En la primera conferencia internacional, los médicos admitieron que tienen miedo
Romper el tabú de la «destransición» de género: mujeres extrans se unen para ayudar a otras muchas
Las víctimas de la ideología de género, y en este caso de la ofensiva transgénero, se están empezando a organizar para mostrar al mundo las consecuencias terribles que ha tenido para estas mujeres a las que convencieron e indujeron en su momento para convertirse en hombres sin que psiquiatras y otros médicos les advirtiesen de lo que podrían experimentar.
De este modo, el pasado sábado 30 de noviembre se celebró en la ciudad inglesa de Manchester la primera conferencia internacional sobre “destransición” de género, en la que mujeres afectadas hablaron de su vuelta a su sexo original y de las implicaciones de las hormonas e intervenciones quirúrgicas a las que se sometieron en su proceso “trans”. Igualmente, participó numeroso personal médico que alertó de la imposición de postulados ideológicos y nada científicos.
Una organización para ayudar a quien quiera dejar de ser trans
Organizada por un grupo feminista independiente llamado Make More Noise, en esta cita Charlie Evans, mujer que fue transexual (hombre) durante 10 años, presentó una plataforma de personas que han iniciado este proceso de “destransición” con el objetivo de ayudar a cientos de mujeres que pasan por la misma situación de ver que se han equivocado con el cambio de sexo y que quieren volver a su situación biológica natural.
Varios expertos avanzaron el choque que se iba a producir entre el movimiento trans y los grupos feministas, algo que empieza ya a darse. En la pancarta, Evans sostiene que "la ideología de género perjudica a las lesbianas"
“No estamos motivadas por el odio. Estamos motivadas por la solidaridad, la hermandad y un fuerte sentido de la justicia”, afirmó Evans.
Otra de las participantes, Max, está en proceso de vuelta a su sexo femenino natural y denunció las presiones que había recibido para convertirse en hombre. Lo mismo dijo Kira, que se definió como una chica “marimacho” que comenzó a sentir la presión social para ser hombre. Comenzó la terapia hormonal e incluso se realizó una mastectomía doble a los 20 años. Sin embargo, ya tras haber sido operada supo que esta no era la solución. “¿Cómo puedo amarme a mí misma si estoy sacrificando mi salud para cambiar todo mi ser?”, se preguntó.
Las enormes presiones a los médicos
Tal y como recoge Life Site News, en la conferencia también participaron médicos, como el psiquiatra David Bell, que reconoció que las clínicas de “reasignación de género” no realizan controles de seguimiento de sus pacientes. Del mismo modo, comentó que el término “bloqueadores de la pubertad” que se da a los niños es “engañoso” porque en realidad son una serie de medicamentos que probablemente tienen consecuencias fisiológicas que van más allá de retrasar la pubertad. “La falta de evidencia a largo plazo es el mayor problema en este campo”, afirmó este psiquiatra.
Por su parte, la psicóloga clínica Anna Hutchinson reveló que casi el 100% de los niños que toman estos bloqueadores hormonales toman hormonas de sexo cruzado. Y la doctora Hanna Ryan, investigadora de enfermedades infecciosas, alertó que los efectos de estos bloqueadores son a largo plazo. Sin embargo, reconoció la “inmensa presión” a la que están sometidos los médicos para que inicien los tratamientos trans en niños.
Y también el miedo a ser denunciados...
De hecho, David Bell explicó a los presentes que muchos profesionales médicos están preocupados por ser llamados “transfóbicos” o ser acusados de un delito de odio si no se pliegan al lobby que exige no cuestionar nada y realizar simplemente los cambios de sexo. Siguiendo esta línea se manifestó también la psicóloga Hutchinson, que reveló que hay médicos que son acusados de transfobia por el simple hecho de pedir que se realicen más investigaciones. “¿Cómo puede ser transfóbico pedir mejores estándares de atención?”, se preguntó.
Otros especialistas médicos comentaron sus propias experiencias de cómo han sido silenciados por cuestionar mínimamente la ideología de género, y cómo desde las instituciones se les aconseja no utilizar términos como “destransición”. Otro compañero también quiso alertar que este modelo sólo “aboga por una transición social inmediata para los niños que cuestionan el género”.