La colecta de Viernes Santo, que cada año hacen las iglesias de todo el mundo con destino a Tierra Santa, adquiere un dramatismo casi único en la Historia. El año pasado, con la mayoría de los templos cerrados, tuvo que suprimirse, y aunque se trasladó al 13 de septiembre, el impacto no fue el mismo. Pero nadie esperaba que, doce meses después, los Lugares Santos continuasen sin recibir peregrinos, que son la única vía de subsistencia para miles de cristianos locales. La tierra donde vivió Cristo puede quedarse sin cristianos. Si una ocasión merece generosidad, es ésta. Este Viernes Santo, en todas las parroquias se puede contribuir para mantener viva Tierra Santa.