En el consistorio de este sábado, el capuchino Raniero Cantalamessa, de 86 años, predicador de la Casa Pontificia desde 1980, fue creado cardenal en reconocimiento a esos cuarenta años de dedicación a los Papas y a la Curia. Por voluntad propia, no ha sido consagrado obispo, algo infrecuente pero no extraordinario: entre los más célebres en su mismo caso, San John Henry Newman (1879) y los tres «padres» de la «nueva teología», Henri de Lubac (1993), Hans Urs von Balthasar (1988, aunque no llegó a recibir el capelo porque murió dos días antes de la ceremonia) e Yves Congar (1994). Pincha aquí para leer la entrevista del sacerdote Pablo Cervera al cardenal Cantalamessa, la primera que concedió tras su nombramiento.