Lunes, 23 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

El representante de la Iglesia en el hospital de Sant Pau de Barcelona se planta contra sus abortos

Esther Armora/ABC

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El sacerdote José Ramón Pérez -aquí en foto de Inés Baucells para ABC- representa a la Iglesia en el Hospital de San Pablo de Barcelona, hermoso por fuera, pero con feos abortos por dentro
El sacerdote José Ramón Pérez -aquí en foto de Inés Baucells para ABC- representa a la Iglesia en el Hospital de San Pablo de Barcelona, hermoso por fuera, pero con feos abortos por dentro
La Iglesia catalana lleva años presionando para que en el Hospital de Sant Pau de Barcelona, en cuyos órganos de gobierno está representada -junto a la Generalitat y el Ayuntamiento-, se dejen de practicar abortos.

Desde 2010, año en el que el diario ABC empezó a denunciar la situación hasta ahora, el hospital sigue figurando en el registro oficial del Ministerio de Sanidad como centro en el que se practican Interrupciones Voluntarias del Embarazo (IVE).

Ni un pronunciamiento explícito del Vaticano (a través del Consejo Pontificio), en junio de 2011, ni numerosas presiones de los sectores católicos y de los portavoces de la institución eclesiástica en el centro han conseguido cambiar esta situación.

El sacerdote José Ramón Pérez, representante del Capítulo de la Catedral de Barcelona en la Muy Ilustre Administración (MIA) del hospital y portavoz autorizado de la Iglesia en el Sant Pau, asegura que la Iglesia «abandonará el hospital si no se dejan de practicar abortos».

Está dispuesto, sin embargo, a luchar hasta el final para conseguir que se respete la vida en este centro sanitario de ideario cristiano. «Si no nos hacen caso bloquearemos el funcionamiento del centro», avanza.

«Moriremos matando», concluye en una entrevista a ABC.

—¿Se siguen realizando abortos en el Hospital de Sant Pau? Lo digo porque las declaraciones del centro han cambiado con los años. Primero dijo que no se realizaban, después que solo médicos....
—Sí. Se siguen realizando abortos y para nosotros es una situación totalmente inaceptable. En la carta fundacional del hospital queda claro que no se puede llevar a cabo ninguna acción que atente o vaya en contra del ideario cristiano. Está claro que no pueden realizar abortos.

—Sí, pero siguen prácticándose. Una trabajadora del hospital dio fe de ello en una entrevista concedida a ABC y se ha demostrado que nunca han dejado de practicarlos. ¿Se han planteado que la Iglesia abandone el centro?
—El año pasado la Iglesia se planteó muy seriamente abandonar el Sant Pau y nos lo seguimos planteando, aunque eso sería lo más cómodo y no pensamos tirar la toalla. Hemos abandonado las escuelas, solo falta ahora que la Iglesia se retire de los hospitales. Debemos luchar para que se cumpla el ideario cristiano en este centro.

—¿Cómo piensan conseguirlo?
—Es muy difícil, somos conscientes. En todos estos años de reclamación les hemos propuesto varias salidas a los órganos gestores del centro. Una de ellas, que el centro derivara los abortos al Hospital Vall d’Hebron de Barcelona. Me consta que fue una solución que se abordó con el propio consejero de Salud pero no prosperó. Los miembros de la Iglesia les propusimos también que el hospital no tuviera Servicio de Ginecología, aunque se negaron alegando que un hospital terciario debía ofrecer todas las especialidades.

—¿Cuál es el plan de la Iglesia entonces para frenar los abortos?
Estamos luchando para que cambien al jefe del departamento de Ginecología, el doctor Joaquim Calaf, ya que se ha manifestado en reiteradas ocasiones a favor del aborto. No podemos consentir que un profesional tan significado lidere un servicio en un hospital como el Sant Pau.

—¿El hospital está dispuesto cumplir esa condición?
—Lo han planteado ya, junto con otras jubilaciones. Confío en que haya una resolución rápida y lo sustituyan.

—¿Cuánto tiempo está dispuesto a esperar?
—No veo a la Iglesia representada en 2016 en un Sant Pau abortista.

—¿Abandonaría entonces la causa si no hay cambios este año?
—No nos quedará otra opción, aunque nuestra vocación es siempre luchar para conseguir que no haya abortos aquí.¿No nos dice el Papa que debemos ir a la periferia? ¿No es la defensa de la vida una periferia?

—¿Hasta qué punto está dispuesta a luchar la Iglesia para no perder el centro?
—Pienso llevar la lucha hasta el final. Si la situación no se resuelve bloquearemos la vida del hospital.

—¿Pueden hacerlo?
—Evidentemente. Todas las decisiones que se toman deben ser aprobadas por unanimidad. La Iglesia forma parte, junto a la Generalitat y el Ayuntamiento, de la MIA y sin su votación no puede aprobarse nada. Estamos dispuestos a morir matando.

«La Generalitat nos exige parte de la deuda del centro para irnos»
La situación del Hospital de Sant Pau es delicada desde el punto de vista financiero. Con una deuda millonaria a la Seguridad Social y, aún bajo la lupa de un juzgado de Barcelona que investiga posibles irregularidades en su estructura fundacional, el centro intenta equilibrar sus cuentas.

«El hospital tiene pérdidas millonarias cada año y una importante deuda con la Seguridad Social», dice José Ramón Pérez, portavoz de la Iglesia en el hospital.

Según el sacerdote, la Generalitat, representada a partes iguales, junto al Capítulo Catedralicio y al Ayuntamiento, en el órgano rector del centro, les impide dejar el Sant Pau. «Nos han amenazado con exigirnos la tercera parte de la deuda actual del centro y nosotros no tenemos esa cantidad», dice el sacerdote.
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