Homilías preparadas, sin divagaciones, con fervor, sin alargarse: el nuevo Directorio Homilético
¿Qué católico no se ha aburrido alguna vez en misa durante una homilía?
¿Quién no se ha preguntado cómo es posible que algunos sacerdotes hagan unos sermones tan poco atractivos?
Las preguntas no son nuevas. Voltaire le dedicó a la cuestión su sarcasmo: «La elocuencia sacra de las prédicas es como la espada de Carlo Magno, larga y plana».
Montesquieu, por su parte, consideró con sorna que «lo que los predicadores no saben en profundidad, lo dan en longitud».
En sus casi dos años de pontificado, Jorge Mario Bergoglio ha dado varias muestras de que le preocupa la mala calidad de una parte de las homilías que cada día les toca tragarse a los sufridos fieles.
Abordó el problema en su exhortación apostólica «Evangelii Gaudium», en la que dijo que la alocución del presbítero durante la misa «no puede ser un espectáculo entretenido, no responde a la lógica de los recursos mediáticos, pero debe darle el fervor y el sentido a la celebración».
En una muestra del interés que le suscita esta cuestión, Francisco le dedicó a las homilías 25 de los 288 apartados de la «Evangelii Gaudium».
Para que los sacerdotes tengan claro los errores que deben evitar y cuáles son las claves para elaborar buenas prédicas durante las celebraciones eucarísticas, el Vaticano ha elaborado el nuevo «Directorio Homilético», un manual de 150 páginas presentado el 10 de febrero.
Se ha encargado de su redacción la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el dicasterio de la Santa Sede responsable de la liturgia.
Aunque dejó de ser prefecto de este organismo el pasado mes de agosto al ser nombrado arzobispo de Valencia, el cardenal español Antonio Cañizares es el «alma máter» del «Directorio Homilético».
Respondía así a la petición que surgió entre los obispos de todo el mundo tras el Sínodo de 2008, dedicado a la Palabra de Dios, para contar con un documento pontificio en el que los presbíteros se pudieran apoyar para preparar sus homilías.
Éstas no deben ser improvisadas: tienen que estar bien preparadas, evitar las divagaciones sobre temas que no vengan a colación y tener una duración acertada. Sobre este aspecto, el texto reafirma el principio de Francisco de que los sermones no deben ser «ni largos ni cortos».
El cardenal ghanés Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, aclaró este punto apelando al contexto cultural. Mientras que en las naciones europeas veinte minutos de homilías son excesivos, en África se quedan cortos.
***
La presentación del Directorio Homilético, explicada por Radio Vaticana
El cardenal Robert Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, ha presentado esta mañana [10 de febrero] en la Oficina de Prensa de la Santa Sede el ´´Directorio Homilético´´, elaborado por ese dicasterio bajo la prefectura de su predecedesor el cardenal Antonio Cañizares Llovera. Han participado en el acto el arzobispo Arthur Roche y el Padre Corrado Maggione, respectivamente Secretario y Subsecretario de dicha congregación.
´´A menudo, para muchos fieles -explicó el purpurado- el momento de la homilía,considerada buena o mala, interesante o aburrida, decide la importancia de la celebración. Efectivamente, la misa no es la homilía, pero ésta constituye un momento importante para la participación en los santos misterios, es decir la escucha de la Palabra de Dios y la comunión con el Cuerpo y la Sangre del Señor´´.
´´El Directorio no nace sin una razón. Su objetivo es ofrecer una respuesta a la necesidad de mejorar el servicio propio de los ministros ordenados: la predicación litúrgica´´, prosiguió el cardenal, señalando que ya en el Sínodo de los Obispos de 2005 se pedía a los ministros ordenados que preparasen la homilía con esmero, basándose en un conocimiento adecuado de la Sagrada Escritura.
´´Este es un primer dato a tener en cuenta -subrayó- ya que la homilía está directamente vinculada a las Sagradas Escrituras, especialmente al Evangelio, e iluminado por ellas´´.
En el mismo Sínodo se solicitaba que en la homilía resonasen, a lo largo del año, los grandes temas de la fe y la vida de la Iglesia, y que se evidenciase el lazo que une el mensaje de las lecturas bíblicas con la doctrina de la fe mostrada en el Catecismo de la Iglesia Católica. ´´Sobre la base de estas expectativas, Benedicto XVI, en la Exhortación Sacramentum Caritatis, solicitaba una reflexión sobre este tema´´.
Los Obispos retomaron la cuestión en el Sínodo sobre la Palabra de Dios, y así Benedicto XVI, en la Exhortación Verbum Domini, mientras recordaba que predicar adecuadamente en referencia al Leccionario era ´´realmente un arte que debe ser cultivado´´, también indicaba la oportunidad de elaborar "un Directorio sobre la homilía, para que los predicadores encuentren en él una ayuda útil para prepararse para el ejercicio del ministerio" .
´´El surco estaba trazado -dijo el cardenal Sarah- y siguendo esa línea, la Congregación inició el proyecto, que recibió un fuerte impulso por el acento que puso en la homilía el Papa Francisco, en su exhortación apostólica "Evangelii gaudium´´ donde toca ese tema en 25 puntos : 10 dedicados a la homilía y 15 a su preparación´´.
´´La homilía -recalcó- es un servicio litúrgico reservado al ministro ordenado, que está llamado por vocación a servir a la Palabra de Dios según la fe de la Iglesia y no de forma personalista. No es un discurso cualquiera, sino un hablar inspirado en la Palabra de Dios que resuena en una asamblea de creyentes, en el contexto de una acción litúrgica, con el fin de aprender a practicar el Evangelio de Jesucristo´´.
´´Entre los criterios mencionados en el Directorio, indico algunos: La homilía está suscitada por las Escrituras dispuestas por la Iglesia en el Leccionario, que es el libro que contiene para los días del año las lecturas bíblicas de la Misa. La homilía está suscitada por la celebración en la que se insertan "estas" lecturas, es decir, por las oraciones y los ritos que conforman "esta" liturgia, cuyo principal protagonista es Dios, por Cristo, su Hijo, en la potencia del Espíritu Santo .
´´Obviamente -concluyó- la homilía llama en causa a quien la pronuncia. De ahí la importancia de la preparación del homileta que requiere estudio y oración, experiencia de Dios y conocimiento de la comunidad a la que se dirige, amor por los santos misterios y amor por el Cuerpo vivo de Cristo que es la Iglesia´´.
¿Quién no se ha preguntado cómo es posible que algunos sacerdotes hagan unos sermones tan poco atractivos?
Las preguntas no son nuevas. Voltaire le dedicó a la cuestión su sarcasmo: «La elocuencia sacra de las prédicas es como la espada de Carlo Magno, larga y plana».
Montesquieu, por su parte, consideró con sorna que «lo que los predicadores no saben en profundidad, lo dan en longitud».
En sus casi dos años de pontificado, Jorge Mario Bergoglio ha dado varias muestras de que le preocupa la mala calidad de una parte de las homilías que cada día les toca tragarse a los sufridos fieles.
Abordó el problema en su exhortación apostólica «Evangelii Gaudium», en la que dijo que la alocución del presbítero durante la misa «no puede ser un espectáculo entretenido, no responde a la lógica de los recursos mediáticos, pero debe darle el fervor y el sentido a la celebración».
En una muestra del interés que le suscita esta cuestión, Francisco le dedicó a las homilías 25 de los 288 apartados de la «Evangelii Gaudium».
Para que los sacerdotes tengan claro los errores que deben evitar y cuáles son las claves para elaborar buenas prédicas durante las celebraciones eucarísticas, el Vaticano ha elaborado el nuevo «Directorio Homilético», un manual de 150 páginas presentado el 10 de febrero.
Se ha encargado de su redacción la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el dicasterio de la Santa Sede responsable de la liturgia.
Aunque dejó de ser prefecto de este organismo el pasado mes de agosto al ser nombrado arzobispo de Valencia, el cardenal español Antonio Cañizares es el «alma máter» del «Directorio Homilético».
Respondía así a la petición que surgió entre los obispos de todo el mundo tras el Sínodo de 2008, dedicado a la Palabra de Dios, para contar con un documento pontificio en el que los presbíteros se pudieran apoyar para preparar sus homilías.
Éstas no deben ser improvisadas: tienen que estar bien preparadas, evitar las divagaciones sobre temas que no vengan a colación y tener una duración acertada. Sobre este aspecto, el texto reafirma el principio de Francisco de que los sermones no deben ser «ni largos ni cortos».
El cardenal ghanés Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, aclaró este punto apelando al contexto cultural. Mientras que en las naciones europeas veinte minutos de homilías son excesivos, en África se quedan cortos.
***
La presentación del Directorio Homilético, explicada por Radio Vaticana
El cardenal Robert Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, ha presentado esta mañana [10 de febrero] en la Oficina de Prensa de la Santa Sede el ´´Directorio Homilético´´, elaborado por ese dicasterio bajo la prefectura de su predecedesor el cardenal Antonio Cañizares Llovera. Han participado en el acto el arzobispo Arthur Roche y el Padre Corrado Maggione, respectivamente Secretario y Subsecretario de dicha congregación.
´´A menudo, para muchos fieles -explicó el purpurado- el momento de la homilía,considerada buena o mala, interesante o aburrida, decide la importancia de la celebración. Efectivamente, la misa no es la homilía, pero ésta constituye un momento importante para la participación en los santos misterios, es decir la escucha de la Palabra de Dios y la comunión con el Cuerpo y la Sangre del Señor´´.
´´El Directorio no nace sin una razón. Su objetivo es ofrecer una respuesta a la necesidad de mejorar el servicio propio de los ministros ordenados: la predicación litúrgica´´, prosiguió el cardenal, señalando que ya en el Sínodo de los Obispos de 2005 se pedía a los ministros ordenados que preparasen la homilía con esmero, basándose en un conocimiento adecuado de la Sagrada Escritura.
´´Este es un primer dato a tener en cuenta -subrayó- ya que la homilía está directamente vinculada a las Sagradas Escrituras, especialmente al Evangelio, e iluminado por ellas´´.
En el mismo Sínodo se solicitaba que en la homilía resonasen, a lo largo del año, los grandes temas de la fe y la vida de la Iglesia, y que se evidenciase el lazo que une el mensaje de las lecturas bíblicas con la doctrina de la fe mostrada en el Catecismo de la Iglesia Católica. ´´Sobre la base de estas expectativas, Benedicto XVI, en la Exhortación Sacramentum Caritatis, solicitaba una reflexión sobre este tema´´.
Los Obispos retomaron la cuestión en el Sínodo sobre la Palabra de Dios, y así Benedicto XVI, en la Exhortación Verbum Domini, mientras recordaba que predicar adecuadamente en referencia al Leccionario era ´´realmente un arte que debe ser cultivado´´, también indicaba la oportunidad de elaborar "un Directorio sobre la homilía, para que los predicadores encuentren en él una ayuda útil para prepararse para el ejercicio del ministerio" .
´´El surco estaba trazado -dijo el cardenal Sarah- y siguendo esa línea, la Congregación inició el proyecto, que recibió un fuerte impulso por el acento que puso en la homilía el Papa Francisco, en su exhortación apostólica "Evangelii gaudium´´ donde toca ese tema en 25 puntos : 10 dedicados a la homilía y 15 a su preparación´´.
´´La homilía -recalcó- es un servicio litúrgico reservado al ministro ordenado, que está llamado por vocación a servir a la Palabra de Dios según la fe de la Iglesia y no de forma personalista. No es un discurso cualquiera, sino un hablar inspirado en la Palabra de Dios que resuena en una asamblea de creyentes, en el contexto de una acción litúrgica, con el fin de aprender a practicar el Evangelio de Jesucristo´´.
´´Entre los criterios mencionados en el Directorio, indico algunos: La homilía está suscitada por las Escrituras dispuestas por la Iglesia en el Leccionario, que es el libro que contiene para los días del año las lecturas bíblicas de la Misa. La homilía está suscitada por la celebración en la que se insertan "estas" lecturas, es decir, por las oraciones y los ritos que conforman "esta" liturgia, cuyo principal protagonista es Dios, por Cristo, su Hijo, en la potencia del Espíritu Santo .
´´Obviamente -concluyó- la homilía llama en causa a quien la pronuncia. De ahí la importancia de la preparación del homileta que requiere estudio y oración, experiencia de Dios y conocimiento de la comunidad a la que se dirige, amor por los santos misterios y amor por el Cuerpo vivo de Cristo que es la Iglesia´´.
Comentarios