que se está realizando bajo nuestros ojos, pero que será aún peor.

"Es tan impresionante, que casi no podemos creerlo", dice. Y añade: "Nos encontramos más desarmados que nunca. Colectivamente no tenemos los recursos suficientes para hacer frente a nuestro enemigo", un enemigo al que pone nombre sin complejos (islamismo) pero que va mucho más allá: "Ese enemigo somos incluso nosotros mismos, en nuestra dimisión satisfecha, en nuestro angelismo tranquilo, en todas nuestras comodidades".

Y, sin embargo, estamos ante uno de los libros más ilusionantes escritos en los últimos tiempos en el ámbito de la reflexión católica. No por otra cosa ha recibido el Premio al Libro Religioso de Francia en 2016, lo que ha convertido en referencia a su autor, Martin Steffens, de 41 años, padre de tres hijos y profesor agregado de filosofía en el Liceo Georges de la Tour, de Metz (Francia).


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Steffens, señala en la presentación del volumen Juan Antonio Martínez Camino, obispo auxiliar de Madrid, "denuncia un cristianismo demasiado plano y acomodado a una modernidad en crisis y, sobre todo, descubre con un agudo y sugerente análisis filosófico-teológico la fuerza liberadora de la fe en el Dios crucificado".

Es la clave de la obra: la vocación cristiana es una vocación martirial, y por tanto, aunque el autor asume que el lector pueda tener miedo a eso (no en vano comienza evocando la imagen de los degollamientos filmados y difundidos por Estado Islámico, auténticos "selfies del diablo", dice), aporta contundentes razones para justificar la alegría.

Es la alegría por la salvación, que nos viene por la Cruz y ya no hay que ganarla, sino participar en ella. Dios nos la ha dado al hacerse hombre y entregarse en expiación por nuestros pecados. El argumento de Steffens es tumbativo: "Es Él quien se ha ofrecido a sufrir por el mal que se le ha hecho. Los cristianos vivimos de ese gesto. Tampoco estará nada mal que muramos por él".

Será un combate contra "el islam, tan espiritual que a veces se convierte en exterminador, y el Occidente, terrestre hasta el materialismo". 

"El Estado total europeo y el Estado islámico han sido hechos probablemente para entenderse", avisa Steffens, y recuerda nuestra indignidad: "Sabemos lo que les han hecho a los cristianos de Oriente. Sabemos que no hemos hecho nada: estamos tetanizados. Sea lo que fuere lo que se haga a partir de ahora, hemos comenzado por no hacer nada".

Nada más que el amor propone, por ello mismo, combatir antes de que se realice la vocación martirial del cristiano, porque también "Cristo nos pedirá cuentas de por qué hemos permitido que se dé escándalo". Escándalo como dejar "a los niños en manos de esos bienhechores que pensaban que, para asegurar la paz civil y estatal, había que reducir al ser humano a un complejo corpóreo-psíquico, negándole el derecho de permanecer trágicamente abierto a la trascendencia". Escándalo como "abandonar nuestras calles a las imágenes pornográficas y todo, en cada persona, a la bajeza salvaje y generalizada".

Estar preparado al martirio, concluye Steffens, es dejar que sea Dios "quien tenga la última palabra en nuestra vida, y la primera de la vida que empieza de nuevo en Él". Así que, ¿por qué temer?: gracias a la Cruz, al cristiano "no le puede ocurrir nada más que el Amor".

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