En lo profundo de la ciudad de Guadalajara (México), las Carmelitas Descalzas de la Hoguera viven una vida de entrega total, dedicada a la oración, el silencio y la contemplación. Detrás de los muros de su convento, cada día es una ofrenda: el trabajo sencillo de sus manos, las largas horas de oración son una fuente inagotable de paz.