«Si echo en falta una pareja es por su sueldo»
En los últimos cuatros años se han cuadruplicado las mujeres que optan por la maternidad en solitario mediante reproducción asistida
cristina garrido / madrid
Día 18/01/2011 - 14.42h58 comentariosvídeo: luis miguel l. farraces.Cómo convertise en madre soltera por elección
¿Recuerdan la película «Soltera y madre en la vida»? Una joven Lina Morgan interpretaba a Julita, una muchacha que se quedaba embarazada, antes de casarse, de un novio que renegaba de ella. La película, aunque en clave de comedia, reflejaba la cruda realidad de las madres solteras a finales de los sesenta en España: la «deshonra» que suponía para una mujer tener un hijo sin un marido al lado. Un estigma que acompañaba a madre e hijo toda la vida.
Cuarenta años después la cosa ha cambiado y mucho. No sólo es que ya no se perciba tal «deshonra», sino que, con ayuda de las últimas técnicas de reproducción asistida, algunas mujeres son madres en solitario por elección propia. Tienen más de 36 años, una carrera profesional consolidada, estabilidad económica, pero ni tiempo ni ganas de seguir esperando al «príncipe azul», casarse con el primero que encuentren o quedarse embarazadas del «rollo» de una noche.
Los datos cantan: «en los últimos cuatros años se ha cuadriplicado el número de mujeres que deciden ser madres solteras», desvela el doctor Antonio Requena, director médico de la clínica de reproducción asistida IVI en Madrid.
A favor y en contra
El experto vincula este crecimiento a la actual independencia económica de la mujer y a la «ruptura de los tabúes sobre otros planteamientos de gestación». Una opinión que contradice el doctor Esteban Rodríguez, portavoz de Ginecólogos por el Derecho a Vivir, para quien este dato es un reflejo del «relativismo ético de una sociedad hedonista y un feminismo radical mal entendido». «La compraventa de gametos supone un abuso de poder de los comerciantes frente a los débiles, las personas desde su concepción», denuncia Rodríguez.
El debate también está en la idoneidad de las familias monoparentales en el desarrollo del niño. «Habrá quien debata el concepto de familia monoparental, pero todos los estudios que se han hecho en el norte de Europa, donde tienen más experiencia en estos casos, comparando hijos nacidos en mujeres solteras con aquellos que provienen de familias biparentales no han encontrado diferencias en el desarrollo psicomotriz del niño, su adaptabilidad al medio o su sociabilidad», defiende el doctor Requena.
«Pensando en los niños, lo idóneo es el contexto dual de la relación entre hombre y mujer. Tienen derecho a un padre y a una madre», contradice Benigno Blanco, presidente del Foro de la Familia. En su opinión, es «preocupante» que las mujeres solteras recurran a la inseminación artificial para ser madres porque «denota cómo se extiende la mentalidad del derecho al hijo como si fuera un producto».
La experiencia
Hace ocho años Rosa Maestro tuvo a su hija por inseminación artificial, una técnica que supone un desembolso de entre 800 y 1.000 euros por tratamiento, ya que la Seguridad Social no ofrece esta prestación a las mujeres sin pareja.
Esta madre soltera confiesa que no ha echado de menos la presencia de un padre ni en el embarazo, ni en el parto, ni cuando su hija ya estaba en el mundo. Para ella su familia ha sido un gran apoyo y para su hija las figuras masculinas son los hermanos y amigos de Rosa. «Si echo en falta una pareja es en el tema económico. Que entren dos sueldos hoy en día es muy importante. Es mi sueldo para todo y siempre está la cosita de qué hacer si falla», explica.
Siempre tuvo claro que quería ser madre, pero no pronto, y que, llegada cierta edad, lo conseguiría cualquiera que fuera su situación sentimental. «Había tenido varios fracasos amorosos y tras romper mi última relación decidí que era el momento de ser madre por mi cuenta. No iba a buscar al padre de mi hijo una noche cualquiera por ahí o esperar a iniciar una relación y que cuajara», cuenta.
El donante anónimo
Su hija no ha llegado a preguntarle directamente quién es su padre, pero Rosa se ha encargado de que la pequeña conozca su origen desde el principio a través de «un cuento» sobre su nacimiento que ha ido actualizando según crecía.
En cualquier caso, si la niña quisiese algún día conocer a su progenitor lo tendría complicado porque la ley protege la identidad del donante que acude a un banco de semen. Rosa ni siquiera sabe qué aspecto tenía el hombre. «En España no se pueden elegir las características del donante ni conocerlo, pero tampoco he tenido nunca curiosidad por verle», asegura.
«En IVI intentamos no caer en elegir el donante a la carta. Simplemente buscamos que sea compatible en grupo sanguíneo, que sea una persona sana y que el color de pelo y la altura sea parecido a la receptora», explica el doctor Requena, que recuerda que todo donante debe pasar primero un estudio psicológico y estar exento de enfermedades genéticas o de transmisión sexual.
Más ayudas
Aunque socialmente ya no hay estigma, las madres solteras se siguen sintiendo «políticamente discriminadas». Rosa, que además es fundadora de la web www.masola.org, se queja de que en España las familias monoparentales, unas 80.000, «no existen». «Por cuarto año consecutivo el Gobierno no aprueba en los presupuestos que las madres solteras con dos hijos sean familias numerosas, cuando desde hace más de cuatro años lo son viudos y viudas; nos desgravan menos por hijo y no entramos en el bono social», denuncia.
A pesar de los obstáculos administrativos, Rosa se ha animado a tener otra hija, pero esta vez mediante acogimiento internacional permanente. «Ahora con la segunda voy más estresadilla. Estés en pareja o soltera, te lo ponen muy complicado porque tienes que dar el "do de pecho" en el trabajo, en casa, deberes, médicos... es complicadísimo, pero no por estar sola sino simplemente por ser madre».
cristina garrido / madrid
Día 18/01/2011 - 14.42h58 comentariosvídeo: luis miguel l. farraces.Cómo convertise en madre soltera por elección
¿Recuerdan la película «Soltera y madre en la vida»? Una joven Lina Morgan interpretaba a Julita, una muchacha que se quedaba embarazada, antes de casarse, de un novio que renegaba de ella. La película, aunque en clave de comedia, reflejaba la cruda realidad de las madres solteras a finales de los sesenta en España: la «deshonra» que suponía para una mujer tener un hijo sin un marido al lado. Un estigma que acompañaba a madre e hijo toda la vida.
Cuarenta años después la cosa ha cambiado y mucho. No sólo es que ya no se perciba tal «deshonra», sino que, con ayuda de las últimas técnicas de reproducción asistida, algunas mujeres son madres en solitario por elección propia. Tienen más de 36 años, una carrera profesional consolidada, estabilidad económica, pero ni tiempo ni ganas de seguir esperando al «príncipe azul», casarse con el primero que encuentren o quedarse embarazadas del «rollo» de una noche.
Los datos cantan: «en los últimos cuatros años se ha cuadriplicado el número de mujeres que deciden ser madres solteras», desvela el doctor Antonio Requena, director médico de la clínica de reproducción asistida IVI en Madrid.
A favor y en contra
El experto vincula este crecimiento a la actual independencia económica de la mujer y a la «ruptura de los tabúes sobre otros planteamientos de gestación». Una opinión que contradice el doctor Esteban Rodríguez, portavoz de Ginecólogos por el Derecho a Vivir, para quien este dato es un reflejo del «relativismo ético de una sociedad hedonista y un feminismo radical mal entendido». «La compraventa de gametos supone un abuso de poder de los comerciantes frente a los débiles, las personas desde su concepción», denuncia Rodríguez.
El debate también está en la idoneidad de las familias monoparentales en el desarrollo del niño. «Habrá quien debata el concepto de familia monoparental, pero todos los estudios que se han hecho en el norte de Europa, donde tienen más experiencia en estos casos, comparando hijos nacidos en mujeres solteras con aquellos que provienen de familias biparentales no han encontrado diferencias en el desarrollo psicomotriz del niño, su adaptabilidad al medio o su sociabilidad», defiende el doctor Requena.
«Pensando en los niños, lo idóneo es el contexto dual de la relación entre hombre y mujer. Tienen derecho a un padre y a una madre», contradice Benigno Blanco, presidente del Foro de la Familia. En su opinión, es «preocupante» que las mujeres solteras recurran a la inseminación artificial para ser madres porque «denota cómo se extiende la mentalidad del derecho al hijo como si fuera un producto».
La experiencia
Hace ocho años Rosa Maestro tuvo a su hija por inseminación artificial, una técnica que supone un desembolso de entre 800 y 1.000 euros por tratamiento, ya que la Seguridad Social no ofrece esta prestación a las mujeres sin pareja.
Esta madre soltera confiesa que no ha echado de menos la presencia de un padre ni en el embarazo, ni en el parto, ni cuando su hija ya estaba en el mundo. Para ella su familia ha sido un gran apoyo y para su hija las figuras masculinas son los hermanos y amigos de Rosa. «Si echo en falta una pareja es en el tema económico. Que entren dos sueldos hoy en día es muy importante. Es mi sueldo para todo y siempre está la cosita de qué hacer si falla», explica.
Siempre tuvo claro que quería ser madre, pero no pronto, y que, llegada cierta edad, lo conseguiría cualquiera que fuera su situación sentimental. «Había tenido varios fracasos amorosos y tras romper mi última relación decidí que era el momento de ser madre por mi cuenta. No iba a buscar al padre de mi hijo una noche cualquiera por ahí o esperar a iniciar una relación y que cuajara», cuenta.
El donante anónimo
Su hija no ha llegado a preguntarle directamente quién es su padre, pero Rosa se ha encargado de que la pequeña conozca su origen desde el principio a través de «un cuento» sobre su nacimiento que ha ido actualizando según crecía.
En cualquier caso, si la niña quisiese algún día conocer a su progenitor lo tendría complicado porque la ley protege la identidad del donante que acude a un banco de semen. Rosa ni siquiera sabe qué aspecto tenía el hombre. «En España no se pueden elegir las características del donante ni conocerlo, pero tampoco he tenido nunca curiosidad por verle», asegura.
«En IVI intentamos no caer en elegir el donante a la carta. Simplemente buscamos que sea compatible en grupo sanguíneo, que sea una persona sana y que el color de pelo y la altura sea parecido a la receptora», explica el doctor Requena, que recuerda que todo donante debe pasar primero un estudio psicológico y estar exento de enfermedades genéticas o de transmisión sexual.
Más ayudas
Aunque socialmente ya no hay estigma, las madres solteras se siguen sintiendo «políticamente discriminadas». Rosa, que además es fundadora de la web www.masola.org, se queja de que en España las familias monoparentales, unas 80.000, «no existen». «Por cuarto año consecutivo el Gobierno no aprueba en los presupuestos que las madres solteras con dos hijos sean familias numerosas, cuando desde hace más de cuatro años lo son viudos y viudas; nos desgravan menos por hijo y no entramos en el bono social», denuncia.
A pesar de los obstáculos administrativos, Rosa se ha animado a tener otra hija, pero esta vez mediante acogimiento internacional permanente. «Ahora con la segunda voy más estresadilla. Estés en pareja o soltera, te lo ponen muy complicado porque tienes que dar el "do de pecho" en el trabajo, en casa, deberes, médicos... es complicadísimo, pero no por estar sola sino simplemente por ser madre».
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