Francisco, a su llegada en el aeropuerto de Ciudad de México: música, alegría y ruptura de protocolo
El Papa Francisco llegó este viernes al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) para realizar su primera visita al país hispanoamericano, en la que pisará cinco estados en cinco días.
Al momento de su llegada la cuenta oficial del Papa en Twitter (@Pontifex_es) se actualizaba con el siguiente mensaje: “Queridos hermanos mexicanos, están en mi corazón, nos encomendamos juntos a la Guadalupana, que no deje de mirarnos con ternura”.
Minutos después del aterrizaje, al son de “Cielito lindo” interpretado por un grupo de mariachis, el avión del pontífice llegó al punto previsto para el acto de bienvenida.
Antes de que descendiera de la aeronave de Alitalia en que llegó, subió al aparato el nuncio apostólico del Vaticano en México, Christophe Pierre.
Instantes más tarde, el Pontífice bajó tranquilamente la escalinata, al pie de la cual saludó al presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, que le estrechó la mano, y después a la primera dama, Angélica Rivera.
(Para saber sobre la polémica acerca del estado canónico de su matrimonio léase aquí).
Al mismo tiempo en que los tres comenzaban a caminar sonrientes por la alfombra roja sonaron las campanas de la Catedral Metropolitana de Ciudad de México en el centro de la capital.
Peña Nieto, de traje oscuro, y Rivera, de vestido y abrigo claro, acompañaron al papa hasta donde se encontraban unos niños que le entregaron un cofre con tierra de los 32 estados mexicanos para que la bendijera.
Los cuatro niños iban vestidos con trajes típicos de los estados de Oaxaca (de tehuano), Puebla (china poblana), Veracruz (jarocho) y Jalisco (charro).
Después, varios artistas mexicanos interpretaron la canción “Luz”. Forma parte del disco “México se llena de luz”, una producción con fines benéficos impulsada por la primera dama y que consta de 16 temas, cuatro inéditos.
Parte de los ingresos que se consigan con su venta irán destinados al hospital infantil “Federico Gómez” de la capital, que el pontífice visitará el domingo.
Luego, el Papa rompió con el protocolo al abandonar la alfombra roja y acercarse a las gradas instaladas junto a la pista de aterrizaje, plagadas de autoridades, fieles y periodistas.
Allí besó a un niño enfermo, sostenido en brazos por un hombre que se acercó hasta él, y se puso un sombrero de charro que le prestó uno de los músicos, después saludó uno a uno a los obispos mexicanos y a los miembros del gabinete presidencial.
Posteriormente, el Papa, Peña Nieto y Rivera sostuvieron un encuentro privado en el mismo aeropuerto.
A continuación, Francisco subió al Papamóvil para dirigirse a la Nunciatura Apostólica, donde dormirá todas las noches durante la visita a México.
Fue un recorrido de 19,2 kilómetros entre cánticos de temas tradicionales como Cielito Lindo y gritos de “¡Francisco, hermano, ya eres mexicano!”, de los fieles que lo saludaban con euforia. El recorrido lo marcaba una "valla de luz" formada por los teléfonos celulares de miles de mexicanos que están apostados en las calles para recibirlo.
Al momento de su llegada la cuenta oficial del Papa en Twitter (@Pontifex_es) se actualizaba con el siguiente mensaje: “Queridos hermanos mexicanos, están en mi corazón, nos encomendamos juntos a la Guadalupana, que no deje de mirarnos con ternura”.
Minutos después del aterrizaje, al son de “Cielito lindo” interpretado por un grupo de mariachis, el avión del pontífice llegó al punto previsto para el acto de bienvenida.
Antes de que descendiera de la aeronave de Alitalia en que llegó, subió al aparato el nuncio apostólico del Vaticano en México, Christophe Pierre.
Instantes más tarde, el Pontífice bajó tranquilamente la escalinata, al pie de la cual saludó al presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, que le estrechó la mano, y después a la primera dama, Angélica Rivera.
(Para saber sobre la polémica acerca del estado canónico de su matrimonio léase aquí).
Al mismo tiempo en que los tres comenzaban a caminar sonrientes por la alfombra roja sonaron las campanas de la Catedral Metropolitana de Ciudad de México en el centro de la capital.
Peña Nieto, de traje oscuro, y Rivera, de vestido y abrigo claro, acompañaron al papa hasta donde se encontraban unos niños que le entregaron un cofre con tierra de los 32 estados mexicanos para que la bendijera.
Los cuatro niños iban vestidos con trajes típicos de los estados de Oaxaca (de tehuano), Puebla (china poblana), Veracruz (jarocho) y Jalisco (charro).
Después, varios artistas mexicanos interpretaron la canción “Luz”. Forma parte del disco “México se llena de luz”, una producción con fines benéficos impulsada por la primera dama y que consta de 16 temas, cuatro inéditos.
Parte de los ingresos que se consigan con su venta irán destinados al hospital infantil “Federico Gómez” de la capital, que el pontífice visitará el domingo.
Luego, el Papa rompió con el protocolo al abandonar la alfombra roja y acercarse a las gradas instaladas junto a la pista de aterrizaje, plagadas de autoridades, fieles y periodistas.
Allí besó a un niño enfermo, sostenido en brazos por un hombre que se acercó hasta él, y se puso un sombrero de charro que le prestó uno de los músicos, después saludó uno a uno a los obispos mexicanos y a los miembros del gabinete presidencial.
Posteriormente, el Papa, Peña Nieto y Rivera sostuvieron un encuentro privado en el mismo aeropuerto.
A continuación, Francisco subió al Papamóvil para dirigirse a la Nunciatura Apostólica, donde dormirá todas las noches durante la visita a México.
Fue un recorrido de 19,2 kilómetros entre cánticos de temas tradicionales como Cielito Lindo y gritos de “¡Francisco, hermano, ya eres mexicano!”, de los fieles que lo saludaban con euforia. El recorrido lo marcaba una "valla de luz" formada por los teléfonos celulares de miles de mexicanos que están apostados en las calles para recibirlo.
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