Fueron las expresivas palabras, con gesto de querer decirlo expresamente como último mensaje, con las que Francisco despidió a Andrzej Duda, presidente de Polonia, uno de los abanderados de las raíces cristianas de Europa contra su destrucción por obra de las instituciones comunitarias. El Papa también le pidió que saludara de su parte a la ex primera ministra Beata Szydlo, uno de cuyos hijos fue ordenado sacerdote en mayo de 2017.