El erudito francés Marc Fumaroli explica el éxito universal del brillante jesuita Baltasar Gracián
Marc Fumaroli es un erudito francés especializado en el siglo XVII, miembro de la Academia Francesa, que se ha visto capturado por el ingenio de Baltasar Gracián, brillante jesuita aragonés de esa época. Acaba de publicar el libro La extraordinaria difusión del arte de la prudencia en Europa (en español en editorial Acantilado), y comenta con Eusebio Val, corresponsal de La Vanguardia en París, la importancia del literato y religioso español.
En 1647, Gracián publicó su Oráculo manual y arte de la prudencia, lleno de máximas y reflexiones. Enseguida se difundió por toda Europa.
- ¿Qué pensaría Gracián, el gran moralista jesuita, si viera que un jesuita es hoy el Papa?
- No estoy seguro de que el Papa actual sea un jesuita en el sentido tradicional. Es un jesuita de Sudamérica y vivió la crisis de la teología de la liberación. Los jesuitas hicieron avanzar el diálogo con el mundo laico, con la filosofía, con las necesidades del momento. Lo que me interesa de los jesuitas es que toman partido por el progreso humano y por la confianza en la naturaleza humana, vinculada a la gracia divina. [...]
- ¿Por qué el libro de Gracián tuvo ese éxito universal, primero en Europa, luego en Estados Unidos? ¿Existía la necesidad de esa sabiduría, de esa prudencia?
- Creo que se debe al hecho de que los jesuitas comprendieron que la moral, el buen humor y hasta el éxito en un ámbito que no es clerical, eclesiástico o monástico necesitan leyes para aprender a navegar en ese mundo agitado, de vicios perversos, para seguir siendo uno mismo, digno de uno mismo, sin dejar pasar sus oportunidades de triunfar y defendiendo los propios principios.
- Usted dice que, en Inglaterra, el libro de Gracián fue considerado la guía del perfecto gentleman.
- Sí, es el mismo principio, salvo que el gentleman inglés no es el mismo que el francés o español. Hay que saber que, con Don Quijote, el gentleman español, según Gracián, hizo mucho por la alta cultura española. Siempre estuve fascinado por la elegancia, la severidad elegante del arte español en su cumbre, de Velázquez, Cervantes, Gracián. Hay que ponerlos juntos para celebrar el gran siglo español.
- En su libro está muy presente Europa. ¿Qué piensa de la actual situación?
- No soy politólogo, pero constato que en el siglo XVII se hacía la guerra en Europa, por ejemplo entre Francia y España, y al mismo tiempo una república de las letras unificaba a Europa, gracias a las traducciones, los viajes, la correspondencia. Escribí un libro sobre ese fenómeno de yuxtaposición de naciones extremadamente vinculadas entre ellas, con un diálogo general creador, inventivo y, para quienes participaban, extraordinariamente reconfortante.
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