Domingo, 29 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

Polémicas tras el hallazgo del texto de San Marcos

El Evangelio de la momia: tensión entre expertos, escépticos y apologetas hasta ver el fragmento

Así comienza el proceso de extracción de los papiros que conforman la máscara de la momia.
Así comienza el proceso de extracción de los papiros que conforman la máscara de la momia.

Gustavo Martín / ReL

El artículo de Live Science sobre el supuesto descubrimiento de un fragmento de papiro del Evangelio de San Marcos ha causado una enorme sensación en todo el mundo. Sobre todo en los medios de lengua española, estamos leyendo principalmente artículos sobre lo que dice el periodista de Live Science, que cita a su vez palabras del profesor Craig Evans.

La aclaración de Evans y el papel de Daniel Wallace en la publicación
En el blog del profesor Ben Witherington, Craig Evans corrige varias interpretaciones erróneas de su conversación con Owen Jarus, de Live Science. Jarus había visto el video de una conferencia de Evans donde éste menciona brevemente el descubrimiento del fragmento de papiro con el texto de Marcos. Craig Evans confirma que él no fue el descubridor del fragmento, y que la investigación sobre el mismo no la lleva él en su universidad en Nova Scotia, Canada. Evans utiliza en el vídeo la primera persona del plural ("we discovered…”), pero sin querer por ello atribuirse participación en el descubrimiento. Por último, Evans confirma que la foto de la máscara funeraria egipcia publicada en muchos medios no la ha cedido él.


Craig Evans, cuya autoridad fue citada en el artículo de LiveScience, hizo luego algunas puntualizaciones sobre el descubrimiento.

Craig Evans sabía del descubrimiento por las declaraciones del profesor Daniel Wallace, del Dallas Theological Seminary, conocido y reputado experto que dedica grandes esfuerzos a la digitalización de todos los fragmentos papiráceos y demás “testigos” del texto neotestamentario. Wallace mencionó el descubrimiento en 2012, durante su debate con Bart Ehrman, conocido escéptico ex evangélico. Ehrman, que estudió en Princeton con Bruce Metzer, dedica ahora su tiempo a argumentar en contra de la historicidad del Nuevo Testamento.


Daniel Wallace (en primer plano) y Bart Ehrman, durante su debate sobre la historicidad de los Evangelios.

También Romanos, I Corintios, Lucas…
Wallace prefiere no hablar del descubrimiento hasta que los fragmentos se publiquen por la editorial E.J. Brill de Holanda, quizás no hasta 2017. Brill es una conocida editorial de temas bíblicos. Wallace, como co-autor del volumen, ha firmado un contrato de confidencialidad que le impide contar más detalles. Entre los autores está también “uno de los principales paleógrafos del mundo,” dice Wallace, cuyo nombre aun no se puede saber debido a esas mismas obligaciones contractuales. El volumen de Brill incluirá no solo el fragmento de Marcos, sino también los otros seis fragmentos de papiro que se hallaron bajo la misma mascara funeraria egipcia en una colección privada. Entre los otros fragmentos hay fragmentos de Lucas, de Romanos, de I Corintios y de una homilía sobre Hebreos 11 (el famoso capitulo sobre la fe).

Dicho esto, en una entrevista a una cadena de radio, Wallace reveló los siguientes datos: el fragmento de Marcos incluye al menos parte del capítulo 1 del evangelio y es más grande que el típico fragmento de papiro con solo parte de dos o tres versículos. Wallace piensa que este fragmento no va a incluir ninguna lectura, ninguna variante textual distinta a las aceptadas actualmente en base a la evidencia textual de Marcos que poseemos hasta el momento.

El fragmento pertenecía a una colección privada que visitó el doctor Scott Carroll durante su trabajo para la Green Collection. Carroll es también colaborador de la Baylor University, gran universidad baptista en Waco, Texas, y el doctor Jeff Fish, de Baylor, será probablemente otro de los autores del volumen de Brill.


Scott Carroll es uno de los especialistas que ha visto el fragmento objeto de tanta expectación.

Uno de los aspectos que quita algo de credibilidad a este tema, es la participación del conocido evangelista y apologeta Josh McDowell, que no es ningún experto en el tema y se expresa con una cierta falta de rigor. Al parecer, McDowell ha tenido acceso a al menos parte de esta colección de fragmentos de papiro y ha descrito el proceso por el cual se han despegado los fragmentos del interior de la mascara funeraria, con agua templada y jabón. (Pincha aquí para ver el proceso en detalle en una presentación de Carroll.)


Tras un intenso trabajo de limpieza de las máscaras se obtienen papiros de gran valor con textos que quedan a disposición de los especialistas.

Y ¿qué importa todo esto?
Si es cierto que el fragmento de Marcos es un manuscrito del siglo primero, será efectivamente, como dice Wallace, un A+, un sobresaliente entre los descubrimientos de manuscritos bíblicos de los últimos cien años. La publicación de esta colección por Brill está tardando mucho y habrá que esperar, ver las imágenes y leer las interpretaciones que se hacen de ellas y quién las hace.

Dicho esto, el hecho de que el fragmento, siempre según Wallace, incluya Marcos 1 puede ser muy interesante. Marcos 1,1 es uno de los poquísimos ejemplos de texto neotestamentario importante sobre el que todavía hay un debate textual. Es decir, un debate en torno a diferencias entre los principales manuscritos, papiros y códices que tenemos a nuestra disposición para intentar establecer el texto original, el texto que atribuimos a San Marcos y que no tenemos.

En eso consiste la ciencia de la crítica textual: trabajamos para establecer el texto original que no tenemos, en base a la enorme cantidad de copias manuscritas, muchas de ellas antiquísimas, que sí tenemos. Wallace conoce en profundidad las variantes textuales de Marcos 1,1 y sugiere que no habrá sorpresas. Quizás lo más importante de todo será, si se confirma este hallazgo, la fecha que nos permitirá atribuir, ahora ya con una confianza casi total al evangelio marcano.

Si el fragmento es de la década de los 80 por ejemplo, el original, es decir el evangelio que compuso Marcos tendrá que haber sido escrito algunos años antes, y quizás una década antes. En un artículo que me publicó Biblica (Pontificio Instituto Bíblico) en 2009, yo argumentaba que los elementos retóricos, la urgencia con la que el Jesús marcano instruye a los discípulos sobre los eventos del año 70 en Marcos 13 son una clave fundamental para interpretar correctamente el pasaje. Estos elementos retóricos están ausentes en Mateo, porque mientras que para la comunidad marcana esos son eventos en el futuro muy cercano, para la audiencia de Mateo son eventos que ya han ocurrido. La fecha en la que se escribió el evangelio de Marcos, antes o después del año 70, es uno de los temas que, se espera, ayude a clarificar este fragmento de papiro.

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