Que Francisco pida que se rece por él (incluso "a favor", broma que repite con frecuencia) parecería cualquier cosa menos sorprendente, dado que así comenzó su pontificado y así concluye todos los Ángelus y numerosos otros discursos y alocuciones. Pero ya es más llamativo que su intención de oración de noviembre, que desde 2016 expresa en forma de vídeo, sea, después de un centenar de peticiones enormemente diversas, él mismo. O, más exactamente, el Papa, sea quien sea: para que "en el ejercicio de su misión, siga acompañando en la fe a la grey que le ha sido encomendada por Jesús y siempre con la ayuda del Espíritu Santo".