Martes, 20 de agosto de 2024

Religión en Libertad

Todo lo que debes saber sobre una Virgen muy querida

¿Quién es la Virgen del Carmen? ¿Qué relación tiene con el Carmelo y el mar? ¿Y con el escapulario?

Procesión de la Virgen del Carmen
La Virgen del Carmen es patrona de cientos de pueblos y ciudades y es una de las advocaciones marianas más queridas y extendidas por el mundo.

ReL

Casi un centenar de pueblos y ciudades de toda España tienen a la Virgen del Carmen como patrona. Además, miles de capillas e iglesias llevan su nombre. No sólo en zonas marineras, pues es patrona del Mar y de la Armada, sino también en zonas de interior, lo que muestra el arraigo y la devoción que hay hacia esta advocación mariana, cuya fiesta se celebra el 16 de julio. Este hecho tiene también que ver con el estrecho vínculo entre la Virgen del Carmen y la Orden de los carmelitas, que tuvo en España dos grandes reformadores, Santa Teresa y San Juan de la Cruz.

Pero no sólo se da esta devoción en España. En Europa, la Virgen del Carmen es también muy querida en Italia. Por no hablar de América Latina, donde la Virgen del Carmen es patrona de Chile y de Colombia, Alcaldesa Perpetua de Lima, Patrona del Ejército de Venezuela, y cuya devoción está muy extendida en países como Costa Rica, Nicaragua, Guatemala, México, Panamá o Puerto Rico.

Índice para conocer más en profundidad a la Virgen del Carmen

¿Qué une a la Virgen del Carmen y el monte Carmelo en Tierra Santa?

¿Por qué se conoce a la Virgen del Carmen como Stella Maris?

¿Qué relación existe entre la Virgen del Carmen y el mar y los marineros?

¿Qué es y para qué sirve el escapulario de la Virgen del Carmen?

¿Qué promesas hizo la Virgen a los que portaran el escapulario?

¿Qué pensaban los santos sobre el escapulario?

¿Quién es San Simón Stock?

¿Qué es la orden carmelita?

Consagración a la Virgen del Carmen

Oración a la Virgen del Carmen

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¿Qué une a la Virgen del Carmen y el monte Carmelo en Tierra Santa?

El monte Carmelo, de algo más de 500 metros de altura, está situado cerca del mar Mediterráneo dominando lo que hoy es la ciudad israelí de Haifa. Pero además es un lugar de gran importancia en las Escrituras y uno de los principales en los que Dios se manifiesta, y donde numerosos profetas dieron culto a Dios, entre los que destacaron Elías y Eliseo. También allí se retiraban en sus cuevas personas para vivir una vida eremítica. Esta forma de vida fue continuada en los primeros siglos del cristianismo por hombres cristianos que tenían como modelo de Jesucristo y que de alguna forma tuvieron al mismo Elías como patrón. Fue ya a mediados del siglo XI cuando devotos y defensores de Tierra Santa procedentes de Europa se instalaron en el monte Carmelo y escogieron como patrona a la Virgen María, donde construyeron la primera iglesia bajo el título de Santa María del Monte Carmelo. Fue desde allí desde donde empezaría a expandirse la advocación de la Virgen del Carmen, una de las más universales.

¿Por qué se conoce a la Virgen del Carmen como Stella Maris?

El santuario y monasterio carmelita situado sobre el monte Carmelo se llama precisamente Stella Maris. Está construido sobre la gruta donde, según la tradición judía y cristiana, habitó el profeta Elías. El término latino Stella Maris (Estrella del mar) es uno de los más antiguos títulos con el que los cristianos han invocado a la Virgen María y se refiere a la veneración mariana que se estableció sobre este monte. El culto de Elías fue asociado enseguida por los carmelitas al de María. La tradición relaciona a María con la nube blanca divisada desde la cumbre del Carmelo cuando el profeta Elías suplicaba a Dios que pusiese fin a una larga sequía. Mientras Elías oraba a Dios por la lluvia, mandaba a su criado una y otra vez que subiera a la cumbre del monte. A la séptima vez le dijo el criado: ‘Se divisa una nubecilla, pequeña como la palma de la mano de un hombre, la cual sube del mar… Y en brevísimo tiempo el cielo se cubrió de nubes con viento, y cayó una gran lluvia’ (1 Re 18, 44). En esa nubecilla, semejante ‘a la palma de un hombre’ y cargada de lluvia, se reconoció la figura de la Virgen. Porque María por ser la Madre de Dios, es como la nube que da al Salvador, la Luz que guía en el mar de nuestra existencia. María se convierte así en la “Stella maris”, la estrella que guía el rumbo de la existencia por las difíciles aguas del mar de la vida. Como los marineros de antaño, que leían la posición de las estrellas para marcar su rumbo en el inmenso océano, así la Virgen como estrella del mar guía por las aguas difíciles de la vida hacia el puerto seguro que es Cristo.

¿Qué relación existe entre la Virgen del Carmen y el mar y los marineros?

La Virgen del Carmen es patrona de los marineros y en España también lo es de la Armada, además de serlo de numerosas localidades costeras, que celebran por todo lo alto cada 16 de julio esta festividad mariana.

Tal y como recoge Luis Antequera en ReL: “La vinculación de la Virgen con los hombres de la mar es muy antigua. De tiempos muy tempranos data el himno titulado Ave Maris stella (Salve Estrella del mar) dedicado a la Virgen y hallado en un manuscrito de San Gall en tiempos tan tempranos como el s. IX. Si antigua es la vinculación de la Virgen a la mar, no menos lo es la concreta vocación oceánica de la Virgen del Carmen. Al gran santo carmelita San Simón Stock, precisamente aquél al que se le apareció la Virgen del Carmen para entregarle el escapulario, se le atribuye la siguiente plegaria mariana: ‘Flor del Carmelo, viña florida, esplendor del cielo, Virgen fecunda, singular. ¡Oh Madre tierna, intacta de hombre, a todos tus hijos proteja tu nombre, Estrella del Mar!’”.

Otra tradición asegura que estando los religiosos carmelitas en el Carmelo se vieron obligados a dejar el monte en el siglo XIII para protegerse de la invasión de los musulmanes, y los que se quedaron fueron masacrados. Antes de partir, cuando estaban cantando el Salve Regina, la Virgen María se les apareció y les prometió ser su Estrella del Mar.

¿Qué es y para qué sirve el escapulario de la Virgen del Carmen?

El Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia publicado por la Santa Sede explica que en la historia de la piedad mariana aparece la "devoción" a diversos escapularios, entre los que destaca el de la Virgen del Carmen. Su difusión es verdaderamente universal y sin duda se le aplican las palabras conciliares sobre las prácticas y ejercicios de piedad "recomendados a lo largo de los siglos por el Magisterio".

El escapulario del Carmen es una forma reducida del hábito religioso de la Orden de Hermanos de la bienaventurada Virgen del Monte Carmelo: se ha convertido en una devoción muy extendida e incluso más allá de la vinculación a la vida y espiritualidad de la familia carmelitana, el escapulario conserva una especie de sintonía con la misma. El escapulario es un signo exterior de la relación especial, filial y confiada, que se establece entre la Virgen, Reina y Madre del Carmelo, y los devotos que se confían a ella con total entrega y recurren con toda confianza a su intercesión maternal; recuerda la primacía de la vida espiritual y la necesidad de la oración.

El escapulario se impone con un rito particular de la Iglesia, en el que se declara que "recuerda el propósito bautismal de revestirse de Cristo, con la ayuda de la Virgen Madre, solícita de nuestra conformación con el Verbo hecho hombre, para alabanza de la Trinidad, para que llevando el vestido nupcial, lleguemos a la patria del cielo". La imposición del escapulario del Carmen, como la de otros escapularios, "se debe reconducir a la seriedad de sus orígenes: no debe ser un acto más o menos improvisado, sino el momento final de una cuidadosa preparación, en la que el fiel se hace consciente de la naturaleza y de los objetivos de la asociación a la que se adhiere y de los compromisos de vida que asume".

¿Qué promesas hizo la Virgen a los que portaran el escapulario?

El escapulario de la Virgen del Carmen es conocido en todo el mundo por las promesas que la Virgen María realizó para quienes murieran con el escapulario puesto.

La primera promesa se la hizo a San Simón Stock el 16 de julio de 1256 con las siguientes palabras: “El que muriere con el escapulario no padecerá el fuego del infierno”. La segunda promesa se la hizo al papa San Juan XXIII. Mientras estaba rezando se le apareció la Virgen y le dijo que sacaría del Purgatorio -el sábado después de la muerte- a aquel que muriera con el escapulario. “Yo, Madre de misericordia, libraré del purgatorio y llevaré al cielo, el sábado después de la muerte, a cuantos mueran vistiendo mi escapulario”. Sin embargo, las condiciones para que esto se de pasan por intentar llevar una vida santa a través de tres medios: santificarse en el amor, imitar las virtudes de la Virgen María y recibir frecuentemente la Eucaristía.

¿Qué pensaban los santos sobre el escapulario?

Algunos de los grandes santos, entre los que destacan los principales santos carmelitas, fueron grandes devotos del escapulario de la Virgen del Carmen. Por ejemplo, San Juan de la Cruz, gran santo y místico carmelita, poco antes de morir preguntaba a cada poco tiempo al fraile que le cuidaba en sus últimas jornadas qué día era. Y le explicó:  “Pregunto porque me vino a la memoria qué beneficio tan grande es el que hace Nuestra Señora a los religiosos de su orden que han llevado su hábito y han hecho lo que pide ese privilegio”. Falleció en la alborada de un sábado, 14 de diciembre de 1591. Por su parte, Santa Teresa de Jesús, la gran reformadora del Carmelo, se alegraba de manera frecuente de llevar el escapulario “como indigna carmelita”. Y velaba para que sus religiosas no dejaran de dormir con él puesto. Se dirigía a ellas escribiendo: “Sólo puedo confiar en la misericordia del Señor… y en los merecimientos de su Hijo y la Santísima Virgen María, su Madre, cuyo hábito indignamente traigo y vos traéis”.

San Alfonso María de Ligorio usaba el escapulario y lo recomendaba insistentemente a los fieles. El escapulario con el que fue enterrado permaneció incorrupto en el sepulcro y hoy es venerado en un relicario en Marianella, su ciudad natal. Y San Pedro Claver se sirvió incesantemente del escapulario del Carmen en su apostolado con los esclavos en Colombia. Se conserva una pintura representándolo en el lecho de muerte, con un crucifijo en una de las manos y el escapulario sobre el pecho; alrededor de su cama, los fieles a quienes sirvió también traen el escapulario al cuello. O San Juan Bosco, que recibió el escapulario en la infancia y lo difundió durante toda la vida. Fue enterrado en 1888 con el escapulario. En 1929, el escapulario fue encontrado en perfecto estado de conservación, bajo las ropas podridas y los restos mortales momificados del gran apóstol de la juventud.

¿Quién es San Simón Stock?

Simón Stock estará siempre unido a la Virgen del Carmen, pues fue su fe mariana la que propiciaría que la propia Madre de Dios le entregara el Escapulario, que luego él se encargaría de extender por Europa. Nació en el condado de Kent (Inglaterra) en el año 1165. Cuando llega el primer carmelita a Inglaterra procedente de Tierra Santa ingresó a la Orden.  En un capítulo general reunido en Aylesford fue nombrado general de la Orden del Carmelo. Desempeñará este servicio hasta su muerte. Era muy devoto de la Virgen María, por lo que se le ha llamado "el amado de María". A Ella le componía himnos, que luego recitaba. Una de sus mayores preocupaciones era la difusión de los carmelitas en Inglaterra y toda Europa; por ello fundó diversos conventos en las principales ciudades universitarias como por ejemplo Oxford (Inglaterra), Cambridge (Inglaterra), Boloña (Italia) y París (Francia).

A él se le apareció el 16 de julio de 1251 la y le entregó un escapulario mientras le dijo: "Toma este hábito, el que muera con él no padecerá el fuego eterno". Llevar el escapulario constituye una promesa de morir en gracia y salir del purgatorio lo antes posible (a más tardar el sábado siguiente a la muerte). Esta devoción se divulgó rápidamente. Finalmente, murió en Burdeos (Francia) el 16 de mayo de 1265, haciendo una visita pastoral.

¿Qué es la orden carmelita?

Tanto la Virgen del Carmen como el monte Carmelo están estrechamente unidos a la orden carmelita, cuyo nombre oficial es el de Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo. Fue precisamente a mediados del siglo XII cuando San Bertoldo fundó la ermita de la Orden del Carmelo y varios sacerdotes latinos vivieron en el Carmelo como eremitas. En 1177, el monje Focas habla de una pequeña comunidad de diez Hermanos reunidos en torno a un anciano calabrés que había tenido revelaciones del profeta Elías. Los monjes habían construido una capilla, una torre y una cerca para aislarse del mundo. En 1205, el patriarca de Jerusalén dio a los eremitas del Carmelo una regla de vida con el ideal del Carmelo: trabajo, meditación de las Sagradas Escrituras, vida contemplativa.  Los Carmelitas tenían como ideal vivir en la forma de Elías y de la Virgen Santísima a la que tenían gran veneración bajo el título de la Virgen del Carmen. Sin embargo, por la invasión de los sarracenos, los carmelitas se vieron obligados a abandonar el Monte Carmelo. Los que permanecieron fueron masacrados. Una antigua tradición nos dice que antes de partir se les apareció la Virgen mientras cantaban el Salve Regina y ella prometió ser para ellos su Estrella del Mar.  Muchos cruzados que regresaban a su patria también conocieron y llevaron con ellos la devoción a la Virgen del Carmelo. En 1241 el Barón de Grey de Inglaterra regresaba de las Cruzadas en Palestina trayendo consigo un grupo de religiosos del Monte Carmelo a los que les obsequió una mansión en Aylesford. Diez años más tarde ocurrió allí la aparición de Nuestra Señora a Simón Stock dándole el Escapulario Carmelita que siempre llevan. Los Carmelitas buscaron desde Aylesford, Inglaterra, propagar su espiritualidad por el continente. En el siglo XIII, Inocencio IV concede a los Carmelitas el privilegio de ser incluidos entre las Órdenes mendicantes (junto con los Franciscanos y Dominicos).

Consagración a la Virgen del Carmen

Virgen del Carmen, llevamos tu santo Escapulario, signo de nuestra consagración a tu Corazón Inmaculado. Nos exige una entrega sin reservas a tu persona, una dedicación generosa a tu servicio, fidelidad inquebrantable a tu amor y una solícita imitación de tus virtudes. Queremos vivir conforme al ideal carmelitano, en ti por ti, contigo y para ti.

Nuestra consagración se une a la de toda la familia carmelitana y acrecienta así su valor y su eficacia. Santa María, Abogada y Mediadora de los hombres, extiende tu escapulario, como manto de protección sobre la Iglesia y el mundo, sobre hombres y mujeres, jóvenes y niños, ancianos y enfermos, huérfanos y afligidos, marginados y abandonados.

Protege a los que son vulnerados en sus derechos, a los pecadores; los perseguidos y los hambrientos, a las víctimas de esta pandemia que asola a la humanidad. Que desaparezcan los odios, las guerras, los rencores, que se sanen las heridas y avancemos en una sociedad más justa y humana.

En tu corazón de madre colocamos a los que luchan por la paz y la justicia, a los comprometidos con el avance y la renovación de las sociedades, los que buscan la comunión y fraternidad universal, los que acompañan, consuelan, apoyan y trabajan por el bienestar de la humanidad.

Madre y Reina del Carmelo, Nos presentamos ante ti para que nos bendigas y protejas; contigo queremos recorrer los caminos del Evangelio para ser portadores de la Buena Nueva y sembradores de esperanza. Amén.

Oración a la Virgen del Carmen

¡Oh Virgen Santísima Inmaculada, belleza y esplendor del Carmen! Vos, que miráis con ojos de particular bondad al que viste vuestro bendito Escapulario, miradme benignamente y cubridme con el manto de vuestra maternal protección. Fortaleced mi flaqueza con vuestro poder, iluminad las tinieblas de mi entendimiento con vuestra sabiduría, aumentad en mí la fe, la esperanza y la caridad. Adornad mi alma con tales gracias y virtudes que sea siempre amada de vuestro divino Hijo y de Vos. Asistidme en vida, consoladme cuando muera con vuestra amabilísima presencia, y presentadme a la augustísima Trinidad como hijo y siervo devoto vuestro, para alabaros eternamente y bendeciros en el Paraíso. Amén.

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