En la tarde de la festividad de la Inmaculada, Francisco acudió a la Plaza de España romana, según es tradición, para rendir homenaje a la imagen de la Purísima instalada junto a la embajada española. Le recibió y acompañó la alcaldesa de la Ciudad Eterna, Virginia Raggi. Acompañó la ofrenda el canto del Tota pulchra es, oración que se remonta al siglo IV.