Ahora Alina ella es una implacable activista provida y rescatadora
Iba a entrar al abortorio desesperada, pero una mujer le dio un Rosario y le dijo: «Te ayudaré»
Alina Dulgheriu estaba embarazada de ocho semanas y había sido presionada por todo su entorno para abortar. Ella no quería, pero su novio la obligaba, sus padres se lo exigían y hasta la despidieron de su trabajo. Al final no consiguió soportarlo y eligió la única solución que se le presentaba, la de acabar con la vida de su hijo. Pero un Rosario vino en su ayuda, un Rosario providencial que la hizo tomar otra dirección, enfrentarse a la oscuridad y vencer.
Era invierno de 2009 en Londres. Pocas semanas antes, en octubre, descubrió que estaba embarazada. Lo primero que hizo fue llamar a su novio para comunicarle esta gran alegría. Pero su respuesta fue tajante: “¡Tienes que abortar!”.
Ella no quería, sabía que era algo malo y deseaba poder continuar con su embarazo. Pero él la presionó más: “¿Vas a hacer tú de padre del niño?”. E insistió en que “no puedo tener otro hijo”. Alina le dijo que continuaría adelante con el embarazo, a lo que el novio contestó con una risa burlona.
Presiones para abortar
Unos días más tarde el novio fue a verla, pero acompañado de su primo. El objetivo seguía siendo el mismo: presionarla para que abortara. Pero la joven siguió manteniéndose firme.
Según informa LifeSiteNews, en ese momento Alina trabajaba como niñera, y sus jefes estaban encantados con ella, al punto de tratarla como un miembro más de la familia. Pero cuando les informó sobre el embarazo la despidieron. Se quedaba embarazada, desempleada y sin hogar en un país extranjero, pues ella era de Rumanía.
Desesperada, llamó a sus padres buscando consuelo. Pero la respuesta de su madre la dejó helada. También la pedía que abortara.
Un Rosario y un ángel, a su encuentro
Sola, sin ayuda y sin apoyos, el aborto se le presentaba como única alternativa. Fue caminando a uno de los abortorios de Londres. Según se iba acercando rompió a llorar. No quería hacer eso.
Alina divisó la puerta del abortorio y cuando se dirigía hacia la puerta una mujer se le acercó. Ella le tendió un folleto con la imagen de un bebé en el útero. Levantó la vista y vio a la mujer que se lo dio. Instintivamente le preguntó: “¿Me puedes ayudar?”.
La mujer le dijo: “Sí, puedo ayudarte”. Hablaron y se dieron los números de teléfono. En ese momento un trabajador del abortorio salió y miró enfadado a esta anciana provida.
Entonces, esta mujer siguió mirando fijamente a Alina y se sacó algo del bolsillo y se lo dio. Era un Rosario rosa. La joven lo tomó, lo apretó con fuerza, y mientras lo hacía le dijo al abortista: “Ellos pueden ayudarme”. Y se fue del abortorio con este Rosario, que la protegió en aquel momento.
“Te podemos ayudar ahora”
Pasaron algunos días y Alina empezó a pensar que las ayudas que le habían prometido eran un cuento de hadas. Y se dirigió de nuevo al abortorio. Cuando llegó, la anciana provida estaba allí de nuevo, pero en esta ocasión pasó de largo y entró para acabar con su hijo.
Una vez dentro, confiesa que sentía miedo y tensión. Cuando ya había rellenado el formulario su teléfono se iluminó. Era un mensaje: “Te podemos ayudar, te podemos ayudar hoy, te podemos ayudar ahora”.
La joven sabía que la anciana provida estaba todavía fuera esperándola y confiando en que tomaría la mejor decisión. La esperaba para ofrecerla ayuda tanto a ella como a su bebé. Entonces, decidió levantarse e irse. Sin embargo, los trabajadores la sujetaron y la explicaron la importancia de que abortase. Como si la Virgen le estuviera concediendo la fuerza suficiente, se quitó las manos y salió del centro.
Las zonas de “amortiguación”
La historia tuvo un final feliz. Su bebé nació y la asociación provida Good Counsel Network la ayudó en todas sus necesidades: un hogar, dinero, atención sanitaria…
Ahora en Londres se quiere impedir que haya casos como el de Alina. Se están aprobando zonas de amortiguación para prohibir a los activistas provida ayudar a chicas como esta joven. Alina lucha ahora para que se eliminen estas zonas. Sabe que hay muchas chicas que pasan por lo mismo que ella vivió y que necesitan saber que sí existe una salida. Hace falta que también aquí la Virgen María se muestre fuerte. Es indispensable su ayuda.
Publicado originariamente en Cari Filii News