Según Peter Seewald, biógrafo de Benedicto XVI, a quien visitó recientemente, el Papa emérito sufre un herpes zóster que le afecta sobre todo a la piel del rostro y le produce fiebre y molestias, por lo que su estado de salud es «extremadamente frágil». Por su parte, monseñor Georg Gänswein, prefecto de la Casa Pontificia y secretario de Joseph Ratzinger, afirmó, por el contrario, que su estado no es grave ni motivo de «especial preocupación».