Reflexionando sobre el Evangelio Marcos 6,7-13
Todo el Evangelio es Buena Noticia
A veces leemos el Evangelio desde un punto de vista eminentemente práctico. Nos olvidamos que es Palabra de Dios y como tal, en toda frase hay algo que va más allá de las palabras que la componen. Siempre está presente el sentido místico o alegórico, que señalan los Primeros Padres de la Iglesia. Un soplo del Espíritu que llena las velas del alma. El Evangelio de hoy domingo nos puede parecer poco trascendente y puramente práctico. Contiene una serie de instrucciones sobre la forma en que los Apóstoles debían realizar su apostolado. Cristo señala a los Apóstoles que no lleven dinero, ni nada que no sea de primera necesidad. También les dice que no cambien de casa cuando les acojan en un lugar. Todo eso está bien, pero el Evangelio dice mucho más. Tomaré lo que nos señala Beda el Venerable, ya que nos permite ver más allá de la letra escrita:
Benigno y clemente, nuestro Señor y Maestro no escatima su poder a sus siervos y discípulos, puesto que así como Él curaba todo desfallecimiento y toda enfermedad, dio también a sus apóstoles poder para curarlos. "Y habiendo convocado a los doce", etc. Pero hay una gran distancia entre dar y recibir. El Señor obra con su propio poder en todo lo que hace, en tanto que sus discípulos, si hacen algo, es confesando su debilidad y el poder del Señor, diciendo: "En nombre de Jesús, levántate y anda"( Hch 3,6). (Beda, in Marcum, 2,24)
Cristo confiere poder de los Apóstoles. Poder, para ser portadores de su presencia y evidenciarlo a las personas que necesitan ayuda. Hablan en “ Nombre de Jesús” y de esa forma realizan curaciones y hechos milagrosos. Además les dice que vayan de dos en dos, para apoyarse y evidenciar que son una comunidad allá donde vayan. Ya sabemos lo que nos indica el Señor:
Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi Nombre, allí estoy yo en medio de ellos. (Mt 18, 19-20)
¿Tiene este Evangelio más que enseñarnos? Sigamos leyendo a Beda el Venerable:
Por alforja -en sentido alegórico- se ha de entender los trabajos de la vida; por el pan, los placeres temporales; por dinero en el cinto, la sabiduría que se oculta; porque el que ha recibido la sabiduría no debe dejarse agobiar con la carga de los negocios temporales, ni consumirse en deseos carnales, ni ocultar el talento que se le ha dado de la palabra en el ocio de un cuerpo abandonado. "Les advertía asimismo: Donde quiera que tomareis", etc. En estas palabras les da el precepto general de la constancia, para que observen las leyes de la hospitalidad que han de recibir, haciéndoles ver que es ajeno del que anuncia el Reino de los Cielos el andar de casa en casa. (Beda, in Marcum, 2,24)
Hoy en día vemos razonable y hasta positivo, cambiar lo que elegimos y hacerlo según lo que convenga en cada momento. Nadie piensa en ser constante y seguir adelante en total coherencia. Vivimos tiempos en los que el relativismo nos llama a decir lo que quien nos escucha quiere escuchar. De hecho el marketing utiliza este método para hacer atractivo lo que queremos ofrecer. Cristo nos dice que cambiar la elección o ajustarse a lo bien visto, no es el camino. La consistencia y coherencia es fundamental para que seamos símbolos de Cristo en el mundo. Nuestra esperanza es dejar que el Señor se haga presente por medio de nosotros. Por algo es tan importante realizar un apostolado activo y constante en nuestra vida. Sin duda alguna, todo el Evangelio es Buena Noticia, ya que hace presente a Cristo entre nosotros.