Sábado, 02 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Uno, de México; otro, de Sudáfrica; pero con retos similares

Los matrimonios también intervienen en el Sínodo: hablan los señores Galindo y los señores Nkosi

Los esposos Galindo y los esposos Nkosi han intervenido en el Sínodo como auditores
Los esposos Galindo y los esposos Nkosi han intervenido en el Sínodo como auditores

Aica

Diversos matrimonios intervienen año en el Sínodo dedicado a la Familia como auditores y exponen ante la Asamblea de cardenales, obispos, sacerdotes y expertos sus experiencias concretas de pareja, padres o abuelos.

Así lo hicieron el lunes 5 de octubre los cónyuges mexicanos Gertrudis Clara Rubio de Galindo y Andrés Salvador Galindo López, secretarios ejecutivos de la Comisión Episcopal para la Familia de la Conferencia del Episcopado Mexicano y secretarios del CELAM para la zona de México-Centroamérica.

El martes 6, durante la tercera congregación general intervino el matrimonio sudafricano formado por Buysile Patronella Nkosi y Meshack Jabulani Nkosi, miembros del Comité Asesor para el Consejo Nacional de la Familia de la Conferencia de los Obispos Católicos de Sudáfrica.

Primeros años duros... y parientes intoxicando
Los esposos Galindo Rubio, que están casados desde hace 45 años y tienen dos hijos y cuatro nietos, recordaron que sus primeros años fueron difíciles, sobre todo debido a los problemas económicos que encontraron y que incluso algunos familiares les aconsejaron separarse por ese motivo.



»A pesar de la insistencia para que dierámos ese paso, Andrés y yo -afirmó Clara Rubio- decidimos luchar contra el desequilibrio que había provocado aquel suceso y sacar adelante nuestro matrimonio y la familia que empezábamos a formar, aunque esta decisión fue sin tener una conciencia clara de lo que significaba el sacramento del matrimonio.

»Poco tiempo después, gracias a Dios tuvimos la oportunidad de vivir una experiencia de relación en el Encuentro Matrimonial Católico (www.encuentromatrimonial.com), donde aprendimos a comunicarnos, a saber perdonar, pero sobre todo a conocer cuál era el plan de Dios para nosotros como matrimonio y como familia. Y así seguimos luchando por nuestra relación, pero ahora con un poco más de conciencia de acuerdo al plan de Dios”.

Años después, en otra época de dificultades económicas, después de visitar la basílica de Guadalupe (www.virgendeguadalupe.mx), decidieron colaborar con la Pastoral Familiar de su diócesis. La decisión los llevó a dar su aporte en diversos lugares de Centroamérica, donde a lo largo de los años han constatado que “los grandes problemas por los que pasan las familias son provocados por factores sociales, culturales, políticos, educativos, económicos y religiosos y el matrimonio y la familia, se ven debilitados y frágiles, y su propia fuerza necesita ser rescatada a través de la formación y enseñanza de su identidad y misión”.

Para ello, concluyó Rubio, la pastoral de la familia requiere en este tercer milenio, “pastores enamorados del proyecto de Dios” que acompañen y formen a las familias para que descubran y vivan “su identidad y su misión”.

Hijos con cónyuges de otra fe
El 6 de octubre hablaron ante los Padres Sinodales los esposos sudafricanos Nkosi, casados desde hace 35 años con 5 hijos y ocho nietos. Tres de sus hijos, relató Jabu Nkosi, contrajeron matrimonio católico con personas no católicas, pero caminan “con dos credos y un solo amor”.

Uno de sus yernos y una de sus nueras quieren convertirse al catolicismo y en la próxima Pascua, en 2016, serán recibidos en la Iglesia Católica.

El matrimonio acompañó a lo largo de 33 años a muchos jóvenes con los que compartieron su experiencia de vida, la palabra de Dios y las enseñanzas de la Iglesia.

»Les hemos transmitido -dijo Jabu Nkosi- la Buena Nueva del amor de Dios por nosotros a través de su Hijo Jesucristo. Y nosotros en nuestra vida de cada día tratamos, a través de la gracia de Dios, de ser una buena noticia para el otro, para las parejas jóvenes y para el mundo. Esto es posible dejando que la Palabra de Dios, Cristo mismo, sea nuestra brújula”.

»Tenemos y hemos tenido nuestros numerosos retos: quizás el no ver las cosas de la misma manera o el hacerse daño el uno al otro de alguna forma -prosiguió- pero nuestra redención siempre fue tratar de ser lo suficientemente humilde como para decir: “Lo siento". Las palabras del Santo Padre, "perdón, gracias y ¿puedo?" son indispensables si queremos vivir en paz y armonía en nuestra familia.

»Es importante recordar decirse el uno al otro “Te amo" y decírselo también a los niños. El papa Benedicto XVI en su encíclica “Caritas in Veritate” destacaba la importancia del amor como el principio vital de la sociedad, el lugar donde una persona aprende el bien común, ya que la familia es el primer lugar donde una nueva persona aprende a amar, a perdonar, experimenta el perdón y aprende a compartir”.

»La decisión que tomamos hace 35 años es la que seguimos tomando todos los días para cuidar unos de otros en la familia y para ser fieles el uno al otro como cuando nos comprometimos a amarnos para siempre.

»En la sociedad moderna que, desgraciadamente, ha desarrollado una cultura de usar y tirar, este tipo de compromiso parece una tontería y es ridiculizado y desaconsejado. Los jóvenes, entonces, tienden a tener miedo de casarse y consideran este compromiso como una carga. Nosotros estamos llamados a animarlos a emprender el viaje del santo matrimonio mirando a Cristo como su nueva esperanza”.

»“Experimentamos la nueva vida que nace, y vimos a nuestros padres ayudarnos a criar a nuestros hijos. También los vimos envejecer, volverse más frágiles y los cuidamos hasta que acabaron su existencia. Vimos a nuestros hijos volverse padres y a nosotros mismos ser ahora un apoyo para ellos y sus familias. Seguimos transmitiéndoles nuestra fe, todos los valores cristianos y la cultura de "Ubuntu" - humanitarismo. Nos da alegría y satisfacción e hizo nuestra vida más rica y plena a través de la gracia de Dios”, finalizó Nkosi.


Bajo estas líneas, un vídeo sobre la fuerza de la familia frente al sufrimiento de la falta de trabajo



 

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