Martes, 05 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

La embarazada en apuros requiere apoyo, no aborto: 30 curas villeros ofrecen sus capillas

La embarazada en apuros requiere apoyo, no aborto: 30 curas villeros ofrecen sus capillas
El padre Pepe di Paola, acompañado de otros curas villeros, presenta los proyectos de ayuda a embarazadas en apuros

ReL

Los curas villeros de Argentina lo tienen claro: las embarazadas, los niños, los pobres, no quieren aborto, quieren ayuda. Y ellos van a seguir ofreciéndola, y las mujeres de las villas se van a organizar cada vez mejor para ayudar más y apostar por la vida.

Ofrecen sus capillas -que no son edificios, sino comunidades vivas y activas en los barrios- y potenciarán la capacidad de organización de las propias mujeres y comunidades.

"En nuestras propias Capillas dispondremos de un lugar adecuado para que puedan estar durante el día, almorzar, merendar, descansar, recibir cariño y contención, formación y orientación ante cada situación", anunciaron.

"Allí les daremos alimentación, atención y control médico y sanitario, apoyo psicológico, orientación legal y social para que puedan llevar adelante sus embarazos como así también los primeros años de sus bebés hasta poder ingresar al ciclo de educación inicial", añaden en un comunicado contundente. 

"Porque creemos profundamente en que vale toda vida y que las sociedades muestran su verdadero rostro por la forma en que tratan a aquellos más débiles, es que elegimos hacernos cargo comunitariamente de estas situaciones dramáticas".

Los pobres no quieren aborto: quieren traer a sus hijos

Los curas villeros del gran Buenos Aires insisten en que el proyecto de ley abortista que ahora se debate en el Senado no es una demanda de quienes viven en villas y barrios populares. Los pobres quieren traer a sus hijos al mundo.

La iniciativa fue anunciada en una rueda de prensa que un grupo de curas ofrecieron en la parroquia Cristo Obrero, de Villa 31 de Retiro. Piden que los senadores “tengan en cuenta el inmenso valor que tenga toda vida humana, la de la madre y de la niña o niño por nacer” y rechacen la legalización del aborto.

La declaración fue leída fue el obispo auxiliar de Buenos Aires, Gustavo Carrara, y los sacerdotes José María “Pepe” Di Paola (Villa La Cárcova, José León Suárez): Carlos Morena (Villa Itatí, Quilmes) y Basilicio Britez (Villa Palito, La Matanza). Estaba presente, además, el obispo de San Justo, Eduardo García y varios sacerdotes de los firmantes.

Mujeres que se coordinan con los barrios

Participaron además cinco mujeres que llevan tiempo colaborando en los proyectos eclesiales y comunitarios de las villas.

Carolina Sánchez, de la parroquia Don Bosco, de Quilmes, afirmó que esta ayuda ya se viene haciendo, pero ahora adquiere un carácter formal. Señaló que “muchas de las que estamos ayudando en algún momento también padecimos las mismas situaciones”. Marcela Balverdi, de la capilla Jesús de Nazareth, de Merlo, habló de la necesidad de acompañamiento que requieren también las mujeres que abortaron.

El comunicado advierte: “En momentos en que tantos y tantas hablan por los pobres mostrando su ‘preocupación’ por ellos –subrayan los curas-, nuestras comunidades quieren hacer nuevamente visible que las mujeres de nuestros barrios eligen la vida, la vida de la niña o niño que vendrá y de la mujer que lo lleva en su vientre, incluso cuando muchas veces deben hacerlo solas, sin un hombre que se haga cargo de su propia paternidad y totalmente ausente o en grandes dificultades. Por eso, las mujeres serán las grandes protagonistas de esta propuesta: como sujetos de derechos que no solo se reciben, sino que también lo brindan a sus pares”.

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Hogar del abrazo maternal – Centros para mujeres con embarazos de riesgo o inesperados
Documento de los sacerdotes de las Villas de Emergencia de Buenos Aires y Gran Buenos Aires sobre el cuidado de la vida

(Parroquia Cristo Obrero de la Villa 31, 17 de julio de 2018)

Hemos visto con dolor como la Cámara de Diputados de la Nación sancionó por escasos votos el Proyecto de Ley de “Interrupción voluntaria del embarazo”, un eufemismo para dar media sanción al Aborto en nuestras tierras.

Como Iglesia presente en villas y barrios populares, donde se viven diversidad de dificultades, queremos renovar nuestro compromiso con la lucha por la Cultura de la Vida y los derechos humanos. Esperando que los senadores puedan dar cuenta del inmenso valor que tiene toda vida humana, la de la madre y la de la niña o niño por nacer; proponemos una respuesta concreta a la dificultad de las jóvenes y adolescentes de nuestros barrios que llevan adelante embarazos de riesgo o incluso no deseados ni planificados.

Creemos firmemente en la necesidad de cuidar de la vida humana en todas sus etapas, desde la concepción hasta la muerte. Siempre cada ser humano será el rostro de Dios, más allá de su fragilidad. La lucha por la igualdad -tan invocada en los discursos de estos días- está en nuestro ADN: los cristianos creemos profundamente en la fraternidad que nos da ser hijos de Dios y por lo tanto hermanos e iguales entre nosotros y ante sus ojos.

Nuestro querido Papa Francisco ha denunciado innumerables veces la cultura del descarte de nuestras sociedades: los viejos, los inmigrantes, las personas con discapacidad, los pobres y los niños por nacer molestan, nos piden atención, nos piden cuidado, nos “quitan” comodidades y privilegios; entonces hay una fuerte tendencia a descartarlos, a quitarles el derecho a la existencia. Los proyectos individuales, el nivel de consumo, el bienestar y el confort, por sobre todas las cosas, son los que mandan.

En el espíritu del documento que escribimos, hace un tiempo atrás, los curas de las villasCon los pobres abrazamos la vida”, queremos dar una respuesta concreta a las necesidades de nuestras villas y barrios populares, allí donde la vida se lleva adelante pese a las dificultades. Y cada embarazo, cada niña y cada niño, es esperado y recibido como un don, un regalo, con la esperanza de que un futuro distinto y mejor que el actual le espera.

Queremos hacer notar, una vez más, que este compromiso y valoración de la vida lo hemos aprendido del mismo Evangelio y de las mujeres pobres con las que compartimos nuestra vida y trabajo. Muchas veces son madres de sus hijos y de los del pasillo. Sí, en momentos en que tantos y tantas hablan por los pobres mostrando su “preocupación” por ellos, nuestras comunidades quieren hacer nuevamente visible que las mujeres de nuestros barrios eligen la vida, la vida del niña o niño que vendrá y la de la mujer que lo lleva en su vientre, incluso cuando muchas veces deben hacerlo solas sin un hombre que se haga cargo de su propia paternidad y totalmente ausente o en grandes dificultades.

Por esto las mujeres serán las grandes protagonistas de esta propuesta: como sujetos de derechos que no solo reciben contención y cuidados, sino que también lo brindan a sus pares. Sí, las mismas mujeres de nuestras comunidades llevarán adelante los Centros que recibirán el nombre de: “Hogar del abrazo maternal”.

Destacamos y agradecemos el trabajo silencioso que se viene haciendo ya hace años en distintas instituciones y dentro de nuestras comunidades para acompañar a mujeres con embarazos de riesgo, o inesperados. De estas experiencias tan concretas nos nutriremos.

Por todo esto es que comenzaremos, e invitamos a otros a hacerlo, a llevar adelante estos Centros para recibir a adolescentes y jóvenes mujeres, que lleven adelante embarazos de riesgo, o inesperados, en condiciones de fragilidad y desamparo.

Allí les daremos alimentación, atención y control médico y sanitario, apoyo psicológico, orientación legal y social para que puedan llevar adelante sus embarazos como así también los primeros años de sus bebés hasta poder ingresar al ciclo de educación inicial. Buscaremos facilitar el acceso a políticas y programas que promueven la vida como la Asignación Universal por Embarazo y los programas de Salud Materno infantil, entre otros.

En nuestras propias Capillas dispondremos de un lugar adecuado para que puedan estar durante el día, almorzar, merendar, descansar, recibir cariño y contención, formación y orientación ante cada situación y, en los casos en que no fuera posible la crianza posterior del niño, poder rápidamente articular con el sistema Judicial para una pronta adopción del mismo.

En un clima de familia que recibe, abraza y acompaña se buscará sobre todo dar ánimo y fortaleza.

Por otro lado, también se recibirá y acompañará en sus crecientes responsabilidades a los papás adolescentes y jóvenes. Obviamente se acompañará con respeto y cariño a las mujeres que hayan atravesado el drama de un aborto.

Porque creemos profundamente en que vale toda vida y que las sociedades muestran su verdadero rostro por la forma en que tratan a aquellos más débiles, es que elegimos hacernos cargo comunitariamente de estas situaciones dramáticas y no esperamos acríticamente la instalación de una verdadera cultura del descarte humano.

De modo gradual y con la debida adaptación a cada contexto para recibir mejor la vida como viene, se irán abriendo los Hogares del abrazo maternal en distintas comunidades.

Que la Virgen de Luján, nos enseñe a cuidar de nuestra Patria, comenzando por los más frágiles.

17 de julio de 2018

P. José María Di Paola. Villa La Carcova, 13 de Julio y Villa Curita. Diócesis de San Martín.
Mons. Gustavo Carrara. Obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Buenos Aires. Vicario para la Pastoral en Villas de CABA
P. Guillermo Torre, P. José Luis Lozzia, P. Marco Espínola. Villa 31. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Juan Isasmendi, P. Eduardo Casabal, P. Ignacio Bagattini. Villa 1-11-14. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Lorenzo de Vedia, P. Carlos Olivero, P. Gastón Colombres. Villa 21-24 y Zavaleta. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Domingo Rehin. Villa Lanzone. Villa Costa Esperanza. Diócesis de San Martín.
Mons. Jorge García Cuerva. Obispo auxiliar de la Diócesis de Lomas de Zamora.
P. Hernán Cruz Martín. Barrio Don Orione – Claypole. Obra Don Orione. Diócesis Lomas de Zamora.
Mons. Eduardo García. Obispo de San Justo.
P. Basilicio Britez. Villa Palito. Diócesis de San Justo.
P. Nicolás Angellotti. Puerta de Hierro, San Petesburgo y 17 de Marzo. Diócesis de San Justo.
Mons. Gabriel Barba. Diócesis de Gregorio Laferrere.
P. Sebastián Sury, P. Damián Reynoso. Villa 15. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Rodrigo Valdez. Villa Playón de Chacarita. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Martín Carroza y P. Sebastián Risso. Villa Cildañez. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Pedro Baya Casal, P. Adrián Bennardis. Villa 3 y del Barrio Ramón Carrillo. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Juan Ignacio Pandolfini. Villa la Cava. Diócesis de San Isidro.
P. Juan Manuel Ortiz de Rozas. San Fernando. Diócesis de San Isidro.
P. Joaquín Giangreco. Villa Trujuy. Diócesis Merlo-Moreno.
P. Nibaldo Leal. Villa Hidalgo. Diócesis de San Martin.
Carlos Morena, Mario Romanín, Alejandro León, Juan Carlos Romanín, Salesianos, Don Bosco.
Cecilia Lee, misionera franciscana.
Bea GmiItrowicz, misionera franciscana, Villa Itatí. Diócesis de Quilmes.
P. Alejandro Seijo. Villa Rodrigo Bueno. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Andrés Tocalini. Villa los Piletones. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Dante Delia. Villa Borges. Diócesis de San Isidro.
P. Franco Punturo. Villa 20. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Omar Mazza. Villa Inta. Arquidiócesis de Buenos Aires.

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