Algunas heterodoxas, pero siempre intrigadas por Dios y buscadoras de la verdad
Escritoras y pensadoras católicas en el Ateneo de Madrid: Laffitte, Pardo Bazán, María Zambrano...
El Ateneo de Madrid, con más de doscientos años de historia, ha sido un ámbito cultural que ha acogido a mujeres católicas del mundo de la ciencia y el pensamiento.
Este ateneo fue fundado en 1835 como Ateneo Científico, Literario y Artístico, por Ángel Saavedra, el Duque de Rivas, educado de manera más que esmerada por clérigos refugiados en España que huían de la Revolución Francesa.
En el Romance Tercero de La buenaventura, Saavedra dejaría escrito en boca de sus personajes:
Hernando, Hernando, hijo mío…
Cual cristiano y caballero
teme a Dios, guarda su ley
sirve con lealtad al rey
sé devoto y sé guerrero.
En el mismo sentido encontramos en el Romance Segundo de su ‘Don Álvaro de Luna’:
El hombre cristiano y cuerdo
debe hacia norte más fijo
encaminar su esperanza
servir sólo a Dios benigno.
Lo que nos da, lo mantiene,
y al que busca en Él asilo,
para siempre se lo acuerda
en eterno paraíso.
La actual sede del Ateneo la inauguraría en 1884 Antonio Cánovas del Castillo, para quien la existencia de Dios era algo intuitivo. Cánovas llegaría a escribir y pronunciar en el propio Ateneo: «Toda indagación que busque la verdad a un tiempo en el mundo y en la conciencia del hombre; que no suprima hechos internos ni externos; que en vez de negar a ciegas respete y de nuevo observe lo que a primera o a segunda vista no comprende, conducirá al reconocimiento de Dios necesariamente».
Con el paso del tiempo también presidiría el Ateneo el Dr. Gregorio Marañon, prestigioso médico humanista, también católico además de liberal.
Las mujeres católicas en el Ateneo de Madrid
Vayamos ya con las mujeres. Son muchas las socias que en la actualidad realizan una labor encomiable en perfecta consonancia con su fe católica.
Dominica Pérez de Castro es la actual presidenta de la Sección ‘Mitos, religiones y humanidades’, más de treinta años dedicada de forma gratuita a la organización de actos culturales, y de cuya trayectoria habló recientemente en entrevista radiofónica en Radio María, en Diálogos con la Ciencia.
En el plano de las hasta ahora presentes en la Galería de Retratos de Ateneístas Ilustres, señalar que ha sido recientemente incorporada la segunda de ellas, la escritora Carmen Laforet, a cuyo pensamiento religioso le ha dedicado ReL extraordinaria atención (léase aquí.)
Ella explicó en una carta -poco antes de su experiencia mística y su conversión- cómo le había impresionado la vivencia cristiana de Lilí Álvarez (1905-1998), ganadora del Roland Garrós, deportista, patinadora, periodista deportiva...
"He conocido estos días a una persona que ha influido en mi vida de manera muy extraña y muy buena. Me ha hecho pensar en Dios, ¿sabes? Yo siempre he sentido una fe muy ingenua que no solo no iba acompañada al razonamiento, sino que se separaba de él por completo… Y sigo teniéndola. Pero no me había preocupado nunca de esta parte espiritual de la vida y de la salvación y la alegría que hay en ella…[Lilí Álvarez] no es ningún espíritu seráfico ni mucho menos, sino alguien que ha vivido y ha sufrido y que vive plenamente aún, y que ha podido encontrar la alegría y la paz en el sentimiento de amor de Dios… Y lo que me parece más extraño, en su sujeción a las reglas de la Iglesia, de una manera absoluta", escribía Laforet.
"Tanto me ha impresionado, que me he dedicado estos días a leer libros religiosos. […] [entre otros ha leído] La destinación del hombre, de Berdiaev. Hay dos capítulos, ‘La moral evangélica y la moral farisaica de la ley’ y ‘La actitud cristiana con respecto a los pecadores y malos’, que me impresionaron mucho. [...]Yo no sé por qué he pensado tan poco hasta ahora en el cristianismo y en la alegría que puede dar y en el amor que cabe dentro de él, sublimando las pasiones que uno tiene por fuerza".
Un cuadro desde 2021 recuerda a Carmen Laforet en el Ateneo de Madrid... rodeada de señores.
Feminismo conservador
Como muy bien indica María Teresa Arias Bautista en su artículo ‘Concepción Arenal: El Ateneo de Madrid y las ateneístas’, María Laffitte y Pérez del Pulgar (1902-1986), la condesa de Campo Alange, fundó, dirigió y patrocinó el Seminario de Estudios sobre la Mujer (SESM), compuesto por mujeres católicas como ella.
En él, durante 20 años, un grupo de profesionales, profesoras universitarias e investigadoras realizaron, desde su feminismo conservador, una labor nada desdeñable frente a las ideas defendidas por la Sección Femenina encabezada por Pilar Primo de Rivera. Laffitte ocupó la vicepresidencia del Ateneo entre 1962 y 1968, y fundaría el ‘Grupo Español de Trabajo Teilhard de Chardin’ dedicado al paleontólogo jesuita y su obra sobre la evolución, en 1965.
Lamentablemente, a la también católica ferviente Concepción Arenal (muy amiga por cierto de Emilia Pardo Bazán) según Arias Bautista, no la dejaron ingresar como miembro del Ateneo por su condición de mujer, aunque se cree que tuvo relación con la vida ateneísta de los inicios.
La religiosidad de Emilia Pardo Bazán
El otro retrato dedicado a una mujer, que también cuelga de las paredes del Ateneo de Madrid hasta ahora, es el de una histórica, Emilia Pardo Bazán, a cuyas creencias religiosas católicas –no obstante su original modo de vida- le dedicamos hace ya tiempo un artículo.
González Herrán presentando a Pardo Bazán en relación al naturalismo señalaba que en “Apuntes autobiográficos» (1886), declaró que en él examina «la estética naturalista a la luz de la teología, descubriendo y rechazando sus elementos heréticos, deterministas y fatalistas, así como su tendencia al utilitarismo docente, e intentando un sincretismo que deja a salvo la fe» (O. C., III, pp. 722-723).
Al considerar su relación con el escritor francés Zola dice que en el capítulo segundo de “La cuestión palpitante” señalaba las grandes limitaciones del pensamiento de Zola: su visión materialista del hombre y su concepción utilitaria de la novela.
Lo primero le parecía radicalmente condenable desde el pensamiento cristiano: «Escribir como si Cristo no hubiese existido, ni su doctrina hubiese sido promulgada jamás, fue el error capital de la escuela», diría Emilia Pardo Bazán en su libro de 1914, pp. 112-113).
La escritora y filósofa María Zambrano (1904-1991) fue la primera mujer en ganar el Premio Cervantes.
María Zambrano: las creencias no son un añadido
Sin ir tan atrás, también María Zambrano sería ilustre ateneísta al tiempo que católica practicante. Consiguió en 1931 ser profesora auxiliar de la Cátedra de Metafísica en la Universidad Central, hasta el año 1936, aunque ya por esta época trabajaba en la que sería su tesis doctoral «La salvación del individuo en Spinoza». Sería también profesora del Instituto de Bachillerato Cervantes (Madrid).
Suyas son citas como la siguiente: “…la filosofía, al pretender guiar su vida y resolver los enigmas del universo, ha mantenido al hombre europeo en la más insípida desnutrición: ni le ha dado el alimento que necesitaba, el alimento de creencias, de fe, de esperanza, ni le ha enseñado tampoco a vivir heroicamente, al estilo de otro gran suplantador de religiones, al estilo Nietzsche…Así ha venido a suceder que el hombre europeo se ha ido vaciando lentamente, quedando indefenso, sin creencias; es decir, según Ortega ha mostrado con su genialidad, sin realidad, porque las creencias no son el añadido, sino la realidad, la realidad más real de nuestra vida”. En su entorno la llamaban “La santita”.
La única mujer en el Panteón de Hombres Ilustres
Otra ilustre ateneísta fue Blanca de los Ríos Nostench (1859-1956), historiadora de la literatura, escritora y directora de la publicación ‘Raza Española’ y única mujer enterrada en el Panteón de Hombres Ilustres que la Asociación de Escritores y Artistas posee en la Sacramental de San Justo de Madrid.
De pequeñita fue a colegios de monjas, es decir, recibió religión en la escuela, algo que algunos sostienen hoy en día que es lo peor para alcanzar un alto nivel académico. En su artículo Menéndez Pelayo: apóstol de España, dedicado en la Revista de Estudios Hispánicos (nº 2 Febrero, 1935) a quien considerara principal referente e inspirador, después de quejarse del mal que en nuestro país estaban haciendo los intelectuales sin Dios, lo elogiaría.
"Hoy más que nunca, nos penetra y nos anima el impulso vivificador y el sentido profético de la obra de Menéndez y Pelayo, inspirada en los tres excelsos ideales patrióticos : reedificación, reivindicación y unificación de la España mayor, tal como Dios y la Historia la hicieron una e indivisible con Portugal; una en carne y en espíritu, en religión, en sangre y en habla con América. Realización de ese triple ideal ingentísimo es la obra del maestro. Diríase que Dios le creó y le dotó excepcionalmente como para tal empresa, y le situó en el tiempo y en los lugares propicios para cumplirla… Para todo ese Imperio escribió Menéndez y Pelayo : para la España que la mano creadora entalló, como en un solo bloque indivisible, entre el Pirineo y las olas de dos mares, y para la otra España de allende el Océano; que nuestra hidalga madre no conquistó para poseer manadas de siervos, sino para ensanchar los dominios de Dios y de nuestro espíritu’.
Son mujeres de la vida intelectual española sin renunciar a sus creencias católicas, relacionadas directamente con una de las instituciones culturales más importantes de la capital de España, el Ateneo de Madrid, que todavía a día de hoy mantiene su pluralidad de contenidos, secciones y personas, muy por encima de ninguna otra institución cultural madrileña.