Se cumplen dos años desde que Benedicto XVI anunció su renuncia, con un texto histórico en latín
A algunos les parecerá mucho tiempo, y a otros les asombrará que sea tan poco, pero el calendario demuestra que han pasado solo dos años desde que el Papa Benedicto XVI anunciara su renuncia al Pontificado: fue el 11 de febrero de 2013, fiesta de la Virgen de Lourdes y también Día del Enfermo.
Precisamente a motivos de edad y salud, a la debilidad propia de la fragilidad, se refirió el Papa Benedicto para explicar su gesto insólito. Estaba a punto de cumplir 86 años. Precisó que desde el 28 de febrero de 2013 a las 8:00 p.m. la sede de Pedro quedaría vacante. Concluirían así 8 años de pontificado, los primeros de un Papa alemán.
Anunció su renuncia durante el Consistorio público para las canonizaciones de los 800 mártires de Otranto, la Madre Laura, la primera santa colombiana, y la Madre Lupita de México. Muchos de lo que lo oían no entendían de qué estaba hablando, porque lo hacía en latín, y porque era difícil de creer.
Más adelante circularían historias conspirativas sobre los motivos de la renuncia, pero Benedicto sigue vivo dos años después, ha acudido a varios actos invitado por el Papa Francisco, ha recibido a amigos y antiguos alumnos en su residencia y siempre se ha reafirmado en que los motivos de su renuncia eran de salud.
Texto completo del anuncio de Benedicto XVI el 11 de febrero de 2013
Queridísimos hermanos,
Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia.
Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino.
Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando.
Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado.
Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice.
Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos. Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice.
Por lo que a mí respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria.
Vaticano, 10 de febrero 2013
BENEDICTUS PP. XVI
Precisamente a motivos de edad y salud, a la debilidad propia de la fragilidad, se refirió el Papa Benedicto para explicar su gesto insólito. Estaba a punto de cumplir 86 años. Precisó que desde el 28 de febrero de 2013 a las 8:00 p.m. la sede de Pedro quedaría vacante. Concluirían así 8 años de pontificado, los primeros de un Papa alemán.
Anunció su renuncia durante el Consistorio público para las canonizaciones de los 800 mártires de Otranto, la Madre Laura, la primera santa colombiana, y la Madre Lupita de México. Muchos de lo que lo oían no entendían de qué estaba hablando, porque lo hacía en latín, y porque era difícil de creer.
Más adelante circularían historias conspirativas sobre los motivos de la renuncia, pero Benedicto sigue vivo dos años después, ha acudido a varios actos invitado por el Papa Francisco, ha recibido a amigos y antiguos alumnos en su residencia y siempre se ha reafirmado en que los motivos de su renuncia eran de salud.
Texto completo del anuncio de Benedicto XVI el 11 de febrero de 2013
Queridísimos hermanos,
Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia.
Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino.
Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando.
Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado.
Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice.
Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos. Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice.
Por lo que a mí respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria.
Vaticano, 10 de febrero 2013
BENEDICTUS PP. XVI
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