De este modo, este sacerdote experto en cuestiones marianas señala que “la relación entre María y la Eucaristía en Juan Pablo II es un tema frecuente. Lo encontramos en las catequesis, lo encontramos en el Rosarium Virginis Mariae de 2002, específicamente en la encíclica Ecclesia de Eucharistia del 17 de abril de 2003. Entre Jesús y María, bajo el aspecto sacramental de la Eucaristía, hay una proximidad (que se denomina ‘remota’)”, porque el cuerpo de Cristo que se convierte en tal mediante el ‘esto es mi cuerpo’, “es remotamente el mismo cuerpo engendrado del Espíritu Santo y de María, al cual María llevó en su vientre y luego dio a luz, amamantó, alimentó y atendió”.
El religioso servita explica que quiere hacer suyo lo que escribe Benedicto XVI, que llama con razón “a la Eucaristía como su documento Sacramentum Caritatis, que es el sacramento del amor”.
María, la primera justificada
En esta explicación sobre el vínculo entre Eucaristía y María, el padre Perrella asevera que “la Eucaristía sana nuestro cuerpo, lo nutre, nos hace semejantes a Cristo a pesar de ser pecadores. ¡Todos! Jesús va al encuentro de los pecadores a quienes –en la vida diaria de los sacramentos, en el Evangelio justifica, por lo tanto son perdonados y hechos justos. ¿y quién es María sino la primera justificada? Decimos esto cuando afirmamos que María fue concebida sin mancha de pecado”.
Este experto señala que San Juan Pablo II afirma en su encíclica sobre la Eucaristía que la Virgen “nos es muy útil porque nos enseña a acercarnos a la mesa del Señor”.
¿Cómo se puede acercar uno a la mesa del Señor? En primer lugar –cuenta el padre Perrella- con “un alma agradecida”, en segundo “con gran humildad” y en tercero con “gran esperanza”. “Porque eso es lo que hace la Eucaristía”, recalca el experto mariano.
Virgen eucarística, Jean Auguste Dominique Ingres, Museo de Orsay, París
“María – dice el Papa – nos permite creer en la paradoja: que Cristo ha muerto, Cristo ha resucitado, Cristo está con el Padre, pero Cristo, a pesar de todo, está presente en la Eucaristía, como está presente en la vida de la Iglesia, como está presente en las personas”, recuerda el religiosa servita.
Igualmente, el padre Perrella llega a la conclusión de que “María es un claro icono eucarístico” pues “da gracias a Dios, participa de los sufrimientos de Cristo, comparte la inquietud misionera con Cristo
María – concluyó el P. Perrella – “es un claro icono eucarístico: dar gracia a Dios, vivir el sacrificio de Cristo, participar de los sufrimientos de Cristo, compartir la inquietud misionera con Cristo…y luego ‘María es un alma eclesial’. María y la Iglesia son dos madres, son dos mujeres, son dos personas que juntas, por el bien de la comunidad, nos comunican lo más bonito: Dios está con nosotros, y si Dios está con nosotros nadie podrá hacernos nada. De ahí la actualidad de la Eucaristía, actualidad de la comunión eucarística, actualidad de María mujer y presencia eucarística”.