Es obispo y también virólogo: repasa cómo los santos afrontaron las epidemias en la Iglesia oriental
Piotr Mansurov es el obispo ortodoxo ruso de la eparquía de Kalachinsk, una ciudad en la frontera con Kazajstán construida sobre el ferrocarril transiberiano. También es doctor en virología.
El obispo Mansurov conoce y repasa algunos ejemplos de grandes santos rusos y orientales que enfrentaron pandemias en el pasado.
Su postura como obispo y científico es que los sacerdotes deben acudir a ayudar a los enfermos, con todas las precauciones que la medicina ofrece.
Al mismo tiempo, pide a los fieles que obedezcan a las autoridades, cumplan los distanciamientos y confinamientos, confíen en los médicos y autoridades científicas y no hagan caso de los bulos de Internet.
Un obispo especialista en virus
Piotr Mansurov es el obispo Pedro de Kalachinsk. Antes de ser sacerdote, se licenció en Biología en la Universidad de Moscú y trabajó algunos años en el Instituto de Investigación Científica de Omsk, donde obtuvo su doctorado de virología, la ciencia de los virus. En la revista ortodoxa Foma -con resumen en la agencia católica AsiaNews- anima a los fieles a cumplir las normas de confinamiento y dejar de buscar teorías conspirativas o anti-eclesiales.
El obispo recuerda que en siglos anteriores, en épocas de epidemias, también había debates sobre si debían cerrarse las iglesias en las cuarentenas ante el azote de la peste, el cólera y la viruela. “Son muchos los que hoy recuerdan al metropolitano Filaret de Moscú, que en siglo XIX reunía al pueblo para rezar contra la epidemia. Sin embargo, justamente a raíz de esto murió otro metropolitano del mismo nombre que quiso imitarlo, Filaret de Chernigov, quien se infectó durante la oración y murió de cólera en 1886”.
Que los sacerdotes visiten enfermos... y los fieles obedezcan a la autoridad
Según el obispo-virólogo, “durante una epidemia, el principal podvig (acto heroico) de los sacerdotes está en la visita a los hospitales, llenos de enfermos”, lo cual implica afrontar enormes riesgos, como los médicos y los enfermeros, distribuyendo la comunión bajo estrictas medidas de protección y esterilidad.
Los fieles, dice el obispo, no deben pretender comportarse de una manera distinta a otros ciudadanos. “Recordemos las palabras de los apóstoles sobre la obediencia a las autoridades… las medidas de cuarentena no son una persecución de la Iglesia”, dijo Petr, respondiendo a las acusaciones de muchos ortodoxos, que comparan el confinamiento con las persecuciones soviéticas.
San Fiódor Ushakov, almirante del siglo XVIII
El almirante santo que cerraba iglesias contra la peste
El obispo recordó otro caso histórico famoso, el de San Fiódor Ushakov, el más importante almirante almirante de la flota rusa en el siglo XVIII, proclamado santo por la Iglesia Ortodoxa rusa en 2001 y muy popular. Fue quien construyó el puerto de Sebastopol en Crimea y ganó 43 batallas navales. Terminó sus días dedicado a la oración y a la caridad.
Ante una peste en Crimea que amenazaba a la flota y a la ciudad de Jersón (Quersoneso) organizó la cuarentena de la ciudad, ordenó a los militares asegurarse de que nadie saliese de casa y pese a ser un hombre devoto prohibió incluso asistir a la iglesia. La enfermedad fue derrotada, y el almirante fue premiado con la Orden de San Vladimir.
Incluso en el siglo XX, un Patriarca ante el cólera
El Patriarca de Moscú Pimen (Izvekov), que guió la Iglesia entre 1971 y 1990, antes de ser elegido patriarca ya firmó un decreto ante una epidemia de cólera en la región del Cáucaso, Odesa y Mar Caspio en el que prohibía besar los iconos y sólo concedía la comunión en casas y a los enfermos.
“Los acontecimientos actuales nos obligan a releer atentamente la historia de la Ortodoxia, precisamente en lo que respecta al tema de las epidemias, y en las preocupaciones que éstas despiertan en el corazón de los fieles”, explica el obispo de Kalachinsk.
Estemos donde estemos, Dios nos une en la oración
El obispo insiste en el hecho de que “nadie está atentando contra nuestra fe, la unidad de la Iglesia se confirma de otro modo: en la conciencia de que, donde sea que recemos, en la iglesia, durante las liturgias, en nuestra propia casa o en una celda de un monasterio, Cristo está en medio de nosotros. Estamos divididos exteriormente por la cuarentena, pero podemos unirnos espiritualmente en la oración. No debemos tener miedo, porque el Señor nos une siempre”.
Como obispo y como científico, el obispo Piotr recomienda a los fieles, y a todos, no creer demasiado a lo que se lee en Internet, en la variedad de estadísticas y comentarios que se publican muchas veces de manera confusa y contradictoria, y llama a confiar en los científicos: “Una epidemia de este tipo no sucedía hace mucho tiempo, es un virus nuevo y particularmente dañino… yo también he tenido experiencias similares, teniendo que decidir medidas extraordinarias, y les recomiendo confiar en las autoridades a nivel mundial”.