¿Me permiten una reflexión sobre deporte y televisión?

Hace unos momentos estaba conversando con un amigo y salió a colación la final de tenis que se jugó el lunes pasado, final de uno de los torneos más importantes del mundo; la jugaban Nadal número dos del mundo, y Djokovic, número uno. Tan importante, que incluso la Reina asistió.

Y comentábamos: ¿Es posible que ninguna cadena de televisión española haya transmitido el evento en abierto y, por tanto, gratis? Me dijo que sólo se transmitió por una cadena de pago. Y seguíamos comentando ¿es posible que un evento así no pueda verse por los españoles pobres que desearían verlo porque son aficionados al deporte y de manera especial, les gusta ver el deporte cuando se trata de encuentros internacionales y son jugadores españoles los que intervienen?

A propósito, precisamente, este sábado pasado, a las diez de la noche, fui sintonizando las distintas cadenas de la televisión y no sintonicé ninguna que transmitiese un partido, de manera que me fui a dormir. Supongo que lo mismo les pasaría a muchos aficionados al fútbol.

Las conclusiones a que llegamos en nuestra conversación venían a ser algo así como: ¿Es que el Gobierno no quiere o no puede hacer que esos acontecimientos deportivos se puedan ver en abierto? ¿Tiene el gobierno facultades jurídicas para hacerlo? No creíamos que las tuviese, porque, de haberlas tenido, tampoco creíamos que hubiese consentido que unos acontecimientos deportivos interesantes dejaran de transmitirse en directo y más, cuando en todas las cadenas hay espacios para transmitir tonterías. Y si las tiene, ¿por qué no lo ha hecho?

Suponíamos que debía haber razones o compromisos económicos que lo hubiesen impedido. Y nos preguntábamos ¿es que es más rentable que algunas empresas o que algunas asociaciones ganen muchísimo dinero a costa de que la gente sencilla no pueda ver esas competiciones? Si las cadenas se mueven por motivos económicos y van a lo suyo sin muchas consideraciones de cara al servicio al pueblo, el Gobierno, por el contrario, debe preocuparse también del bien común, sobre todo, en cuestiones que influyen en el bienestar y en el descanso de la gente; y no creíamos que deba permitir que estemos todos sometidos al imperio del dinero.

Al día siguiente volvió mi amigo con unas notas que había tomado de la prensa y seguimos comentando sobre el tema. Me dice: ¿no es absurdo que se estén pagando cantidades fabulosas a las grandes figuras del deporte? ¿No son escandalosas? El mismo Toni Nadal, tío y entrenador de Rafa Nadal, acaba de decir que es: "Exagerado lo que cuesta Bale, lo que gana Martino y hasta lo que cobra Rafa". Porque cobrar casi 100 millones por la ficha de un jugador, creo que nadie lo puede encontrar correcto. Ni un presidente del gobierno, ni un ministro, ni un catedrático, ni un notario, ni un médico, pueden llegar a una retribución como la que cobran muchos jugadores que, por saber darle a un balón, o por manejar una raqueta, o por atreverse a darle un muletazo a un toro, cobran cantidades astronómicas.

Yo le respondí: Mira, pues yo también lo veo así. Pero es que, además, en el caso de los futbolistas, aparte de la ficha, están el sueldo, las primas, los derechos de imagen, las camisas que se venden y otras cosas, aunque no todos los deportistas cobran esas cantidades, le dije. Y me responde, es cierto, pero algunos, sí. Y si esas cantidades se comparan con el salario mínimo, uno se asusta de que eso pueda estar sucediendo. ¿Cómo es posible que uno de esos deportistas, sólo con la ficha, esté ganando lo que 100.000 obreros pueden estar ganando con su trabajo durante un mes? ¡Nada menos que 100.000 obreros! Es un absurdo, mírese como se mire, y ahí creo que el Estado tiene mucho que hacer y corregir.

Y no tengo más remedio que darle la razón a mi amigo. La verdad es que en esta cuestión y en otras, pienso que las autoridades no son coherentes. Si la televisión pública está subvencionada por el Estado ¿por qué no televisa en abierto competiciones como éstas a que estoy aludiendo y como otras, en que un español o un equipo están poniendo muy alto el pabellón de España? Y siendo el fútbol el deporte favorito de los españoles, ricos y pobres, ¿por qué no se televisa en abierto al menos un partido o dos de fútbol cada semana, pero que sean importantes, no uno cualquiera. Creo recordar que hace tiempo se elegía uno de los mejores partidos para darlos en abierto.

Si esto se hacía así, ¿por qué no se sigue haciendo? ¿Por qué los partidos más interesantes no se emiten en abierto sino en canales de pago? ¿Se busca el bien común o el negocio de las cadenas que no los emiten en abierto? Algo creo que debería hacer el Gobierno. De lo contrario, ¿para qué queremos la televisión estatal subvencionada por el Estado? Algo habrá que hacer, queridos políticos, para darle buena solución a estos problemas, no porque sean los más importantes, pero que también son importantes para mucha gente. Lo mejor para todos no puede estar al servicio de quienes mejor saben hacer negocios.

José Gea