Desde 1818, en la abadía de Notre Dame des Gardes (en Chemillé-en-Anjou, 40 km al este de Nantes) vive una comunidad de monjas cistercienses trapenses. Ahora son 29, y además de sus siete oficios diarios de oración (según ordena la regla de San Benito), el trabajo del que viven (según la norma monacal "ora et labora") consiste en la fabricación de productos culinarios, sobre todo sus célebres mermeladas. Las hacen "a la antigua", explica la religiosa, en marmitas descubiertas y sin aditivos, "como nuestras abuelas". La confitura de naranja obtuvo la medalla de oro en el Concurso Agrícola de 2020. Puedes adquirirlas a través de Divine Box. (Para saber más sobre esta iniciativa, pincha aquí).