El secretario de Juan Pablo II no le hizo caso y no quemó sus apuntes personales: ahora se editan
En su testamento, escrito en diferentes etapas durante los ejercicios espirituales en el Vaticano, Juan Pablo II pidió a los que se podían considerar sus herederos: “Que los apuntes personales sean quemados”. La petición iba dirigida a su secretario personal, Stanisław Dziwisz: “Pido que sobre esto vele Don Stanisław, a quien agradezco por su colaboración y su ayuda tan prolongada en los años y tan comprensiva”.
Poco después de los funerales del Papa polaco le preguntamos al futuro arzobispo de Cracovia por qué no lo había hecho. El sucesor de Wojtyla respondió: “Porque esos papeles tienen una relevancia histórica”.
Ahora, desde Cracovia, llega la noticia de que el próximo 5 de febrero saldrá el libro titulado Estoy en manos de Dios. Apuntes personales 1962-2003. Como revela la editorial Znak, el lector encontrará en él “las más importantes preguntas íntimas, profundas, conmovedoras meditaciones y oraciones que marcaban su tiempo día a día”, así como “apuntes que atestiguan su preocupación por sus seres queridos (amigos y colaboradores) y por la Iglesia que le había sido encomendada”.
Los apuntes, añade la agencia Kai, “ahora se convierten en el principal documento en el proceso de canonización”. Y cita al mismo cardenal Dziwisz: “No, no quemé los apuntes de Juan Pablo II, porque constituyen la clave de lectura de su espiritualidad, la parte más íntima del hombre: sus relaciones con Dios, con el otro y consigo mismo”. El editor, por su parte, confiesa que se siente honrado y promete una muy buena edición.
Poco después de los funerales del Papa polaco le preguntamos al futuro arzobispo de Cracovia por qué no lo había hecho. El sucesor de Wojtyla respondió: “Porque esos papeles tienen una relevancia histórica”.
Ahora, desde Cracovia, llega la noticia de que el próximo 5 de febrero saldrá el libro titulado Estoy en manos de Dios. Apuntes personales 1962-2003. Como revela la editorial Znak, el lector encontrará en él “las más importantes preguntas íntimas, profundas, conmovedoras meditaciones y oraciones que marcaban su tiempo día a día”, así como “apuntes que atestiguan su preocupación por sus seres queridos (amigos y colaboradores) y por la Iglesia que le había sido encomendada”.
Los apuntes, añade la agencia Kai, “ahora se convierten en el principal documento en el proceso de canonización”. Y cita al mismo cardenal Dziwisz: “No, no quemé los apuntes de Juan Pablo II, porque constituyen la clave de lectura de su espiritualidad, la parte más íntima del hombre: sus relaciones con Dios, con el otro y consigo mismo”. El editor, por su parte, confiesa que se siente honrado y promete una muy buena edición.
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