Angelo de Donatis, nuevo vicario general de la diócesis de Roma en sustitución del cardenal Vallini
Francisco ha nombrado vicario general de Roma a Angelo de Donatis, de 63 años, quien desde noviembre de 2015 era ya obispo auxiliar de la diócesis del Papa. Sustituye al cardenal Agostino Vallini, de 77 años, quien ocupaba ese cargo desde 2008.
Ordenado sacerdote en 1980, monseñor De Donatis estudió Filosofía en la Pontificia Universidad Lateranense y Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana, donde se licenció en Teología Moral. En 1983 se incardinó en la diócesis romana y era párroco en San Marcos in Campidoglio cuando fue llamado en 2014 a predicar los ejercicios espirituales de Cuaresma al Papa y a la Curia, la primera vez que se hizo fuera del Vaticano, en una casa de retiros de Ariccia, cerca de Castelgandolfo.
Francisco quedó muy satisfecho de aquella predicación y meses después le nombró obispo auxiliar de la diócesis. En la homilía de su consagración, le dio algunos consejos que deberá ahora poner en práctica con más ahínco si cabe, pues gobierna vicariamente la diócesis del Papa:
-"Episcopado es, de hecho, el nombre de un servicio, no de un honor. Al obispo le compete más el servir que el dominar, según el mandamiento del Maestro: quien es el más grande entre vosotros se vuelva como el más pequeño, quien gobierna como aquel que sirve".
-"Anuncia la palabra en toda ocasión, oportuna y a veces no oportuna. Advierte, regaña, pero siempre con dulzura, exhorta con toda magnanimidad y doctrina".
-"Tus palabras sean sencillas, que todos entiendan, que no sean largas homilías. Me permito decirte, acuérdate de tu padre, cuando estaba tan feliz por haber encontrado cerca del pueblo otra parroquia donde se celebraba la misa sin homilía. Las homilías sean precisamente la transmisión de la gracia de Dios. Sencillas, que todos entiendan y todos quieran ser mejores".
-"Exhorta a los fieles a cooperar al empeño apostólico y escúchalos con gusto y con paciencia, muchas veces es necesaria mucha paciencia. Pero el Reino de Dios se hace así".
-"Te pido, como hermano, ser misericordioso. La Iglesia y el mundo necesita mucha misericordia. Tú enseñas a los presbíteros y seminaristas el camino de la misericordia. Con palabras, sí, pero sobre todo con tu actitud. La misericordia del Padre que siempre recibe, siempre hay sitio en su corazón. Nunca echa a nadie. Espera. Espera. Esto te deseo, mucha misericordia".
Ordenado sacerdote en 1980, monseñor De Donatis estudió Filosofía en la Pontificia Universidad Lateranense y Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana, donde se licenció en Teología Moral. En 1983 se incardinó en la diócesis romana y era párroco en San Marcos in Campidoglio cuando fue llamado en 2014 a predicar los ejercicios espirituales de Cuaresma al Papa y a la Curia, la primera vez que se hizo fuera del Vaticano, en una casa de retiros de Ariccia, cerca de Castelgandolfo.
Francisco quedó muy satisfecho de aquella predicación y meses después le nombró obispo auxiliar de la diócesis. En la homilía de su consagración, le dio algunos consejos que deberá ahora poner en práctica con más ahínco si cabe, pues gobierna vicariamente la diócesis del Papa:
-"Episcopado es, de hecho, el nombre de un servicio, no de un honor. Al obispo le compete más el servir que el dominar, según el mandamiento del Maestro: quien es el más grande entre vosotros se vuelva como el más pequeño, quien gobierna como aquel que sirve".
-"Anuncia la palabra en toda ocasión, oportuna y a veces no oportuna. Advierte, regaña, pero siempre con dulzura, exhorta con toda magnanimidad y doctrina".
-"Tus palabras sean sencillas, que todos entiendan, que no sean largas homilías. Me permito decirte, acuérdate de tu padre, cuando estaba tan feliz por haber encontrado cerca del pueblo otra parroquia donde se celebraba la misa sin homilía. Las homilías sean precisamente la transmisión de la gracia de Dios. Sencillas, que todos entiendan y todos quieran ser mejores".
-"Exhorta a los fieles a cooperar al empeño apostólico y escúchalos con gusto y con paciencia, muchas veces es necesaria mucha paciencia. Pero el Reino de Dios se hace así".
-"Te pido, como hermano, ser misericordioso. La Iglesia y el mundo necesita mucha misericordia. Tú enseñas a los presbíteros y seminaristas el camino de la misericordia. Con palabras, sí, pero sobre todo con tu actitud. La misericordia del Padre que siempre recibe, siempre hay sitio en su corazón. Nunca echa a nadie. Espera. Espera. Esto te deseo, mucha misericordia".
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