Domingo, 24 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

La NASA verifica con el satélite Suomi NPP que cada 25 de diciembre se sigue iluminando la Tierra

C.L. / ReL

La Navidad sigue siendo la fiesta de la luz, tanto la sobrenatural como la producida por el hombre.
La Navidad sigue siendo la fiesta de la luz, tanto la sobrenatural como la producida por el hombre.

Desde hace tres años la NASA desarrolla el programa Suomi NPP (National Polar-orbiting Partnership) para perfeccionar la visión de la Tierra desde dicho satélite. Incorpora un equipo de radiometría infrarroja y visible VIIRS (Visible Infrared Imaging Radiometer Suite) gracias al cual se están consiguiendo imágenes extraordinariamente precisas del planeta.

Pero no se trata sólo de investigaciones físicas: también, a través de los datos obtenidos, pueden extraerse conclusiones de gran valor cultural y sociológico. Por ejemplo, mediante la detección del nivel de iluminación de las ciudades y de su evolución temporal.

Eso ha permitido a los investigadores de la agencia espacial estadounidense estudiar patrones de conducta a nivel planetario durante fechas tan señaladas como la Navidad para el mundo cristiano y el Ramadán para el mundo mahometano.

Las conclusiones son claras: el 25 de diciembre la luminosidad sobre la faz de la Tierra alcanza máximos anuales. Los datos de luminosidad se han cribado para tener en cuenta factores como la luz lunar, las irregularidades del terreno o el potencial reflector de la nieve.



Así lo explica Miguel Román, del NASA Goddard Space Flight Center (ver abajo vídeo): "Esperábamos encontrar una gran estabilidad en las luces nocturnas. Y realmente nos sorprendió ver que, en realidad, incrementan notablemente su actividad durante las Navidades, en particular en los barrios residenciales de las ciudades, donde hay espacio en los chalets para poner luces en ellos, y en zonas rurales a donde se desplazan para celebrar la Navidad, mientras que en el centro de las ciudades se apagan". Aparecen iluminadas zonas que en otras fechas emiten una luz entre un 20% y un 50% inferior a la del centro de las grandes urbes.

Este dato puede parecer obvio, pero entraña una significación cultural si se contrasta con lo que sucede durante el Ramadán en los países islamizados: "No se ve un desplazamiento en la actividad luminosa, sino un incremento por la noche. La gente se queda en su sitio para celebrarlo", explica el investigador.

La imagen del Verbo encarnado como "la luz verdadera que ilumina a todo hombre" (Jn 1, 9) y del Evangelio como una luz que se lleva a todos los rincones (cfr. Lc 8, 1618) sigue encontrando pues una respuesta colectiva en un mundo aún más sociológicamente cristiano de lo que cree: celebrar a Cristo es iluminar. Lo dice el satélite.

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