Arqueólogos buscan al «Glorioso Mártir» a quien dedicaron una gran templo bizantino en Tierra Santa
Una excavación situada a 40 kilómetros de Jerusalén ha descubierto la existencia de un gran templo cristiano de la era bizantina y en gran parte muy bien conservado.
Tal y como relata la Agencia EFE, un tal Maljos costeó el mármol del templo del siglo VI y el cobre de la cripta dedicada a un misterioso mártir. Lo desvela un mosaico perfectamente conservado que ha presentado Israel en los restos del patio de una de las basílicas bizantinas más grandes y mejor conservada de Tierra Santa.
La identidad del mártir sigue siendo desconocida, reconoce a Efe el director de la excavación Benjamin Storchan, pero la iglesia ha tomado ya por nombre “Glorioso Mártir”, por el que hasta 300 lámparas de aceite, expuestas desde hoy junto al resto de hallazgos, en el Museo de Tierras Bíblicas de Israel, aparecieron en la cripta como símbolo de la gran veneración.
“Se desconoce la identidad del mártir, pero la excepcional opulencia de la estructura y sus inscripciones indican que esta persona era una figura importante“, explica Storchan sobre los hallazgos en Beit Shemesh, a 40 kilómetros de Jerusalén.
La cripta, que estuvo revestida de losas de mármol que le daban “una apariencia impresionante”, contiene una cámara funeraria subterránea que aparentemente albergaba los restos (reliquias) del mártir venerado, y se accedía a ella “a través de unas escaleras paralelas”.
Una de estas bajaba a su interior y la otra conducía a una sala de oración, lo que indica que el lugar fue un destino relevante de peregrinaje para grandes grupos de cristianos.
En el suelo del templo, desenterrado durante los últimos tres años, relucen sus mosaicos con diseños de hojas, pájaros, frutas y elementos geométricos, y partes de las paredes que en su día estuvieron decoradas “con coloridos frescos y pilares altos coronados con impresionantes capiteles”.
El edificio se erigió de acuerdo con el plano de una basílica y se constituye por una estructura alargada alineada con dos filas de columnas que dividían su espacio interno en tres sectores, a lo que se añade una nave central flanqueada por dos pasillos.
En el patio es donde aparece la inscripción en griego que indica que Maljos fue el benefactor al costear el mármol, el cobre y el trabajo mosaístico del templo, que quedó abandonado sin grandes deterioros en su estructura, por lo que se considera hoy uno de los mejores conversados.
Según el equipo de la Autoridad de Antigüedades de Israel, se han descubierto pocas iglesias en la región “con criptas completamente intactas” como la de este yacimiento, por el que el Ministerio de Construcción y Vivienda israelí invirtió casi 1,8 millones de euros para excavarlo.
La primera etapa de construcción del templo fue en el reinado del emperador Justiniano (527-565 d.C.). Más adelante, con el mecenazgo de Tiberio II (574-582 d.C.), se le añadió una capilla lateral. Una inscripción en griego en el mismo lugar señala su apoyo financiero.
“La participación imperial en la ampliación del edificio también es evocada por la imagen de una gran águila con alas extendidas, el símbolo del Imperio Bizantino, que aparece en uno de los mosaicos”, remarca Storchan.