Sábado, 23 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Nuevo expolio del arte en España: dos días y maquinaria pesada para arrancar un pórtico del siglo XI

ReL

Entrada a la iglesia de La Mercadera, fechada en el siglo XI
Entrada a la iglesia de La Mercadera, fechada en el siglo XI

Un pórtico del siglo XI ha sido arrancado de una iglesia rural de Soria y nadie sabe dónde puede estar. Se barajan dos hipótesis: el robo por encargo de un comprador que se encaprichó del conjunto en una visita al templo o la labor aleatoria de una banda de ladrones que, a la vista del valor histórico del pórtico, lo ha querido colocar en el mercado negro, bien dentro de España o en el extranjero. Expertos en delitos contra el patrimonio confirman a David Brunat de El Confidencial que va a ser muy difícil encontrar el conjunto y muestran su asombro por lo brutal del suceso. Mil años de historia que desaparecen de un plumazo.

El pórtico, antes y después del robo 

Más de una semana del robo y todavía no hay un solo indicio. Ocurrió en la iglesia de La Mercadera, que se alza solitaria sobre un cerro en el municipio de Rioseco de Soria, a 20 kilómetros de El Burgo de Osma. Solo se sabe que el expolio se acometió en dos jornadas, así de laborioso fue arrancar una a una las milenarias piedras del templo, más luego la cruz colgada en lo alto de la espadaña, que por falta de habilidad terminó cayendo al suelo y partiéndose en pedazos. Los ladrones también se llevaron los dinteles de una de las ventanas exteriores, correspondiente a una pequeña capilla.

"Estuve aquí el jueves anterior y estaba todo bien. Pero el lunes siguiente vi algo extraño. Me acerqué y el pórtico estaba medio arrancado, quedaban solo las piedras de la base que no se habían podido llevar", relata Lourdes Simal, la persona que descubrió el robo y dio la voz de alarma. "Avisé a la Guardia Civil e hicieron una inspección. Les dije que estuvieran alerta porque sabía que los ladrones volverían a por las piedras de la sillería. Quise quedarme en la iglesia esa noche pero por miedo me marché. Por la mañana ya se lo habían llevado todo".

Simal es la única persona que todavía sube al cerro de La Mercadera con frecuencia. De hecho, es la única persona que se preocupa por este pedazo de historia olvidada que es la iglesia. Su familia es propietaria de parte de las tierras que rodean el templo, cuya propiedad sigue siendo de la diócesis de Osma-Soria. Solo los Simal y algún cazador ocasional se desvían de la carretera comarcal para coger el camino que sube al cerro, dominado por grandes girasoles. La mayoría de vecinos llevan años sin subir. La Mercadera, pues, era un blanco perfecto para los ladrones, que acudieron en cuadrilla y emplearon maquinaria profesional para extraer el pórtico, los dinteles y lo que pudieron recuperar de la cruz

Interior de La Mercadera, cuya estructura amenaza ruina

Nadie se lo cree

"Mi abuelo fue el último habitante de La Mercadera, que llegó a ser un término municipal con 80 empadronados. Esta iglesia es una de las más antiguas de toda la región, pero al quedarse el pueblo sin habitantes la diócesis dejó que se fuera cayendo a pedazos", lamenta Simal. En efecto, la milenaria iglesia es hoy un edificio con el tejado desballestado y con su estructura al borde del derrumbe. En solo una semana la pared que sostenía el pórtico se ha resquebrajado por completo y amenaza con venirse abajo en cualquier momento.

"Cuando vi lo que habían hecho me quedé con cara de pasmo, no me lo podía creer. Ese pórtico es parte de nuestro patrimonio, no está para que alguien se lo ponga en su chalé", afirma Juan José Sevillano, alcalde de Rioseco de Soria. "Como ayuntamiento poco podemos hacer. Nos sentimos impotentes. No tenemos policía local, ni siquiera alguacil. Hoy ha tocado La Mercadera y mañana puede tocar la iglesia de Rioseco. No es la primera vez que expolian el patrimonio de la región".

El de La Mercadera es el último caso de la epidemia de robos que está destruyendo el patrimonio histórico español de forma silenciosa. A medida que los pueblos pierden población, sus iglesias, ermitas, castillos y casas nobles quedan expuestas al robo impune de sus objetos de valor. Algunos de estos edificios son incluso Bien de Interés Cultural. El mayor ejemplo es el robo de las campanas de las iglesias, que son luego fundidas para obtener cobre. El expolio del pórtico de La Mercadera sienta un peligroso precedente por lo descarnado del robo, lo que demuestra la impunidad con que operan las bandas de saqueadores en los entornos rurales.

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